domingo, 31 de octubre de 2010
Videoteatro en México y Yucatán: Sobre las artes escénicas
I
"A pesar de que el video surgió en la década de los setenta, en México se empezó a usar en las representaciones teatrales hasta fechas más recientes. Algunos directores de teatro lo empezaron a usar como un material de trabajo en los ensayos, como un apoyo en el proceso de caracterización de los personajes. Más adelante se entendió el enorme papel que el video tiene como registro para la puesta en escena”.
Josefina Alcázar
El teatro visto en video es aburrido, es un teatro muerto; muy difícilmente el video de una obra podrá darnos un registro preciso de lo que fue la traducción espectacular de una dramaturgia. Sin embargo, el video ha servido para documentar la puesta en escena de nuestro teatro o para tener un acercamiento de lo que fue el efímero acto de la puesta en escena.
Ante todo, una obra de teatro es única e irrepetible, diferente cada vez que se presenta, nunca podrá ser la misma ya que los que se encargan de darle vida son seres que, al igual que el espectáculo, todos los días se renuevan o envejecen.
El teatro es diferente a las películas o a la televisión, ya que esos soportes son registros permanentes, el actor de una película dirá lo mismo, de la misma forma y con la misma actitud, ya que la escena se grabó en un momento particular de actuación, fue un “corte y queda”. En cambio en el teatro un actor dirá lo mismo, pero las circunstancias tanto escénicas como de vida serán diferentes, por lo que es un espectáculo aparte.
Existen obras que se han hecho míticas en la historia del teatro mexicano y que por diversas circunstancias muchos no pudimos ver, como “De la calle”, de Jesús González Dávila, dirigida por Julio Castillo, o “Cuarteto”, de Müller, dirigida por Ludwig Margules.
Estas obras a pesar de que están fuera de nuestro alcance pueden verse en video, o al menos puede encontrarse alguna copia de ese registro. De igual forma, a nivel mundial se gestaron espectáculos de vanguardia que se convirtieron en historia y que fueron objeto de estudio para la teorización de la escena.
Por ejemplo, gracias a herramientas como el You Tube tenemos acceso a algunos trabajos de Tadeuz Kantor, Pina Bauch, Jerzi Grotowsky y Eugenio Barba, videos en el que es imposible apreciar la esencia del trabajo, pero sí darnos una idea del mismo.
En ese ámbito la obra “Persecución y asesinato”, de Jean-Paul Marat, representada por el grupo teatral de la Casa de Salud de Charenton, bajo la dirección del Marqués de Sade, “Drama en dos actos”, del dramaturgo alemán Peter Weiss, que fue llevada a escena por Peter Brook en 1964 bajo el nombre de Marat-Sade, quizá sea uno de los pocos registros que conservan gran parte de la esencia de su montaje.
Llevado al formato del cine y dirigida por el mismo Brook, este trabajo puede concebirse como una obra de metateatralidad cinematográfica, ya que Brook cuida las tomas para ponernos muy de cerca con lo que fue la puesta en escena. Logrando quizá dos versiones de su Marat-Sade. Uno de los pocos productos donde el video le hace “justicia” al espectáculo teatral.
En ese sentido, en México existe el Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU) que nació en 1981para preservar y difundir la memoria del arte escénico en México.
Este centro de investigación es una dependencia del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística (SGEIA) y tiene su sede en el Centro Nacional de las Artes (CNA).
El CITRU cuenta con programas de mano, hemeroteca, fototeca, investigaciones y registro de video de obras de teatro que se han presentado en México. En su página de internet http://www.cenart.gob.mx/centros/citru/html/archivos/home.htm se puede encontrar un catálogo de ese registro.
"A pesar de que el video surgió en la década de los setenta, en México se empezó a usar en las representaciones teatrales hasta fechas más recientes. Algunos directores de teatro lo empezaron a usar como un material de trabajo en los ensayos, como un apoyo en el proceso de caracterización de los personajes. Más adelante se entendió el enorme papel que el video tiene como registro para la puesta en escena”.
Josefina Alcázar
El teatro visto en video es aburrido, es un teatro muerto; muy difícilmente el video de una obra podrá darnos un registro preciso de lo que fue la traducción espectacular de una dramaturgia. Sin embargo, el video ha servido para documentar la puesta en escena de nuestro teatro o para tener un acercamiento de lo que fue el efímero acto de la puesta en escena.
Ante todo, una obra de teatro es única e irrepetible, diferente cada vez que se presenta, nunca podrá ser la misma ya que los que se encargan de darle vida son seres que, al igual que el espectáculo, todos los días se renuevan o envejecen.
El teatro es diferente a las películas o a la televisión, ya que esos soportes son registros permanentes, el actor de una película dirá lo mismo, de la misma forma y con la misma actitud, ya que la escena se grabó en un momento particular de actuación, fue un “corte y queda”. En cambio en el teatro un actor dirá lo mismo, pero las circunstancias tanto escénicas como de vida serán diferentes, por lo que es un espectáculo aparte.
Existen obras que se han hecho míticas en la historia del teatro mexicano y que por diversas circunstancias muchos no pudimos ver, como “De la calle”, de Jesús González Dávila, dirigida por Julio Castillo, o “Cuarteto”, de Müller, dirigida por Ludwig Margules.
Estas obras a pesar de que están fuera de nuestro alcance pueden verse en video, o al menos puede encontrarse alguna copia de ese registro. De igual forma, a nivel mundial se gestaron espectáculos de vanguardia que se convirtieron en historia y que fueron objeto de estudio para la teorización de la escena.
Por ejemplo, gracias a herramientas como el You Tube tenemos acceso a algunos trabajos de Tadeuz Kantor, Pina Bauch, Jerzi Grotowsky y Eugenio Barba, videos en el que es imposible apreciar la esencia del trabajo, pero sí darnos una idea del mismo.
En ese ámbito la obra “Persecución y asesinato”, de Jean-Paul Marat, representada por el grupo teatral de la Casa de Salud de Charenton, bajo la dirección del Marqués de Sade, “Drama en dos actos”, del dramaturgo alemán Peter Weiss, que fue llevada a escena por Peter Brook en 1964 bajo el nombre de Marat-Sade, quizá sea uno de los pocos registros que conservan gran parte de la esencia de su montaje.
Llevado al formato del cine y dirigida por el mismo Brook, este trabajo puede concebirse como una obra de metateatralidad cinematográfica, ya que Brook cuida las tomas para ponernos muy de cerca con lo que fue la puesta en escena. Logrando quizá dos versiones de su Marat-Sade. Uno de los pocos productos donde el video le hace “justicia” al espectáculo teatral.
En ese sentido, en México existe el Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU) que nació en 1981para preservar y difundir la memoria del arte escénico en México.
Este centro de investigación es una dependencia del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística (SGEIA) y tiene su sede en el Centro Nacional de las Artes (CNA).
El CITRU cuenta con programas de mano, hemeroteca, fototeca, investigaciones y registro de video de obras de teatro que se han presentado en México. En su página de internet http://www.cenart.gob.mx/centros/citru/html/archivos/home.htm se puede encontrar un catálogo de ese registro.
Sobreeducación: Apuntes de un escribidor
La educación en nuestro país tiene que ver con la forma muy arraigada en la que se ha querido que el niño se eduque por si solo, al igual que se hace ahora cuando la televisión y los videojuegos son sus niñeras o sus padres sustitutos, claro está debido a las condiciones precarias por la que pasan millones de familias. El tema es por demás muy mexicano: si alguien puede hacer el trabajo por mí, mejor.
Esto obedece a que somos un país en el que muchos evaden sus responsabilidades, prefieren esconderse que hacer su trabajo, prefieren delegar a gente que no está apta, que trabajar, prefieren como se dice “dejar de aprender”.
Esto ocasiona que muchas veces en vez de educar, se procure perder el tiempo en dinámicas superfluas que nada tienen que ver con la enseñanza. No falta el maestro que platica la telenovela o la película que vio ayer, en vez de hacer su trabajo, o el que mira su reloj con insistencia, como si eso produjera que el tiempo avance más rápido, porque a leguas se nota que lo que quiere es terminar ya.
Estamos en un país donde, en muchos casos, a los profesores les urge más jubilarse que conseguir un empleo. Aquí no estoy denigrando el oficio educacional, de ninguna forma, sólo hablo de actitudes que observé a lo largo de mi educación y que me sirven de ejemplo para decir esto.
Tampoco quiere decir que no respete el oficio del educador, ya que también me he relacionado con excelentes profesores de los que he aprendido mucho y de los que aún ahora sigo aprendiendo. Sólo expongo uno de los problemas que mayor daño hacen a nuestro país: la apatía.
Cierto es que el alumno aprende del maestro, pero también es indudable que el maestro aprende del alumno, en la medida que ese círculo de aprendizaje se vaya delimitando, en la medida en que se rompa será cuando venga, irremediablemente, esa apatía de la que hemos hablando y que ciega tanto al profesor como al alumno. Porque muchas veces, lo último que importa es que el estudiante (háblese de cualquier nivel) aprenda algo, ya sea porque no puede ser más que yo o porque tiene que estar al mismo nivel que yo.
Recuerdo que después de un pequeño taller que me tocó impartir a unos alumnos de segundo grado en una secundaria, una profesora de educación artística se acercó a platicar conmigo y me pidió que dirigiera un corto sketch regional con sus alumnos, para que su grupo pudiera participar en el festival por el día de la madre. Le hablé de costos, por el tiempo empleado y el gasto en transportes, un precio mínimo, incluso irrisorio, la maestra se negó, a lo que la invité a un taller gratuito que estaba impartiendo para que tuviera las herramientas escénicas, mínimas, pero herramientas al fin y al cabo, para hacer que sus alumnos montaran el sketch. La respuesta de la maestra hizo que ya no insistiera: “Ay, para qué, si ya me voy a jubilar”.
Esta actitud nos muestra las grandes deficiencias y la falta de ambición intelectual de algunas personas que están a cargo de impartir la educación en nuestro país. Ya lo dijo Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”.
Esto obedece a que somos un país en el que muchos evaden sus responsabilidades, prefieren esconderse que hacer su trabajo, prefieren delegar a gente que no está apta, que trabajar, prefieren como se dice “dejar de aprender”.
Esto ocasiona que muchas veces en vez de educar, se procure perder el tiempo en dinámicas superfluas que nada tienen que ver con la enseñanza. No falta el maestro que platica la telenovela o la película que vio ayer, en vez de hacer su trabajo, o el que mira su reloj con insistencia, como si eso produjera que el tiempo avance más rápido, porque a leguas se nota que lo que quiere es terminar ya.
Estamos en un país donde, en muchos casos, a los profesores les urge más jubilarse que conseguir un empleo. Aquí no estoy denigrando el oficio educacional, de ninguna forma, sólo hablo de actitudes que observé a lo largo de mi educación y que me sirven de ejemplo para decir esto.
Tampoco quiere decir que no respete el oficio del educador, ya que también me he relacionado con excelentes profesores de los que he aprendido mucho y de los que aún ahora sigo aprendiendo. Sólo expongo uno de los problemas que mayor daño hacen a nuestro país: la apatía.
Cierto es que el alumno aprende del maestro, pero también es indudable que el maestro aprende del alumno, en la medida que ese círculo de aprendizaje se vaya delimitando, en la medida en que se rompa será cuando venga, irremediablemente, esa apatía de la que hemos hablando y que ciega tanto al profesor como al alumno. Porque muchas veces, lo último que importa es que el estudiante (háblese de cualquier nivel) aprenda algo, ya sea porque no puede ser más que yo o porque tiene que estar al mismo nivel que yo.
