martes, 6 de septiembre de 2011

Papá está en la Atlántida: Sobre la dramaturgia necesaria

Hablar de la inmigración en una obra artística tal vez sea ya un tema común y cuando digo común no quiero ser peyorativo, sino por el contrario, común porque la realidad de nuestro país ha hecho que hombres, mujeres, ancianos y niños tengan que buscar una posibilidad de vida en otro lugar que no sea este país, dolido por tanta injusticia social al igual que muchos. Migrar es lo cotidiano y morir por un sueño americano también.
Ahora, la obra de Javier Malpica “Papá está en la Atlántida”, la cual fue ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia “Víctor Hugo Rascón Banda 2005” llega como una punzada que lacera, conmueve, pero que sobre todo nos hace pensar en la situación límite del ser humano. El tema de la migración es puesto en evidencia a través de la mirada de dos niños, que son los protagonistas de esta historia y que se tienen que ir a vivir a casa de su abuela ante la pérdida de la madre y la migración del padre.
A través de estos dos hermanos de 11 y 8 años, podemos ver cómo la descomposición del núcleo familiar destruye posibilidades de vida y abre caminos a otras posibilidades que fracturan el desarrollo del hombre.
“Papá está en la Atlántida” es una obra con un lenguaje poderoso, una obra bella, pero una belleza que te cae como punzada en la cabeza. Podemos ver todo lo que pasan estos dos hermanos simplemente con su hablar. Sin querer pecar de pretencioso, quisiera que el lector conociera este fragmento de la obra, para que considere la posibilidad de su lectura o su puesta en escena:
“-¿Sabes dónde está papá?
-¿Qué dices?
-Que si sabes dónde está papá.
-Por supuesto que no lo sé, nadie lo sabe.
-Pues yo sí lo sé. Y no te lo voy a decir al menos que me lleves contigo.
-Estás loco. ¿Cómo vas a saber dónde está papá? Si ni la misma abuela lo sabe.
-Yo estuve investigando y está en un sitio maravilloso. Es un lugar que todos creen que se hundió pero no es cierto. Es un lugar maravilloso. Y él nos va a llevar ahí.
-Estás loco. Será mejor que te vayas a la casa antes que el sol te derrita el cerebro.
-Mi papá está en la Atlántida.
-¿Dónde dices?
-En la Atlántida. Y estoy seguro que no sabes qué es eso. Le pregunté a mi profesora y me dijo que era un lugar maravilloso, donde toda la gente era feliz.
-La Atlántida es un lugar que nunca existió. Eso todos lo saben.
-Claro que existe, inventaron que se había hundido para que no se llenara de gente.
-La Atlántida es como nunca jamás, es un lugar de fantasía. Mejor vete a la casa de la abuela con tus fantasías.
-Claro que existe la Atlántida.
-¿Quieres que te pegue como el gordo de tu salón?
-La maestra me contó que era una gran isla donde vivían muchos griegos y que todos tenían muchos libros. Dice que un gran sabio llamado Platón contaba mucho lo bien que se vivía ahí. También me contó que la isla se hundió, pero yo estoy seguro que sigue ahí.
-Ese lugar nunca existió.
-La Atlántida tiene hasta una oficina de correos.
-Disneylandia también tiene una oficina de correos.
-Entonces, ¿cómo papá pudo escribir desde ahí si ese lugar no existe?
-Papá no ha escrito y lo sabes.
- Me voy, pero no te enseñaré lo que le quité a la abuela.
-Qué tienes ahí.
-Tú no puedes ser el hombre de la casa porque le tienes miedo a la abuela y no te hubieras atrevido a hacer lo que yo hice. Yo sí me atreví a meterme en su cuarto.
-¿Qué le quitaste? ¿Una carta de papá?
-Pero tú quieres irte con tus nuevos amigos.
-Déjame verla.
-Yo me voy a la casa.
-Déjame verla.
-…
-…
-¿Ves? Viene de la Atlántida, el sobre lo dice.
-No dice Atlántida, burro, dice Atlanta.
-¿En serio? Yo leí Atlántida.
-¿Por qué no dice nada de cuándo regresa?
-¿Dónde está Atlanta?
-Solo manda saludos, pero no dice cuándo vendrá por nosotros.
-¿Estará lejos Atlanta?
-No tiene dirección…”
Esto es un breve fragmento de esta obra. Una dramaturgia necesaria cuyo final es abrumador. Esta obra fue publicada por el Consejo Para la Cultura y las Artes de Nuevo León y la Universidad Autónoma de Nuevo León en su colección de teatro. Fue llevada a escena primero en Nueva York en el año de 2008, en México ha tenido diversas representaciones que han causado que se hable mucho de este texto en el medio teatral. Sobre la trayectoria como dramaturgo de Javier Malpica ya hemos hablado anteriormente en otra dramaturgia necesaria

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