Recuerdo que después de un pequeño taller que me tocó impartir a unos alumnos de segundo grado en una secundaria, una profesora de educación artística se acercó a platicar conmigo y me pidió que dirigiera un corto sketch regional con sus alumnos, para que su grupo pudiera participar en el festival por el día de la madre. Le hablé de costos, por el tiempo empleado y el gasto en transportes, un precio mínimo, incluso irrisorio, la maestra se negó, a lo que la invité a un taller gratuito que estaba impartiendo para que tuviera las herramientas escénicas, mínimas, pero herramientas al fin y al cabo, para hacer que sus alumnos montaran el sketch. La respuesta de la maestra hizo que ya no insistiera: “Ay, para qué, si ya me voy a jubilar”.
Esta actitud nos muestra las grandes deficiencias y la falta de ambición intelectual de algunas personas que están a cargo de impartir la educación en nuestro país. Ya lo dijo Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”.
El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido: Literatura para niños y jóvenes
El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido es un cuento de John Irving con ilustraciones de Tatjana Hauptmann, el cual fue coeditado por la SEP en el 2005 en la colección Al sol solito, de los Libros del Rincón. La traducción es obra de Victoria Alonzo Blanco.
Un ruido extraño despierta a Tom en la noche. Su hermano Tim no lo ha oído y sigue dormido. Tom, asustado va a buscar a su padre y juntos tratan de averiguar quién puede hacer ese inquietante ruido.
Este cuento sobre el miedo a los ruidos nocturnos se ha convertido, gracias a las ilustraciones de Tajatana Hauptmann, en un libro mágico para niños y adultos.
Las ilustraciones nos hacen ver cómo el niño observa la grandeza de la noche y la plenitud de lo que él ve como una inmensa oscuridad, pero también es una aventura de un pequeño que quiere encontrar la respuesta ante lo que oye, aunque esas respuestas al principio le suenen absurdas; el caso es que se pone a imaginar miles de cosas que podrían ser:
“-A ver, explícame mejor cómo era ese ruido que te ha despertado- le pidió su padre.
-Era como si un vestido de mamá, de esos que guarda en el armario, de repente estuviera vivo y quisiera saltar de la percha”.
“-Vamos a tu habitación y escuchemos ese ruido -propuso su padre. Allí se encontraba Tim, que aún estaba dormido y no había oído el ruido. Era un ruido como si alguien debajo de la cama estuviera arrancando clavos del suelo de madera. O como si un perro intentara abrir una puerta con su hocico húmedo, por eso le resbalaba el pomo; pero el perro no se daba por vencido; y acabará entrando, pensó Tom”.
El miedo se va apoderando de él, mientras que el hermanito plácidamente duerme sin saber que por el imaginario de Tom pasan infinidad de seres y monstruos:
“Era el ruido que hace un fantasma que se pasea por el desván y va dejando caer al suelo los cacahuates robados en la cocina. Era el ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido”.
Al final, el ruido que hizo despertar también al pequeño Tim era el de un ratón, es entonces que los papeles se intercambian, porque es Tim quien ya no puede conciliar el sueño asustado por el roedor, mientras que Tom puede dormir de forma plácida al saber de dónde provenía el ruido.
Este es un libro recomendable para los niños pequeños, para mostrarle que a pesar de que durante la noche hay ruidos que nos asustan, no es nada sobrenatural, sino que lo importante es saber su origen, enfrentar los miedos.
John Irving nació en Estados Unidos en 1942. De 1963 a 1964 escribió su primera novela “Libertad para los osos”. El éxito, sin embargo, le llegó diez años después con “El mundo según Garp”. En el año 2000 recibió el premio Oscar por el guión de la película “Las normas de la casa de la sidra”, basada en su novela “Príncipes Maine, reyes de Nueva Inglaterra”. También “Una mujer difícil” ha sido llevada al cine en el 2004 con el título “La puerta en el piso”.
Tatjana Hauptmann nació en 1950 en Alemania. Se dio a conocer como ilustradora de “El libro de los 101 cuentos”. En 2002 ilustró una edición de “Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberryu Finn”, de Mark Twain.
Este libro es una coedición de la SEP y Tus Quets editores a través de su Programa Nacional de Lectura y de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
Desorden público: Sobre la dramaturgia necesaria
Pensar en sí mismo y alejar a los otros de nuestros pensamiento es un problema tan arraigado en nuestra cotidianidad que ha sido motivo ya, de una cultura del distanciamiento, en la cual el hombre ya no se acerca al otro e incluso prefiere tener relaciones de todo tipo a través de la computadora. Es decir, que la deshumanización nos ha llevado a la artificialización. Esto le pasa al hombre que en muchos casos se aferra a su vanidad, a su yo.
Editado por los Textos de la Capilla en su número 7 dentro de la colección Dramaturgia Internacional, “Desorden público”, de Evelyne de la Chenelière, fue traducido por Humberto Pérez Mortera. En 53 secuencias nos adentramos en el pensamiento del otro, de los otros, al grado que esto lleva a la locura y casi a la desintegración de nuestro personaje, ya que “ser muchos” se torna agobiante e imposible.
Max está perdiendo el control. Peor aún: se está desintegrando. Él es un actor vanidoso y soberbio que es invadido por el pensamiento de otras personas. Así, por primera vez en su vida, piensa por el otro, ¿pero hasta dónde lo llevará esta nueva intimidad colectiva? Todo comienza una mañana cuando Max obligadamente tiene que viajar en el transporte público, a Max no le gustan las personas, piensa que todas son inferiores y que todo gira en torno a él, ese día algo pasa que transforma el mundo de Max. Nuestro personaje recrimina a una pasajera que estuviera leyendo en voz alta su libro:
“Max: Quizá no se haya dado cuenta, pero usted leía en voz alta, yo escuchaba todo.
Emilia: ¡Qué absurdo! (Dirigiéndose a otra persona del público) ¿Señora, usted me escuchó cuando leía? (La señora niega con la cabeza) ¿Señor? ¿Alguien me oyó leer? (Divertidos, todos niegan con la cabeza)…
Max: ¿Entonces cómo puede explicarse que yo sí la oí?
Emilia: Pregúntele a su médico. Usted está enfermo, señor.
Max:¡Espere!¡Puedo probar que la escuché! ¡Puedo decirle exactamente de lo que trata su libro! Es una basura. Habla de gente en un autobús que desea coger, todos juntos, sin razón, ¿ahora sí se da cuenta que la oí? Habla de un tipo de solidaridad bestial, de un fenómeno quizá extraterrestre…Así que ahora que se da cuenta de que la escuché, dígame que usted leía en voz alta, tal vez susurrando, porque usted no me puede dejar en la duda en lo que se refiere a mi salud mental, eso no se hace ni a su peor enemigo, hacerlo dudar de su salud mental.
(Un hombre interviene cuando Max se acerca demasiado a Emilia)
Hombre: Déjela en paz ahora, o se baja o lo bajo”.
Max entonces se da cuenta que puede oír el pensamiento de todos los demás, pero adentrarse en la vida de los otros le hace pensar en la suya. Andree, su mejor amigo y su ex esposa (que ahora es una reconocida actriz de televisión pero que hace más teatro), le recuerdan su vida, su constante preocupación por sí mismo que lo ha alejado del trabajo y de la comunicación humana.
A pesar de que Max quiere recuperar una parte de su vida, todo termina por ser demasiado tarde, su ex esposa está enamorada de su mejor amigo, su agente le asegura que nadie quiere trabajar con él por su arrogancia, además que todos los días siente que él desaparece porque el pensamiento de los otros lo avasalla.
Esta es una dramaturgia necesaria y una interesante propuesta teatral, ya que lo que piensan los otros se torna a veces tan interesante que nos invita al ejercicio de pensar qué pensarían los demás en un autobús, aunque afortunadamente no podemos escuchar el pensamiento de los otros, porque si no no la pasaríamos nada bien.
Evelyne de la Cheneléire (Quebec, Canadá) es dramaturga y actriz. Ha escrito varias obras que se han traducido a diferentes idiomas y se han presentado tanto en Quebec como en el extranjero. Entre sus obras se encuentran “Las fresas de enero” (actualmente en temporada en México), “Al final del cable”, “Henri y Margaux”, “Afrodita 04”, “El legado de Darwin”, “Bashir Lazhar” y “El Plan de América”, que muestran una meticulosa observación de la naturaleza humana. En 2006, recibió el premio Governor General’s Literary Award por su obra “Desorden público”.
Editado por los Textos de la Capilla en su número 7 dentro de la colección Dramaturgia Internacional, “Desorden público”, de Evelyne de la Chenelière, fue traducido por Humberto Pérez Mortera. En 53 secuencias nos adentramos en el pensamiento del otro, de los otros, al grado que esto lleva a la locura y casi a la desintegración de nuestro personaje, ya que “ser muchos” se torna agobiante e imposible.
Max está perdiendo el control. Peor aún: se está desintegrando. Él es un actor vanidoso y soberbio que es invadido por el pensamiento de otras personas. Así, por primera vez en su vida, piensa por el otro, ¿pero hasta dónde lo llevará esta nueva intimidad colectiva? Todo comienza una mañana cuando Max obligadamente tiene que viajar en el transporte público, a Max no le gustan las personas, piensa que todas son inferiores y que todo gira en torno a él, ese día algo pasa que transforma el mundo de Max. Nuestro personaje recrimina a una pasajera que estuviera leyendo en voz alta su libro:
“Max: Quizá no se haya dado cuenta, pero usted leía en voz alta, yo escuchaba todo.
Emilia: ¡Qué absurdo! (Dirigiéndose a otra persona del público) ¿Señora, usted me escuchó cuando leía? (La señora niega con la cabeza) ¿Señor? ¿Alguien me oyó leer? (Divertidos, todos niegan con la cabeza)…
Max: ¿Entonces cómo puede explicarse que yo sí la oí?
Emilia: Pregúntele a su médico. Usted está enfermo, señor.
Max:¡Espere!¡Puedo probar que la escuché! ¡Puedo decirle exactamente de lo que trata su libro! Es una basura. Habla de gente en un autobús que desea coger, todos juntos, sin razón, ¿ahora sí se da cuenta que la oí? Habla de un tipo de solidaridad bestial, de un fenómeno quizá extraterrestre…Así que ahora que se da cuenta de que la escuché, dígame que usted leía en voz alta, tal vez susurrando, porque usted no me puede dejar en la duda en lo que se refiere a mi salud mental, eso no se hace ni a su peor enemigo, hacerlo dudar de su salud mental.
(Un hombre interviene cuando Max se acerca demasiado a Emilia)
Hombre: Déjela en paz ahora, o se baja o lo bajo”.
Max entonces se da cuenta que puede oír el pensamiento de todos los demás, pero adentrarse en la vida de los otros le hace pensar en la suya. Andree, su mejor amigo y su ex esposa (que ahora es una reconocida actriz de televisión pero que hace más teatro), le recuerdan su vida, su constante preocupación por sí mismo que lo ha alejado del trabajo y de la comunicación humana.
A pesar de que Max quiere recuperar una parte de su vida, todo termina por ser demasiado tarde, su ex esposa está enamorada de su mejor amigo, su agente le asegura que nadie quiere trabajar con él por su arrogancia, además que todos los días siente que él desaparece porque el pensamiento de los otros lo avasalla.
Esta es una dramaturgia necesaria y una interesante propuesta teatral, ya que lo que piensan los otros se torna a veces tan interesante que nos invita al ejercicio de pensar qué pensarían los demás en un autobús, aunque afortunadamente no podemos escuchar el pensamiento de los otros, porque si no no la pasaríamos nada bien.
Evelyne de la Cheneléire (Quebec, Canadá) es dramaturga y actriz. Ha escrito varias obras que se han traducido a diferentes idiomas y se han presentado tanto en Quebec como en el extranjero. Entre sus obras se encuentran “Las fresas de enero” (actualmente en temporada en México), “Al final del cable”, “Henri y Margaux”, “Afrodita 04”, “El legado de Darwin”, “Bashir Lazhar” y “El Plan de América”, que muestran una meticulosa observación de la naturaleza humana. En 2006, recibió el premio Governor General’s Literary Award por su obra “Desorden público”.
Un gato no es un cojín: Literatura para niños y jóvenes
Un gato no es un cojín es un libro para niños a partir de 8 años, editado por Alfaguara en 1985 pero cuya última reimpresión data del año 2006, fue escrito por Christine Nöstlinger e ilustrado por Ángel Campos.
Esta es la historia de la vida de un gato que primero le llamaron Michi-Michi cuando era tan pequeño como una salchicha con rabo y disputaba la comida con sus cuatro hermanos. Fueron tiempos hermosos, vividos despreocupadamente. Más tarde vinieron otros nombres, otros amos y otras aventuras…como cuando llegó a ponerse tan gordo y relleno que más que un gato parecía un cojín.
Ahora este gato se ostenta como un ser libre y nos va narrando lo aprendido con sus otros amos, en donde fue maltratado, incomprendido, bastante apapachado, hasta que llegó al grado de la sobreprotección, cuando iba a ser castrado por su último amo decidió escapar para vivir otras aventuras, aunque ahora sin un techo o una vida segura: “Probablemente no llegaré a ser tan viejo como un gato casero con nombre. Pero llegar a viejo no tiene que ser necesariamente la mayor felicidad. Es posible que tampoco sea la mayor felicidad ser un gato libre. Tal vez lo sienta cuando sea viejo. Pero ¡Qué vida sería esa en la que, al final, no sientes nada!”
“Una cosa sé por lo menos: Antes de convertirme otra vez en Michi-Michi, en un Samuel, en un Micifuz o en un Don Bola, prefiero seguir siendo un gato hambriento, acatarrado, sucio, lleno de piojos y anónimamente libre”.
En un recorrido de 59 cuartillas, este texto se divide en 6 capítulos titulados: “Yo”, “La época de Michi-Michi”, “La época en que me llamaban Samuel”, “El año Micifuz”, “La vida de Don Bola” y “Mi vida anónima. Además de que este libro está acompañado de varias ilustraciones en blanco y negro, realizadas como ya dijimos por Ángel Campos.
Una lectura entretenida en la que se nos habla de la convivencia cotidiana entre un gato y sus dueños, narrada desde la visión del gato que nos muestra la forma de vivir de sus amos. Además también es una obra que se pregunta sobre la libertad, la comodidad y la reciprocidad de una persona para con su mascota.
Una obra que se lee por ser entretenida, además de que reconocemos esas situaciones si nosotros tenemos un gato, aunque sería ideal que los niños aún no teniéndolos conozcan este texto.
Christine Nöstlinger (13 de octubre de 1936, Viena, Austria) es una de las más reconocidas escritoras de literatura juvenil en lengua alemana. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil en Alemania y otras dos veces en Austria, además del prestigioso Premio Hans Christian Andersen que vendría siendo algo así como el Nobel de la literatura infantil.
Su primera publicación fue “Los chicos del sótano mágico” (1971); al año siguiente obtuvo el Deutscher Jugendbuchpreis (Mejor Libro Infantil publicado en Alemania) por “Me importa un comino el rey Pepino”. Se produjo una cierta polémica, que no ha remitido, con esta autora, porque su ideología claramente liberal y muy progresista chocaba (y choca) con la sociedad a la que dirige sus libros. Sus puntos de vista sobre las relaciones familiares, la escuela y la educación, las relaciones entre jóvenes -desde la amistad al erotismo-, la marginación y la intolerancia, la liberación de la mujer son temas que todavía hay educadores que consideran que no son adecuados para jóvenes lectores. Sin embargo, nadie discute sus cualidades literarias, ni su papel innovador en la tendencia realista de la literatura infantil, que en sus manos se convierte en realismo crítico, con influencias claras de Thomas Mann.
Esta es la historia de la vida de un gato que primero le llamaron Michi-Michi cuando era tan pequeño como una salchicha con rabo y disputaba la comida con sus cuatro hermanos. Fueron tiempos hermosos, vividos despreocupadamente. Más tarde vinieron otros nombres, otros amos y otras aventuras…como cuando llegó a ponerse tan gordo y relleno que más que un gato parecía un cojín.
Ahora este gato se ostenta como un ser libre y nos va narrando lo aprendido con sus otros amos, en donde fue maltratado, incomprendido, bastante apapachado, hasta que llegó al grado de la sobreprotección, cuando iba a ser castrado por su último amo decidió escapar para vivir otras aventuras, aunque ahora sin un techo o una vida segura: “Probablemente no llegaré a ser tan viejo como un gato casero con nombre. Pero llegar a viejo no tiene que ser necesariamente la mayor felicidad. Es posible que tampoco sea la mayor felicidad ser un gato libre. Tal vez lo sienta cuando sea viejo. Pero ¡Qué vida sería esa en la que, al final, no sientes nada!”
“Una cosa sé por lo menos: Antes de convertirme otra vez en Michi-Michi, en un Samuel, en un Micifuz o en un Don Bola, prefiero seguir siendo un gato hambriento, acatarrado, sucio, lleno de piojos y anónimamente libre”.
En un recorrido de 59 cuartillas, este texto se divide en 6 capítulos titulados: “Yo”, “La época de Michi-Michi”, “La época en que me llamaban Samuel”, “El año Micifuz”, “La vida de Don Bola” y “Mi vida anónima. Además de que este libro está acompañado de varias ilustraciones en blanco y negro, realizadas como ya dijimos por Ángel Campos.
Una lectura entretenida en la que se nos habla de la convivencia cotidiana entre un gato y sus dueños, narrada desde la visión del gato que nos muestra la forma de vivir de sus amos. Además también es una obra que se pregunta sobre la libertad, la comodidad y la reciprocidad de una persona para con su mascota.
Una obra que se lee por ser entretenida, además de que reconocemos esas situaciones si nosotros tenemos un gato, aunque sería ideal que los niños aún no teniéndolos conozcan este texto.
Christine Nöstlinger (13 de octubre de 1936, Viena, Austria) es una de las más reconocidas escritoras de literatura juvenil en lengua alemana. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil en Alemania y otras dos veces en Austria, además del prestigioso Premio Hans Christian Andersen que vendría siendo algo así como el Nobel de la literatura infantil.
Su primera publicación fue “Los chicos del sótano mágico” (1971); al año siguiente obtuvo el Deutscher Jugendbuchpreis (Mejor Libro Infantil publicado en Alemania) por “Me importa un comino el rey Pepino”. Se produjo una cierta polémica, que no ha remitido, con esta autora, porque su ideología claramente liberal y muy progresista chocaba (y choca) con la sociedad a la que dirige sus libros. Sus puntos de vista sobre las relaciones familiares, la escuela y la educación, las relaciones entre jóvenes -desde la amistad al erotismo-, la marginación y la intolerancia, la liberación de la mujer son temas que todavía hay educadores que consideran que no son adecuados para jóvenes lectores. Sin embargo, nadie discute sus cualidades literarias, ni su papel innovador en la tendencia realista de la literatura infantil, que en sus manos se convierte en realismo crítico, con influencias claras de Thomas Mann.
¡Afuera!: Sobre las artes escénicas
La Secretaría de Educación de Yucatán, a través de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes y el Programa Biblioteca Básica de Yucatán facilitó la presentación, el pasado domingo 26 a las 12:00 p.m., del unipersonal “¡AFUERA! Gauchada teatral en colaboración con Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes”.
Interpretado por el actor argentino Gustavo Bendersky y bajo la dirección de Ignacio Koornstra, este espectáculo didáctico de reflexión sobre la identidad tuvo lugar en la sala uno de la Secretaría de Educación.
El espectáculo tiene como eje temático el tema de la identidad desde el contexto argentino de la figura del gaucho, Bendresky no pretende hacer un juicio único sobre el tema, sino exponer al espectador la naturaleza del mismo. Desde el principio, el actor nos plantea la dinámica que regirá la representación, ya que de manera casi casual pregunta al auditorio sobre lo que significa estar afuera y adentro de… como analogía de estar dentro y fuera de nosotros mismos y fuera y adentro de un territorio que puede a su vez delimitar la identidad.
Fabio Cáceres es un muchacho huérfano que vive con sus tías y que decide seguir a Don Segundo Sombra para hacerse hombre viviendo como un gaucho cabal, la historia es la evolución tanto física como espiritual de Fabio quien vive al lado de la taciturna figura de Don Segundo Sombra diversas situaciones que lo van formando como el hombre que al final de la historia termina por ser.
La obra presentada el pasado domingo se erige en un gran nivel de síntesis de la novela ya señalada para hablarnos de la identidad. Al final Fabio recibe una inesperada herencia, una fortuna considerable que lo sitúa en otra identidad que está fuera de lo que ha vivido.
Bendersky en ese mismo tenor, también entra y sale de sus personajes, con rupturas llevadas al plano del distanciamiento, Bendersky interpela al público sobre lo que pasa en escena.
El trabajo actoral nos muestra una depurada preparación física del histrión argentino, un trabajo dinámico que fue apoyado con algunos elementos que hizo recrear la vida del campo. Sin embargo, hay que señalar que la convención juega un papel fundamental en este trabajo que se aleja de cualquier canon realista, un tronco y un sombrero nos hacen ver la figura de Don Segundo Sombra y lo simbólico del manejo de los elementos nos dibujó perfectamente las situaciones y los personajes.
El trabajo de musicalización es fundamental ya que apoya al actor para hacernos el recorrido de casi toda una vida en una secuencia de muy breves minutos y así no estancarse en contarnos todos los pasajes de la novela.
La síntesis argumental señala “Aquí en el teatro, un tipo de la ciudad cuenta una historia del campo. Pero lo que se ve en primer plano no es el campo. Aquí bajo techo, la gente sueña con la intemperie ¿o no?”
“Afuera” relata algunos fragmentos de “Don Segundo Sombra”, la novela de Ricardo Güiraldes; pero la historia de Don Segundo Sombra no es su historia. Es la historia de un joven echado al olvido, arreglándoselas desarropado y afiebradamente para emprender un viaje.
“Un recorrido iniciático, un encuentro. Un salir afuera para volver a entrar: aprender de la intemperie, si es que algo se puede aprender”.
El actor, director y dramaturgo argentino Gustavo Bendersky impartió también en esta ciudad los días 25 y 27 de septiembre el Taller de educación por el arte, en la Secretaría de Educación.
Es interesante ver como con propuestas teatrales de buen nivel se puede acercar a los jóvenes a la literatura, pero no a cualquier tipo de literatura, sino a los libros que constituyen una identidad nacional dentro de ciertos entornos. Hay que señalar que “Don Segundo Sombra” constituye una de las más prominentes muestras de la novela nacional argentina del siglo XX.
Interpretado por el actor argentino Gustavo Bendersky y bajo la dirección de Ignacio Koornstra, este espectáculo didáctico de reflexión sobre la identidad tuvo lugar en la sala uno de la Secretaría de Educación.
El espectáculo tiene como eje temático el tema de la identidad desde el contexto argentino de la figura del gaucho, Bendresky no pretende hacer un juicio único sobre el tema, sino exponer al espectador la naturaleza del mismo. Desde el principio, el actor nos plantea la dinámica que regirá la representación, ya que de manera casi casual pregunta al auditorio sobre lo que significa estar afuera y adentro de… como analogía de estar dentro y fuera de nosotros mismos y fuera y adentro de un territorio que puede a su vez delimitar la identidad.
Fabio Cáceres es un muchacho huérfano que vive con sus tías y que decide seguir a Don Segundo Sombra para hacerse hombre viviendo como un gaucho cabal, la historia es la evolución tanto física como espiritual de Fabio quien vive al lado de la taciturna figura de Don Segundo Sombra diversas situaciones que lo van formando como el hombre que al final de la historia termina por ser.
La obra presentada el pasado domingo se erige en un gran nivel de síntesis de la novela ya señalada para hablarnos de la identidad. Al final Fabio recibe una inesperada herencia, una fortuna considerable que lo sitúa en otra identidad que está fuera de lo que ha vivido.
Bendersky en ese mismo tenor, también entra y sale de sus personajes, con rupturas llevadas al plano del distanciamiento, Bendersky interpela al público sobre lo que pasa en escena.
El trabajo actoral nos muestra una depurada preparación física del histrión argentino, un trabajo dinámico que fue apoyado con algunos elementos que hizo recrear la vida del campo. Sin embargo, hay que señalar que la convención juega un papel fundamental en este trabajo que se aleja de cualquier canon realista, un tronco y un sombrero nos hacen ver la figura de Don Segundo Sombra y lo simbólico del manejo de los elementos nos dibujó perfectamente las situaciones y los personajes.
El trabajo de musicalización es fundamental ya que apoya al actor para hacernos el recorrido de casi toda una vida en una secuencia de muy breves minutos y así no estancarse en contarnos todos los pasajes de la novela.
La síntesis argumental señala “Aquí en el teatro, un tipo de la ciudad cuenta una historia del campo. Pero lo que se ve en primer plano no es el campo. Aquí bajo techo, la gente sueña con la intemperie ¿o no?”
“Afuera” relata algunos fragmentos de “Don Segundo Sombra”, la novela de Ricardo Güiraldes; pero la historia de Don Segundo Sombra no es su historia. Es la historia de un joven echado al olvido, arreglándoselas desarropado y afiebradamente para emprender un viaje.
“Un recorrido iniciático, un encuentro. Un salir afuera para volver a entrar: aprender de la intemperie, si es que algo se puede aprender”.
El actor, director y dramaturgo argentino Gustavo Bendersky impartió también en esta ciudad los días 25 y 27 de septiembre el Taller de educación por el arte, en la Secretaría de Educación.
Es interesante ver como con propuestas teatrales de buen nivel se puede acercar a los jóvenes a la literatura, pero no a cualquier tipo de literatura, sino a los libros que constituyen una identidad nacional dentro de ciertos entornos. Hay que señalar que “Don Segundo Sombra” constituye una de las más prominentes muestras de la novela nacional argentina del siglo XX.
El juez pequeño: Sobre la dramaturgia necesaria
Escribir, dirigir o acercar al joven público al teatro es una tarea difícil, ya que hay que hacerlo con obras que los seduzcan, los inciten a imaginar, pero sobre todo obras en que no los traten como tontos sino como personas que imaginan y debaten ideas.
Hoy quisiera hablar de la obra “El juez pequeño” de Alberto Lomnitz, la cual viene incluida en la antología “Teatro en el aula”, editada por la SEP en la colección “Astrolabio” de los Libros del Rincón. En ese mismo libro también se incluyen obras de Bertha Hiriart, Perla Szuchmacher, Rodolfo Castro, Mariana Lecuona, Mauricio Galaz, Alfonso Borbolla y Emilio Savinni.
“El juez pequeño” es una obra que está pensada para grupos escolares, al menos son 40 personajes que aparecen en escena, mismos que pueden disminuir o aumentar según las condiciones del grupo con el que se trabaja, ya que como hemos señalado es un juguete escénico ideal para trabajar en el aula y de ahí mostrarlo al público.
La acción se sitúa en el tribunal mayor para casos menores, donde encontramos a un anunciador, un fiscal, un defensor:
“Anunciador: Y ahora les pido a todos se pongan de pie para la entrada de su pequeñez, ¡el juez!”.
En el juicio nos encontramos con el caso de dos hermanos peleoneros, un pleito de apariencia simple, pero conforme se va narrando, vemos que ese pleito entre hermanos ha causado incluso la fractura familiar, por lo mismo no puede ser juzgado en ese tribunal como ya dijimos, sólo se encarga de casos menores, lo mismo pasa cuando se presenta el caso de un niño torturador de animales.
Aparentemente no hay ningún caso sencillo que juzgar, pero es entonces que se ventila el caso de Oscar e Iris. Oscar es acusado de haberle quitado su paleta a Iris ,además de arrojarla al suelo. El fiscal de inmediato quiere sentenciar a Oscar, pero el abogado defensor ejemplifica a través de un cuento que si se conoce sólo una parte de la cosa es imposible acceder a la verdad.
De ahí que se decida para llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de la paleta, es entonces que tenemos un desfile de testigos sobre el caso, desde la propia paleta, hasta el fabricante, el vendedor, la hermana de Iris (dueña de la paleta y a quien Iris se la arrebató en primera instancia), una hormiga que presenció el aparente ilícito, hasta un reloj, un antepasado revolucionario de Oscar e incluso una astróloga que lleva como testigo a los planetas para demostrar que la posición de los astros fue el culpable de los impulsos de Oscar.
Entre tanto testigos se llega a la conclusión de que sólo los involucrados en el problema pueden resolverlo, y que la realidad en sí misma es demasiado subjetiva y depende mucho del punto de vista desde donde se mira.
“DEFENSOR: Sí, su pequeñez. Hemos aprendido que nada es sencillo. Que toda historia se puede ver desde muchos puntos de vista y que todo puede ser significativo a la hora de juzgar.
FISCAL: Pues…yo estoy de acuerdo con eso. Pero también hemos aprendido que saber todo es imposible, porque el todo no tiene fin. No acabaríamos nunca.
DEFENSOR: Pues…yo también estoy de acuerdo con eso”.
Alberto Lomnitz es director de teatro y dramaturgo, se dedica al teatro para jóvenes y es reconocido a nivel nacional por ese mismo trabajo. Fundó “Seña y verbo” que es una asociación que se dedica al teatro para sordos y le encanta hablar con sus colegas en lenguaje de señas.
Este libro es una recomendación para los ya no tan pequeños lectores, una dramaturgia necesaria, entretenida, pero sobre todo para disfrutar en un salón de clases.
Hoy quisiera hablar de la obra “El juez pequeño” de Alberto Lomnitz, la cual viene incluida en la antología “Teatro en el aula”, editada por la SEP en la colección “Astrolabio” de los Libros del Rincón. En ese mismo libro también se incluyen obras de Bertha Hiriart, Perla Szuchmacher, Rodolfo Castro, Mariana Lecuona, Mauricio Galaz, Alfonso Borbolla y Emilio Savinni.
“El juez pequeño” es una obra que está pensada para grupos escolares, al menos son 40 personajes que aparecen en escena, mismos que pueden disminuir o aumentar según las condiciones del grupo con el que se trabaja, ya que como hemos señalado es un juguete escénico ideal para trabajar en el aula y de ahí mostrarlo al público.
La acción se sitúa en el tribunal mayor para casos menores, donde encontramos a un anunciador, un fiscal, un defensor:
“Anunciador: Y ahora les pido a todos se pongan de pie para la entrada de su pequeñez, ¡el juez!”.
En el juicio nos encontramos con el caso de dos hermanos peleoneros, un pleito de apariencia simple, pero conforme se va narrando, vemos que ese pleito entre hermanos ha causado incluso la fractura familiar, por lo mismo no puede ser juzgado en ese tribunal como ya dijimos, sólo se encarga de casos menores, lo mismo pasa cuando se presenta el caso de un niño torturador de animales.
Aparentemente no hay ningún caso sencillo que juzgar, pero es entonces que se ventila el caso de Oscar e Iris. Oscar es acusado de haberle quitado su paleta a Iris ,además de arrojarla al suelo. El fiscal de inmediato quiere sentenciar a Oscar, pero el abogado defensor ejemplifica a través de un cuento que si se conoce sólo una parte de la cosa es imposible acceder a la verdad.
De ahí que se decida para llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de la paleta, es entonces que tenemos un desfile de testigos sobre el caso, desde la propia paleta, hasta el fabricante, el vendedor, la hermana de Iris (dueña de la paleta y a quien Iris se la arrebató en primera instancia), una hormiga que presenció el aparente ilícito, hasta un reloj, un antepasado revolucionario de Oscar e incluso una astróloga que lleva como testigo a los planetas para demostrar que la posición de los astros fue el culpable de los impulsos de Oscar.
Entre tanto testigos se llega a la conclusión de que sólo los involucrados en el problema pueden resolverlo, y que la realidad en sí misma es demasiado subjetiva y depende mucho del punto de vista desde donde se mira.
“DEFENSOR: Sí, su pequeñez. Hemos aprendido que nada es sencillo. Que toda historia se puede ver desde muchos puntos de vista y que todo puede ser significativo a la hora de juzgar.
FISCAL: Pues…yo estoy de acuerdo con eso. Pero también hemos aprendido que saber todo es imposible, porque el todo no tiene fin. No acabaríamos nunca.
DEFENSOR: Pues…yo también estoy de acuerdo con eso”.
Alberto Lomnitz es director de teatro y dramaturgo, se dedica al teatro para jóvenes y es reconocido a nivel nacional por ese mismo trabajo. Fundó “Seña y verbo” que es una asociación que se dedica al teatro para sordos y le encanta hablar con sus colegas en lenguaje de señas.
Este libro es una recomendación para los ya no tan pequeños lectores, una dramaturgia necesaria, entretenida, pero sobre todo para disfrutar en un salón de clases.
Hablando de Harry Potter: Literatura para niños y jóvenes
Publicado por primera vez en español en el año 2000, pero que vio la luz en 1997 cuando se hizo en el Reino Unido, Harry Potter se convirtió rápidamente en uno de los fenómenos más importantes de la historia de la literatura para niños y jóvenes de la actualidad.
Escrita por la británica J.K. Rowling, esta historia consta de siete tomos; el último volumen se publicó en el 2009, y además del éxito editorial que obtuvo, se han realizado películas, audio, libros, videojuegos y hasta un parque de diversiones temático sobre esta saga.
Harry Potter ha sido criticado por muchos como un fenómeno mediático y algunos han dicho que carece de valor literario, pero la cantidad millonaria de lectores (niños, jóvenes y adultos) es un hecho sintomático que nos refiere a que la obra es algo más que simple charlatanería literaria.
La obra nos sitúa en el mundo de la magia, y al igual que en todas las ficciones de aventuras, tenemos a personajes que luchan por el bien y el mal, y un protagonista ha sido erigido como el “elegido” para salvar su mundo de las fuerzas oscuras. Además de las fáciles analogías que encontramos en sagas como “Dune”, “La guerra de las galaxias” e incluso “Superman”, la pluma de Rowling tiene el extra de atrapar tomo a tomo al lector hasta exigirse completar toda la historia.
También hay que señalar que la autora puso a su potencial lector a seguirle la pista con su obra, hubo niños de 11 años que la leyeron y la fueron siguiendo conforme la saga avanzaba. A lo largo de siete años el lector siguió a la autora y creció con ella. Esto no es fácil para ningún escritor. Hubo niños que crecieron al igual que el personaje (en edad) y otros que año con año esperaban impacientes la siguiente entrega.
Aunque hay que señalar que la vida literaria no empieza ni termina con Harry Potter, sino que hay millares de libros con cualidades diferentes pero cuyos mundos son igual de atractivos. Digo esto por la renuencia de algunos lectores que no sueltan el libro y se niegan a leer algo más que eso, lo que es una limitante y a la vez una actitud cerrada de la actividad lectora.
No me parece adecuado ahondar en este texto sobre toda la historia de la saga que para muchos es bastante conocida. Pero en resumen, Harry Potter es un niño huérfano cuyos padres fueron asesinados por el mago más malvado de la historia, y como único sobreviviente de esa matanza familiar sólo él es capaz de hacerle frente a Lord Voldemort y restablecer el orden del mundo mágico.
Criado en un hogar no mágico, Harry Potter descubre a los 11 años que es un mago y es aceptado en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería que es dirigido por Albus Dumbledore, legendario brujo que no está de acuerdo con el desprecio que algunos magos tienen en contra de los “mugles” (personas no mágicas) y que ha desatado la lucha en la comunidad, ya que los magos quieren eliminarlos al tomarlos como personas insignificantes.
A su vez asistimos a un duelo por la limpieza de la sangre (ser mago de sangre pura o mestiza), una cuestión racista que se debate a lo largo de la obra para establecer un mundo mágico con igualdad de derechos.
La obra nos habla del autosacrificio para un bien común, de la capacidad de elección que la mayoría del mundo tiene para matar o no hacerlo a pesar de las adversidades, de la amistad y de las elecciones que guían nuestro andar por la vida.
Francisco Hinojosa, uno de los escritores mexicanos más representativos que escribe para los niños y jóvenes, le responde a un lector cuando éste le pegunta su opinión sobre Harry Potter: “A mí me gusta. Creo que ha convertido a la lectura a muchos millones de niños, jóvenes y adultos.
Eso es suficiente para agradecerle a la escritora. El éxito editorial se debe a que los niños lo adoptaron, no a una campaña maquiavélica que lo impulsó”.
Podríamos hablar extensamente de esta obra y su repercusión en el mundo literario, pero sólo quería expresar aquí algunas observaciones sobre este tema, partiendo de la generación de lectores que provocó su aparición.
Escrita por la británica J.K. Rowling, esta historia consta de siete tomos; el último volumen se publicó en el 2009, y además del éxito editorial que obtuvo, se han realizado películas, audio, libros, videojuegos y hasta un parque de diversiones temático sobre esta saga.
Harry Potter ha sido criticado por muchos como un fenómeno mediático y algunos han dicho que carece de valor literario, pero la cantidad millonaria de lectores (niños, jóvenes y adultos) es un hecho sintomático que nos refiere a que la obra es algo más que simple charlatanería literaria.
La obra nos sitúa en el mundo de la magia, y al igual que en todas las ficciones de aventuras, tenemos a personajes que luchan por el bien y el mal, y un protagonista ha sido erigido como el “elegido” para salvar su mundo de las fuerzas oscuras. Además de las fáciles analogías que encontramos en sagas como “Dune”, “La guerra de las galaxias” e incluso “Superman”, la pluma de Rowling tiene el extra de atrapar tomo a tomo al lector hasta exigirse completar toda la historia.
También hay que señalar que la autora puso a su potencial lector a seguirle la pista con su obra, hubo niños de 11 años que la leyeron y la fueron siguiendo conforme la saga avanzaba. A lo largo de siete años el lector siguió a la autora y creció con ella. Esto no es fácil para ningún escritor. Hubo niños que crecieron al igual que el personaje (en edad) y otros que año con año esperaban impacientes la siguiente entrega.
Aunque hay que señalar que la vida literaria no empieza ni termina con Harry Potter, sino que hay millares de libros con cualidades diferentes pero cuyos mundos son igual de atractivos. Digo esto por la renuencia de algunos lectores que no sueltan el libro y se niegan a leer algo más que eso, lo que es una limitante y a la vez una actitud cerrada de la actividad lectora.
No me parece adecuado ahondar en este texto sobre toda la historia de la saga que para muchos es bastante conocida. Pero en resumen, Harry Potter es un niño huérfano cuyos padres fueron asesinados por el mago más malvado de la historia, y como único sobreviviente de esa matanza familiar sólo él es capaz de hacerle frente a Lord Voldemort y restablecer el orden del mundo mágico.
Criado en un hogar no mágico, Harry Potter descubre a los 11 años que es un mago y es aceptado en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería que es dirigido por Albus Dumbledore, legendario brujo que no está de acuerdo con el desprecio que algunos magos tienen en contra de los “mugles” (personas no mágicas) y que ha desatado la lucha en la comunidad, ya que los magos quieren eliminarlos al tomarlos como personas insignificantes.
A su vez asistimos a un duelo por la limpieza de la sangre (ser mago de sangre pura o mestiza), una cuestión racista que se debate a lo largo de la obra para establecer un mundo mágico con igualdad de derechos.
La obra nos habla del autosacrificio para un bien común, de la capacidad de elección que la mayoría del mundo tiene para matar o no hacerlo a pesar de las adversidades, de la amistad y de las elecciones que guían nuestro andar por la vida.
Francisco Hinojosa, uno de los escritores mexicanos más representativos que escribe para los niños y jóvenes, le responde a un lector cuando éste le pegunta su opinión sobre Harry Potter: “A mí me gusta. Creo que ha convertido a la lectura a muchos millones de niños, jóvenes y adultos.
Eso es suficiente para agradecerle a la escritora. El éxito editorial se debe a que los niños lo adoptaron, no a una campaña maquiavélica que lo impulsó”.
Podríamos hablar extensamente de esta obra y su repercusión en el mundo literario, pero sólo quería expresar aquí algunas observaciones sobre este tema, partiendo de la generación de lectores que provocó su aparición.
jueves, 30 de septiembre de 2010
Adios Robinson: Sobre la dramaturgia necesaria
Los grandes narradores no necesariamente pueden ser grandes dramaturgos, ejemplo de esto lo vemos en textos como “Diatriba de amor contra un hombre sentado” de García Márquez, “La hija de Rapaccini” de Octavio Paz, “Todos los gatos son pardos” de Carlos Fuentes o las pocas obras dramáticas que escribió Vargas Llosa. Casi todas ellas son literatura que intenta ser drama, pero es visible que a estos narradores les faltó conocer el lenguaje de la escena porque sus obras están impregnadas de total narrativa y es perceptible que no estaban pensando en su traducción actoral.
Julio Cortázar, otro de los grandes narradores del siglo XX, no se quedó atrás y también incursionó en la dramaturgia, aunque podríamos decir que su trabajo fue más interesante y tal vez con mayores posibilidades. Alfaguara publicó en 1995 el libro “Adiós, Robinson y otras piezas breves” que reúne el teatro de Cortázar con posterioridad a “Los reyes”, las primeras piezas, “Dos juegos de palabras”, escritas en 1948 y 1960, son de inspiración poética. De los años setenta es “Nada a Pehuajó”, que se inscribirá en el teatro del humor y del absurdo. “Adiós, Robinson”, texto radiofónico escrito también en los años setenta, se puede calificar de fábula anticolonialista.
“Estos breves textos quieren ser juegos, divertimentos, y lo son tanto por su lado transgresivo, su lenguaje a menudo irreverente, como por su seriedad secreta, ajena a cualquier forma de énfasis”.
En esta ocasión quisiera centrarme en “Adiós, Robinson”, que a pesar de que el autor la catalogó como un texto radiofónico, fue llevada a escena en nuestra ciudad por Víctor Belmont en el año de 1997.
En esta obra Cortázar de manera tragicómica retoma a Robinson Crusoe (hay que recordar que en su labor de traductor, Cortázar tradujo el texto de Daniel Defoe) cuando éste, regresa a la isla de Juan Fernández ya poblada y “civilizada”, llevando a un Viernes educado que ha dejado de ser aquel salvaje. Robinson está jubiloso y Viernes, quien adquirió a partir del viaje el tic de reír cada vez que dice la palabra amo, sabe que ese regreso cambiará radicalmente a Crusoe:
“Viernes: Lo que no entiendo, amo, es porque has querido volver a visitar tu isla. Cuando se lee tu libro con verdadero espíritu crítico, el balance de tu estancia en la isla es bastante nefasto. La prueba es que cuando te rescataron, casi te vuelves loco de alegría, y si al ver alejarse las costas de Juan Fernández no les hiciste un corte de mangas fue tan solo porque eres un caballero británico.
Robinson: Ah, Viernes, hay cosas que los indios como tú no pueden comprender a pesar de lo mucho que les ayudemos a diplomarse en las mejores universidades. La noción de progreso te está vedada, mi pobre Viernes, y hasta diría que el espectáculo que ofrece nuestra isla por el aire te decepciona o te inquieta; algo de eso leo en tus ojos.
Viernes: No, amo (esta vez sin la risita). Yo sabía muy bien lo que íbamos a encontrar. ¿Para qué tenemos la T.V, el cine o el National Geographic Magazine? No sé realmente porque estoy inquieto y hasta triste; tal vez en el fondo sea por ti, perdóname.
Robinson: (Riendo) ¿Por mí? ¡Pero si tienes frente a tus ojos al ser más feliz del universo!...”
Esta obra es un tratado sobre las posturas postcolonialistas, sobre la soledad y cómo a pesar de estar aparentemente rodeado de gente el hombre sigue estando solo:
“Robinson:…No era posible que mi destino fuese ése y sin embargo empiezo a creer que hay soledades peores que la de estar simplemente solo…”
“Adiós, Robinson” es una muestra más de la calidad de la obra cortazariana, un texto de reflexión profunda sobre el ser y el espacio que ocupa en las sociedades actuales, una dramaturgia necesaria que nos hará pensar en nuestra actualidad y el mundo.
Esta pequeña reseña y recomendación es simplemente para recordar que el pasado día 26 se cumplieron 96 años del nacimiento de Julio Cortázar, pilar de la literatura mexicana del siglo XX y una de las mentes más lúcidas y solidarias con los oprimidos por las dictaduras latinoamericanas.
martes, 31 de agosto de 2010
Banderas tricolores en un teatro sin puertas: Apuntes de un escribidor
Estamos a punto de iniciar el mes de la patria, el escenario es uno de los peores y parece que las noticias y las masacres van in crescendo y aún así el dirigente del país que usurpó la presidencia dice que el desarrollo del país es mucho más grande que en cualquier otro sexenio.
El odio, ahora sí que la palabra está provista de todo su significado, hacia el mandatario impuesto por la oligarquía va subiendo de tono, del respeto que quiso imponer a través del militarismo ya no queda ni siquiera unas migajas (por parte de nadie).
Cierto es que la clase política no quiere otra revolución ya que con una le bastó para enriquecerse, entonces es el pueblo quien debe encontrar los propios mecanismos para salir adelante ante tanto retroceso.
Los subejercicios que ha hecho el gobierno federal han sido criminales, le piden tributo al pueblo (quien ya no tiene para dar más) para que ellos vivan como reyes, reparten migajas, minucias: educación de mala calidad, carreteras de mala calidad, programas de ayuda social fantasmas o con fines proselitistas, becas que no sirven ni para subsanar el transporte público de un mes y muchos etcéteras.
Somos una cultura capitalista que funciona bien (para los de arriba), desde la comida chatarra hasta los políticos chatarra, los funcionarios desechables y los pretextos que se reproducen en serie y son todos iguales, o sea, no tenemos otro destino más que el ser consumidos y no consumados.
En Tamaulipas se hizo evidente la descomposición social y cómo una renuncia sería lo más loable de esta dirigencia espuria, loable pero no por eso dejaría de ser menos culpable de lo que al país le sucede; fuimos testigos de la indignación mundial que causó la ejecución de 72 migrantes centroamericanos y la complicidad de las autoridades por hacerse desde hace mucho tiempo de la vista gorda ante este problema. Además de esto, el ámbito artístico resulta de lo más dañado ante la violencia, al menos en Tamaulipas.
Ignacio Escárcega en su artículo “De patos y rinocerontes: La actividad escénica de una ciudad fronteriza de México” que se publicó en el número 42 de la Revista Paso de Gato y cuyo Dossier se titula “Teatro bajo fuego”, nos habla de la dificultad del trabajo escénico en esa parte del país. Por ejemplo el programa de Teatro escolar está prácticamente detenido, ya que los niños no son llevados al teatro por sus escuelas y si se les cuestiona sobre esto, la respuesta de las autoridades educativas son totalmente lógicas: “¿cómo quieren que saquemos a los niños al teatro si la tercera parte ni siquiera viene a la escuela?”.
La inseguridad en todos los ámbitos de la frontera la ejemplifica Escárcega con lo siguiente: “Un joven actor habla por celular mientras cruza el puente de peatones. Minutos después es levantado por una patrulla del Cártel del Golfo, lo interrogan, lo suponen informante, registran su casa, lo salva el ostentarse como actor, ¿hay algo menos peligroso que eso? Qué terrible razonamiento, pero qué salvación” y en ese mismo tenor ¿cómo ir al teatro si hay balaceras? ¿Tan importante es el hecho escénico como para arriesgarse? Nuestro país está para repensarse, para replantearse, de eso no hay duda.
Para terminar este recorrido sacado del argumento más absurdo e idiota, mismo que construye la agenda política federal, ahora resulta que la Iglesia católica lo ha vuelto a hacer (a jugar a darle sazón más idiota a la farsa), ahora resulta según el episcopado que no celebrar el bicentenario es pecado de omisión, ¡háganme el favor!. Pecado sería no hacer siquiera una mínima protesta para demostrar a nuestros hijos que estamos en contra de la realidad de nuestro país. Pecado de omisión es no ver que este gobierno, a pesar de tanto comercial televisivo y radiofónico, nos está ahorcando, falta un poco de aíre.
El odio, ahora sí que la palabra está provista de todo su significado, hacia el mandatario impuesto por la oligarquía va subiendo de tono, del respeto que quiso imponer a través del militarismo ya no queda ni siquiera unas migajas (por parte de nadie).
Cierto es que la clase política no quiere otra revolución ya que con una le bastó para enriquecerse, entonces es el pueblo quien debe encontrar los propios mecanismos para salir adelante ante tanto retroceso.
Los subejercicios que ha hecho el gobierno federal han sido criminales, le piden tributo al pueblo (quien ya no tiene para dar más) para que ellos vivan como reyes, reparten migajas, minucias: educación de mala calidad, carreteras de mala calidad, programas de ayuda social fantasmas o con fines proselitistas, becas que no sirven ni para subsanar el transporte público de un mes y muchos etcéteras.
Somos una cultura capitalista que funciona bien (para los de arriba), desde la comida chatarra hasta los políticos chatarra, los funcionarios desechables y los pretextos que se reproducen en serie y son todos iguales, o sea, no tenemos otro destino más que el ser consumidos y no consumados.
En Tamaulipas se hizo evidente la descomposición social y cómo una renuncia sería lo más loable de esta dirigencia espuria, loable pero no por eso dejaría de ser menos culpable de lo que al país le sucede; fuimos testigos de la indignación mundial que causó la ejecución de 72 migrantes centroamericanos y la complicidad de las autoridades por hacerse desde hace mucho tiempo de la vista gorda ante este problema. Además de esto, el ámbito artístico resulta de lo más dañado ante la violencia, al menos en Tamaulipas.
Ignacio Escárcega en su artículo “De patos y rinocerontes: La actividad escénica de una ciudad fronteriza de México” que se publicó en el número 42 de la Revista Paso de Gato y cuyo Dossier se titula “Teatro bajo fuego”, nos habla de la dificultad del trabajo escénico en esa parte del país. Por ejemplo el programa de Teatro escolar está prácticamente detenido, ya que los niños no son llevados al teatro por sus escuelas y si se les cuestiona sobre esto, la respuesta de las autoridades educativas son totalmente lógicas: “¿cómo quieren que saquemos a los niños al teatro si la tercera parte ni siquiera viene a la escuela?”.
La inseguridad en todos los ámbitos de la frontera la ejemplifica Escárcega con lo siguiente: “Un joven actor habla por celular mientras cruza el puente de peatones. Minutos después es levantado por una patrulla del Cártel del Golfo, lo interrogan, lo suponen informante, registran su casa, lo salva el ostentarse como actor, ¿hay algo menos peligroso que eso? Qué terrible razonamiento, pero qué salvación” y en ese mismo tenor ¿cómo ir al teatro si hay balaceras? ¿Tan importante es el hecho escénico como para arriesgarse? Nuestro país está para repensarse, para replantearse, de eso no hay duda.
Para terminar este recorrido sacado del argumento más absurdo e idiota, mismo que construye la agenda política federal, ahora resulta que la Iglesia católica lo ha vuelto a hacer (a jugar a darle sazón más idiota a la farsa), ahora resulta según el episcopado que no celebrar el bicentenario es pecado de omisión, ¡háganme el favor!. Pecado sería no hacer siquiera una mínima protesta para demostrar a nuestros hijos que estamos en contra de la realidad de nuestro país. Pecado de omisión es no ver que este gobierno, a pesar de tanto comercial televisivo y radiofónico, nos está ahorcando, falta un poco de aíre.
Demetrius o la caducidad: Sobre la draamaturgia necesaria
De reciente aparición, Ediciones y Producciones Escénicas Paso de Gato publicó en el número 30 de sus Cuadernos de Dramaturgia Nacional la obra “Demetrius o la caducidad” de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM).
A propósito de la obra, Edgar Chías señala: “LEGOM nos entrega una obra poderosa, culeramente enternecedora, que con suficiencia se instala entre los límites de lo que es -y deja de ser- la literatura dramática más dura. “Demetrius” se cruza de brazos en esa oscura frontera, nos mira desafiante y parece decirnos: “A ver sáquenme”, cual clamó otro de los personajes entrañables de la ficción legoniana. “Demetrius” es un monstruo, pero es también y sobre todo, una invitación al más alto teatro posible hoy, aquí”.
La obra está escrita en forma de narración, donde no hay guiones, sino un texto fluido que parecería un cuento largo pero que es muy visible cuándo habla el gerente, cuándo la esposa, cuándo el médico y así, cuándo interviene cada personaje, incluyendo al narrador.
La historia de Demetrius es quizá una historia de las más cotidianas, pero adornada con situaciones que la hacen patética, risible y a la vez reconocible dentro de la realidad mexicana. Demetrius es en términos generales un idiota que a sabiendas de su estupidez tampoco le pide al destino (ni siquiera se le ocurre) que le depare algo grande, este es un tratado sobre la mediocridad y el desinterés de los unos hacia a los otros:
“Demetrius quería ser conductor del subterráneo./ Nunca supo explicar por qué./ Pero desde niño quiso ser conductor del tren subterráneo./ Y cuando por fin entendió que estudiar no le quietaría lo imbécil./ Se presentó en la oficina de tren subterráneo de la ciudad./ Quiero conducir una de sus bellezas./ Desde niño me sueño al frente de uno de sus trenes recorriendo las oscuras galerías sobre dos rieles helados. / El gerente de recursos humanos lo escuchaba y no lo podía creer./ Todos sus choferes, todos antes que Demetrius, habían llegado por desesperación a pedir el empleo. /Demetrius era el primero que llegaba con convicción”.
Demetrius nunca pudo pasar los exámenes para ser conductor de los trenes subterráneos debido a su estupidez, por lo que terminó de vendedor de electrodomésticos en Sears, ahí conoció a una mujer fea del departamento de perfumería que a pesar de saber que lo engañaría, también tenía en claro que él no aspiraba a mucho, por lo que terminará casándose con ella.
Demetrius saca su casa de Infonavit, tiene que llevarse a vivir a la casa a su suegra muda y cargar con un hijo que no es de él. Demetrius toma la vida con ligereza, nunca se ha planteado algo más grande para su vida, incluso su miedo más grande es que un día la tecnología desplace el producto que vende y que a él lo tengan que despedir. Demetrius tiene terror a los cambios, simplemente no podría trascenderlos.
“Demetrius o la caducidad” es el recorrido por la vida de alguien (que son muchos), la obra termina con la muerte de Demetrius y el lector puede ver en perspectiva cómo fue su vida, hacer una autopsia y radiografía de este individuo.
LEGOM no se anda con concesiones, nombra las cosas por su nombre y no le importa la incomodidad del espectador, es una dramaturgia muy culera, dura y directa. LEGOM crea un personaje entrañable y patético que recuerda mucho al de Cabeza de Borrador de David Lynch. Tal es la estupidez y el patetismo de la familia de Demetrius que el espectador tendría que esconder la cara.
LEGOM nació en Guadalajara, Jalisco en 1968. Dramaturgo residente de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana. Tiene varios premios a nivel nacional. Entre sus principales obras se encuentran “De bestias, criaturas y perras”, “Las chicas del 3.5 floppies”, “Civilización”, “Odio a los putos mexicanos” y “Sensacional de maricones”. Por la forma y temática de sus obras, la dramaturgia de LEGOM ha sido clasificada, incluso como “Teatro brutal”.
Video y teatro: Sobre las artes escénicas
“Aunque fue en el performance donde se inició el uso del video y de otras tecnologías emergentes, es cada vez más frecuente en el teatro encontrarnos con pantallas de video. El video se ha convertido en un medio para transmitir un discurso oculto sobre la visión del artista de la realidad que lo envuelve. Con el video se pretende sacudir la sensibilidad del espectador por medio de nuevas estrategias de percepción: multiplicar la imagen, repetirla, descomponerla, atomizarla e inmovilizarla”.
Josefina Alcázar
Si la columna vertebral del hecho teatral es el texto dramático, la de la escena es el actor. A diferencia de la obra literaria, la finalidad del texto dramático es que éste sea representado y no simplemente leído. En el lenguaje cinematográfico puede no haber actores (al menos de forma profesional) como en el caso de las películas de Carlos Raygadas o de plano un cine sólo de imágenes, pero no puede dejar de haber una cámara; en el teatro en cambio puede no haber cámara pero nunca podrá dejar de haber un actor.
La idea de incorporar la imagen grabada en el teatro no tiene como premisa sustituir la presencia de un actor sino por el contrario, hacer que la imagen grabada (ya sea un video, fragmentos de película o un programa de televisión) sea una herramienta que aporte al discurso escénico dinamismo, pero sobre todo replantear la noción de tiempo y espacio en un discurso no lineal rompiendo con los cánones aristotélicos de tiempo, acción y espacio.
Ya que como hemos hablado en textos anteriores que se han publicado aquí mismo, “La poética” no es un catecismo que hay que seguir al pie de la letra sino una guía sobre la dramaticidad que obedecía a un contexto determinado, pero hay que tomar en cuenta que Aristóteles nunca se imaginó la existencia del video o el cine, por lo mismo, las nuevas tecnologías son un soporte alternativo que le dio nuevos elementos al teatro.
Luisa Josefina Alcázar en su libro “La cuarta dimensión del teatro” señala:
“La pantalla aparece como un segundo escenario capaz de reproducir aquellos cambios que la realidad no permite, como en los sueños, donde no hay una lógica entre causa-efecto, ni puntos de referencia, ni secuencia narrativa, ni puntos de referencia, donde el tiempo no es lineal, sino que se repite una y otra vez, retrocede o avanza súbitamente”.
Las nuevas tecnologías de comunicación que nacieron con el uso del teléfono, en donde una persona podía comunicarse con otra que estaba primero a metros y luego a kilómetros de distancia en tiempo real, modificaron los tiempos prehistóricos en donde la gente se comunicaba a través de señales de humo, o se enteraba de acontecimientos a través de los juglares que cantaban de pueblo en pueblo ya que la distancia les impedía a otros conocer lo que sucedía en otras partes del orbe.
La televisión fue un invento revolucionario en la forma de percibir el mundo, ya que permitió que una persona o un grupo de ellas pudieran transmitir una imagen en tiempo real y darla a conocer a otras partes del mundo. A la persona se le veía en una pantalla a pesar de que estuviera a miles de kilómetros de distancia, luego podía ver programas grabados o que eran repetidos, es decir, la persona ya no estaba en tiempo real pero su imagen seguía ahí aunque ella no, pero todo su discurso (grabado) sí. De ahí que la grabación era sucedida a una transmisión que hacía que el espectador entendiera que el mundo estaba cambiando al menos en la forma de percepción de la realidad, ya no había un discurso lineal, sino que al igual que en las videocaseteras la historia podría adelantarse o retrocederse a través del FF O REW, Stephen W. Hawking en su libro “Historia del tiempo”, señala:
“Antes de 1915, se pensaba en el espacio y el tiempo como si se tratara de un marco fijo en el que los acontecimientos tenían lugar, pero que no estaba afectado por lo que en él sucediera… Los cuerpos se movían, las fuerzas se atraían y repelían, pero el tiempo y el espacio simplemente continuaban, sin ser afectados por nada… La situación es, sin embargo, totalmente diferente en la teoría de la relatividad general. El espacio y el tiempo son cantidades dinámicas: cuando un cuerpo se mueve, o una fuerza actúa, afecta la curvatura del espacio y el tiempo, y, en contrapartida, la estructura espacio-tiempo afecta al modo en que los cuerpos se mueven y las fuerzas actúan. El espacio y tiempo no sólo afectan sino que son afectados por todo aquello que sucede en el universo”.
Y aplicándolo a lo teatral, cuando en la pantalla sucede algo, esto afecta directamente a los personajes ya que el video o la imagen grabada en escena no es un accesorio, sino que tendría que ser algo que afecte al actor y a la estructura de la dramaturgia. El tiempo y el espacio en la escena dejaron de ser lineales y se pasó a una cuarta dimensión como asegura Josefina Alcázar.
Además que esto permite al actor o al personaje verse así mismo en otro tiempo y espacio y reconocerse, ya que eso es el video, la posibilidad de verse a sí mismo pero en un tiempo pasado o presente, de ahí que Rosalind Krauss titule a su libro en donde explora la naturaleza del video “La estética del narcicismo”.
El árbol generoso: Literatura para niños y jóvenes
Hay historias que nos tocan el corazón, a pesar de que muchos digan que el corazón no se puede tocar si no es en una cirugía a corazón abierto. Hay historias que nos hacen amar a la naturaleza y nos hacen estar seguros de que ella nos ama, hay historias en donde la hermandad (no necesariamente entre consanguíneos) es tan grande como la amistad de dos seres a pesar de que de uno de ellos a veces se olvide del otro.
Escrita en 1964 por Sheil Silverstein y traducida al español por Carla Pardo Valle y bajo el sello editorial de Litexsa Venezolana S.A, quisiera recomendar a los niños y a los padres o hermanos de los pequeños el libro “El árbol generoso”, cuya ilustración es también del mismo autor.
“Había una vez un árbol…que amaba a un pequeño niño”…así comienza esta historia de inolvidable percepción, bellamente escrita e ilustrada por Shel Silverstein.
Todos los días el niño iba al árbol y comía sus manzanas, se mecía en sus ramas o se deslizaba por su tronco…”y el árbol era feliz”. A medida que el niño fue creciendo, empezó a expresar deseos al árbol y el árbol le daba y le daba y le daba sin pedir nada a cambio porque eso le causaba felicidad.
Esta es una tierna historia, con un toque de tristeza, pero radiante de consolación. Shel Silverstein “creó una fábula para lectores de todas las edades, que nos ofrece una afectiva interpretación de la generosidad y una serena aceptación de otra capacidad, la de amar sin esperar que su amor sea correspondido”.
Este es un pequeño relato escrito de forma poética, donde las ilustraciones son un componente esencial, ya que imagen y texto van de la mano, se necesitan y a su vez nos llenan de emociones intraducibles en una reseña. El niño después de crecer olvida al árbol, pero un día regresa a verlo:
“…un día, el árbol vio venir a su niño y le dijo –Ven niño, súbete a mi tronco y mécete en mis ramas y come mis manzanas y juega bajo mi sombra y sé feliz –Ya soy muy grande para jugar y trepar—dijo él. Yo quiero comprar cosas y divertirme, necesito dinero, podrías dármelo?—Lo siento—dijo el árbol—pero yo no tengo dinero, sólo tengo hojas y manzanas. Coge mis manzanas y véndelas en la ciudad, así tendrás dinero y serás feliz”—.
“Y así, él se subió al/ árbol, recogió/ las manzanas/ y se las llevó./ Y el árbol fue feliz”.
Shel Silverstein, dibujante, cantante y poeta, fue una de las voces más frescas de la poesía infantil en inglés. Escribió para niños con una inquietud por los temas que a ellos les preocupan, mucho humor y no poca dosis de crítica; no es un autor de los que se ganan el afecto disfrazando el sentido agridulce de las cosas con pura miel, sino siendo divertido y sincero. Como escritor es un poeta muy difícil de traducir, dado que sus poemas están repletos de juegos verbales. De ahí que si usted lector no lee en inglés, esta traducción de Carla Prado es muy recomendable para acercarse a este inolvidable autor. También puede consultar la página http://www.shelsilverstein.com/indexSite.html donde encontrará canciones ilustradas, compuestas e interpretadas por este autor.
Silverstein murió en mayo de 1999, entre sus obras podemos mencionar “Donde la acera termina”, “El pedazo que falta”, “Diversas danzas”, “Una luz en el ático”, “El pedazo que falta resuelve el O grande”, “El caer para arriba”, “Dibuje un elefante flaco”, “Babbit que moquea”, “¡No tope el Glump! y otras fantasías”.
A/dios lo que es de Dios: Apuntes de un escribidor
Para convivir si no en forma armónica, al menos sí de manera pacífica, hay que respetar las creencias del otro, ser tolerante, pero eso no significa que el otro no tenga que serlo, es decir, tanto uno como el otro deben tener la misma apertura, si esto no pasa viene la intolerancia que es lo que ha ocasionado la mayor parte de los genocidios en el mundo.
La intolerancia y la exclusión condenan a millones de personas a la muerte, no sólo en forma física sino también social, ya que los opresores priorizan sus creencias al grado de no importarles el mundanal de víctimas que perecen, siempre y cuando ellos permanezcan intocables.
Ejemplo de lo anterior son el PAN y la Iglesia católica, y aquí quiero aclarar que hablo de estas dos instituciones a partir de sus voceros y sus representantes, no es señalar ni estigmatizar a quien cree en los valores que fundaron esas dos instituciones sino a quienes las tergiversaron.
En el periódico El Universal aparecieron las declaraciones del diputado yucateco Renán Barrera Concha, quien señala que las bodas gay van contra la naturaleza humana y que por acciones como esa Dios quemó Sodoma y Gomorra. Textualmente dice: “La bancada del PAN, pero yo en lo particular, no estamos de acuerdo en que Yucatán tenga la facultad de celebrar uniones entre homosexuales, ya que es inmoral, va contra nuestra propia naturaleza y, sobre todo, contra los designios de Dios, que establece la unión del hombre con la mujer”.
Habría que preguntarse a qué Dios se refiere el diputado local y si está hablando del Dios de la Iglesia católica; creo que los actos de corrupción, el latrocinio y muchos otros, violentos, que han realizados sus correligionarios serían más condenables que la unión legal entre dos personas del mismo sexo. Lo risible de esta declaración es que nos tendríamos que preguntar por qué Dios no baja a quemar al Acción Nacional si viven en el pecado y la inmoralidad.
A esta declaración se anexa la del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, quien aseguró que los jueces recibieron dinero por parte de Ebrad a cambio de ratificar la ley de matrimonio homosexual en la Ciudad de México, y le preguntó a los periodistas: A ustedes, ¿les gustaría que los adopte una pareja de maricones o lesbianas?”. Seguramente cualquier niño (que son tantos) que haya sido abusado por algún religioso respondería que el terror sería ser adoptado por un cura.
Lo malo es que la Iglesia católica no reacciona así ante tanta injusticia que ha dictaminado la suprema (o tremenda) corte ni la cámara de diputados que atentan contra la dignidad. Millones de muertos por la pobreza porque esas instituciones se nutren del dolor humano, eso las saca financieramente a flote.
El gobierno de izquierda ha logrado, al menos en el D.F., la unión legal entre dos personas del mismo sexo y la despenalización del aborto, mientras que en otros estados las mujeres sufren por partida doble. En Guanajuato, señala La Jornada: “Pese al incremento de 41 por ciento en el número de adolescentes preñadas en este periodo, el gobierno panista de Juan Manuel Oliva Ramírez inhibe la educación sexual y no fomenta la planificación familiar”.
Incluso, en Guanajuato están a punto de cerrar el Centro para los Adolescentes de San Miguel de Allende (Casa) que forma a parteras de manera profesional, además de que educa sexualmente a los habitantes de las poblaciones marginadas a través del arte y la radio. Dicho centro es reconocido, a niveles nacional e internacional por su trabajo de información y de ayuda a la comunidad, ya que ayuda a la planificación familiar de los hogares más pobres, y ahora la Secretaría de Salud (SSA) que dirige José Ángel Córdoba Villalobos pone en duda la renovación del permiso para su funcionamiento.
El gobierno no se encarga de educar, sólo de perseguir, marginar y prejuiciar: “El secretario de Educación (en Guanajuato), Alberto Diosdado, muy por el contrario, recomienda a los estudiantes conservar la virginidad hasta el matrimonio, practicar la abstinencia, evitar los anticonceptivos y rechazar la homosexualidad”.
Este gobierno que, como se imaginará, es panista, nos muestra su intolerancia, sobre todo el grado de represión, ya que la policía integrará un padrón de mujeres embarazadas en la zona de Apaseo para poder encontrar a una mujer que abortó y abandonó un feto. Como se puede apreciar, el problema radica en que temáticas tan trascendentales como la educación y salud sexual son reducidas al estigma y a la persecución; si seguimos en esa dinámica, se le podrá ocurrir a la derecha mexicana que la mejor solución para acabar con la pobreza es matando a todos los pobres.
Aclaro de nuevo que esto no es contra las instituciones sino contra sus dirigentes y los que no están comprometidos con las causas de fondo que representan, ya que personalmente agradezco a la congregación Salesiana en Yucatán y en particular con los que conviví entre 1994 y 1997, porque gracias a ellos pude acercarme al deporte, el arte y la artesanía. El trabajo del formador es educar, no castigar.
Pilatos a escena: Apuntes de un escribidor
Si Jesucristo fue crucificado fue por andar de redentor de los pobres y querer destruir un sistema religioso (para edificar uno nuevo) que evidentemente se basaba en la corrupción y en la acumulación de riquezas, de ahí que haya sido un preso político. Si releemos algunos pasajes del nuevo testamento nos topamos con palabras en la que el nazareno le señala a un rico que para seguirlo debe de dejar sus riquezas y posesiones materiales, ante esas palabras el rico desiste.
Muchos siglos después, en un hoy donde los escándalos políticos y las corruptelas están al orden del día, vemos como en nuestro Estado dos curas se encuentran involucrados en el fraude Mex Forex y aparentemente invirtieron tres millones de dólares en esa empresa. El arzobispo de Yucatán Emilio Carlos Berlie Belaunzarán al ser cuestionado por David Rico de POR ESTO! se lavó las manos y exhortó a que se le preguntara directamente a los involucrados, escudándose de que eran asuntos personales que no tienen nada que ver con lo religioso.
A pesar de existir el temor de que aquel dinero sea el de los fieles contribuyentes (quienes pagan otro tipo de IVA además del que el gobierno les aplica), el Arzobispo se lava las manos de nuevo y dice a los fieles le pregunten directamente a los curas.
Nada nuevo hay en esto, es otro lugar común en el absurdo manejo que le dan al dinero del pueblo, pero asusta que los que están a la cabeza de los sistemas se hagan de la vista gorda y pasen por alto este tipo de evidencias.
Si algunos religiosos tienen derecho a un guardadito, es visible que esos millones no son un “dinerito” sino un “dinerote” que suena a burla. Porque pedirle dinero en nombre de Dios a la gente del pueblo que apenas tiene lo suficiente para pagar los servicios básicos (y muy elevados), mientras sus representantes viven en el lujo y la comodidad es la doble moral de la que se está harto.
Esto mismo pasa con el ex alcalde de Mérida quien está envuelto en las corruptelas más grandes que se hayan visto en nuestra ciudad, ya que los gobiernos panistas mejoraron trienio a trienio pero en sus artimañas para robar. Y cuando se le cuestiona sobre lo que hizo se lava las manos y prefiere no hacer declaración alguna o evadirse con las tangentes más absurdas.
Y qué decir del encuentro que sostuvieron dirigentes de los partidos políticos con el usurpador para debatir sobre temas de seguridad y la posible legalización de la venta y consumo de drogas, ahí Calderón se vuelve a lavar las manos de tantas muertes, de tanta desolación en que se ha dejado a las familias, de tanta desesperanza que vive este país que día a día va hacia la ingobernabilidad, de la corrupción de sus colaboradores más cercanos y de otros etcéteras. El ilegítimo se lava las manos todos los días de la debacle que ha provocado ¿A eso se refería cuando decía que tenía las manos limpias? ¿Se lavó las manos del FOBAPROA?
El estigma y la crucifixión mediática que se hizo con Andrés Manuel López Obrador en 2006 se entiende, ¿cómo dejar vivo políticamente a alguien que le interesa sacar adelante a este país y devolverle la esperanza a la juventud y a los desposeídos, además de querer limpiar a los grandes funcionarios de tanta riqueza?
Fidel Castro en su reflexión de hoy titulada “El gigante de las siete leguas (parte 1), lo dejó muy claro, cuando habla del libro “La mafia que se adueñó de México… y el 2012”: “Andrés Manuel López Obrador será la persona con más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe y, con él, el imperio.”.
Mientras tanto, los Pilatos seguirán arriba de la escena.
Muchos siglos después, en un hoy donde los escándalos políticos y las corruptelas están al orden del día, vemos como en nuestro Estado dos curas se encuentran involucrados en el fraude Mex Forex y aparentemente invirtieron tres millones de dólares en esa empresa. El arzobispo de Yucatán Emilio Carlos Berlie Belaunzarán al ser cuestionado por David Rico de POR ESTO! se lavó las manos y exhortó a que se le preguntara directamente a los involucrados, escudándose de que eran asuntos personales que no tienen nada que ver con lo religioso.
A pesar de existir el temor de que aquel dinero sea el de los fieles contribuyentes (quienes pagan otro tipo de IVA además del que el gobierno les aplica), el Arzobispo se lava las manos de nuevo y dice a los fieles le pregunten directamente a los curas.
Nada nuevo hay en esto, es otro lugar común en el absurdo manejo que le dan al dinero del pueblo, pero asusta que los que están a la cabeza de los sistemas se hagan de la vista gorda y pasen por alto este tipo de evidencias.
Si algunos religiosos tienen derecho a un guardadito, es visible que esos millones no son un “dinerito” sino un “dinerote” que suena a burla. Porque pedirle dinero en nombre de Dios a la gente del pueblo que apenas tiene lo suficiente para pagar los servicios básicos (y muy elevados), mientras sus representantes viven en el lujo y la comodidad es la doble moral de la que se está harto.
Esto mismo pasa con el ex alcalde de Mérida quien está envuelto en las corruptelas más grandes que se hayan visto en nuestra ciudad, ya que los gobiernos panistas mejoraron trienio a trienio pero en sus artimañas para robar. Y cuando se le cuestiona sobre lo que hizo se lava las manos y prefiere no hacer declaración alguna o evadirse con las tangentes más absurdas.
Y qué decir del encuentro que sostuvieron dirigentes de los partidos políticos con el usurpador para debatir sobre temas de seguridad y la posible legalización de la venta y consumo de drogas, ahí Calderón se vuelve a lavar las manos de tantas muertes, de tanta desolación en que se ha dejado a las familias, de tanta desesperanza que vive este país que día a día va hacia la ingobernabilidad, de la corrupción de sus colaboradores más cercanos y de otros etcéteras. El ilegítimo se lava las manos todos los días de la debacle que ha provocado ¿A eso se refería cuando decía que tenía las manos limpias? ¿Se lavó las manos del FOBAPROA?
El estigma y la crucifixión mediática que se hizo con Andrés Manuel López Obrador en 2006 se entiende, ¿cómo dejar vivo políticamente a alguien que le interesa sacar adelante a este país y devolverle la esperanza a la juventud y a los desposeídos, además de querer limpiar a los grandes funcionarios de tanta riqueza?
Fidel Castro en su reflexión de hoy titulada “El gigante de las siete leguas (parte 1), lo dejó muy claro, cuando habla del libro “La mafia que se adueñó de México… y el 2012”: “Andrés Manuel López Obrador será la persona con más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe y, con él, el imperio.”.
Mientras tanto, los Pilatos seguirán arriba de la escena.
El viejo tomás y la pequeña hada: Literatura para niños y jóvenes
Hay libros que nos enseñan muchas cosas importantes para vivir la vida, no nos dicen cómo enfrentarla, tampoco cual es la solución a nuestros problemas, mucho menos lo que es bueno y es malo ni cómo nos debemos comportar. Sin embargo, a los personajes de las historias les suceden cosas que posiblemente te sucedan a ti, entonces vez cómo ese ser imaginario va actuando y es cuando le prestas interés, le entregas tu atención.
El libro del que les quiero hablar, es un texto para niños, sencillo, breve, bello y es en esa sencillez de la que emana lo poético y lo narrativo. Una poesía en la que podemos ver algunas actitudes nuestras, actitudes al fin y al cabo humanas, nadie está libre del rencor, de la rabia, de la ira o la molestia; ni siquiera los niños y qué decir de los adultos.
Traducido por Élodie Bourgeois “El viejo Tomás y la pequeña hada”, escrito por Dominique Demers e ilustrado por Sthepane Poulin, fue publicado por la SEP en su colección Pasos de Luna, de Los Libros del Rincón en 2005.
“Tomás, un viejo y malhumorado pescador, encuentra a una niña diminuta que las olas del mar trajeron hacia la playa. ¿Quién será ese pequeño ser que llenará de felicidad su solitario corazón? Un relato sobre el afecto y la convivencia, en la que destaca la necesidad de vivir en paz con nosotros mismos y con los demás”.
La autora nos atrapa con la simple presentación de su protagonista: “Puede que el viejo Tomás no tuviera cien años todavía, pero era realmente muy viejo. Vivía solo, entre las gaviotas y los cormoranes. Ya no iba a pescar. El viejo Tomás estaba enfadado con el mundo entero”.
El hombre enfadado, que se encuentra solo y aislado en el mar, tendrá un encuentro que le cambiará la vida, que le hará abrir el corazón y contemplar de nuevo el mundo y encaminarse a la productividad:
“Una tarde, mientras paseaba por la playa y profería insultos a la Luna, a las estrellas y a las olas, descubrió a una niña diminuta que la marea había arrastrado a la arena”.
Este es el planteamiento de la historia, que no sólo trata sobre la convivencia, sino de encontrar la forma de no hacernos daño a nosotros mismos acumulando odio y rencor. De cómo preocuparse por el otro genera de nuevo confianza. El libro en sí es una metáfora para reconciliarse con el mundo.
“Cuando volvió a salir el Sol, el viejo Tomás salió para insultarle. Pero el anciano pescador se dio cuenta de que su rabia había desaparecido. Era un hombre diferente ahora. Había cambiado. Cerró los ojos, aspiró una bocanada de aire salado y murmuró una oración secreta al Sol, al mar y al viento. Cuando volvió, la niña había abierto sus ojos”.
La pequeña hada se convertirá en un estímulo para el viejo Tomás que, al final, recuperará su vida. La historia de este libro, así como la vida, no es tan simple ni fácil, tampoco del todo feliz, a pesar que al final sobrevive la esperanza. En este libro pasarán cosas en las que como lector estarás abierto a la emoción, al suspenso, la alegría.
Dominique Demers nació en Hawkesbury, Canadá, en 1956 y ha sido distinguida con múltiples premios. Doctora en Literatura Juvenil, es miembro de la Unión de Escritores Quebequenses desde 1994.
Sthepane Poulin nació en 1961 en Montreal, Canadá. Desde su niñez ha sido un apasionado de los libros infantiles, que ahora escribe e ilustra. En 1979, ingresó a la Universidad de Ahuntsic, en Montreal, para estudiar diseño gráfico. En 1985 publicó su primer libro para niños, aunque él mismo reconoce que le gusta más ilustrarlos que escribirlos. Es un magnifico dibujante y podemos admirar sus realizaciones en cientos de volúmenes que han sido traducidos a varios idiomas.
El libro del que les quiero hablar, es un texto para niños, sencillo, breve, bello y es en esa sencillez de la que emana lo poético y lo narrativo. Una poesía en la que podemos ver algunas actitudes nuestras, actitudes al fin y al cabo humanas, nadie está libre del rencor, de la rabia, de la ira o la molestia; ni siquiera los niños y qué decir de los adultos.
Traducido por Élodie Bourgeois “El viejo Tomás y la pequeña hada”, escrito por Dominique Demers e ilustrado por Sthepane Poulin, fue publicado por la SEP en su colección Pasos de Luna, de Los Libros del Rincón en 2005.
“Tomás, un viejo y malhumorado pescador, encuentra a una niña diminuta que las olas del mar trajeron hacia la playa. ¿Quién será ese pequeño ser que llenará de felicidad su solitario corazón? Un relato sobre el afecto y la convivencia, en la que destaca la necesidad de vivir en paz con nosotros mismos y con los demás”.
La autora nos atrapa con la simple presentación de su protagonista: “Puede que el viejo Tomás no tuviera cien años todavía, pero era realmente muy viejo. Vivía solo, entre las gaviotas y los cormoranes. Ya no iba a pescar. El viejo Tomás estaba enfadado con el mundo entero”.
El hombre enfadado, que se encuentra solo y aislado en el mar, tendrá un encuentro que le cambiará la vida, que le hará abrir el corazón y contemplar de nuevo el mundo y encaminarse a la productividad:
“Una tarde, mientras paseaba por la playa y profería insultos a la Luna, a las estrellas y a las olas, descubrió a una niña diminuta que la marea había arrastrado a la arena”.
Este es el planteamiento de la historia, que no sólo trata sobre la convivencia, sino de encontrar la forma de no hacernos daño a nosotros mismos acumulando odio y rencor. De cómo preocuparse por el otro genera de nuevo confianza. El libro en sí es una metáfora para reconciliarse con el mundo.
“Cuando volvió a salir el Sol, el viejo Tomás salió para insultarle. Pero el anciano pescador se dio cuenta de que su rabia había desaparecido. Era un hombre diferente ahora. Había cambiado. Cerró los ojos, aspiró una bocanada de aire salado y murmuró una oración secreta al Sol, al mar y al viento. Cuando volvió, la niña había abierto sus ojos”.
La pequeña hada se convertirá en un estímulo para el viejo Tomás que, al final, recuperará su vida. La historia de este libro, así como la vida, no es tan simple ni fácil, tampoco del todo feliz, a pesar que al final sobrevive la esperanza. En este libro pasarán cosas en las que como lector estarás abierto a la emoción, al suspenso, la alegría.
Dominique Demers nació en Hawkesbury, Canadá, en 1956 y ha sido distinguida con múltiples premios. Doctora en Literatura Juvenil, es miembro de la Unión de Escritores Quebequenses desde 1994.
Sthepane Poulin nació en 1961 en Montreal, Canadá. Desde su niñez ha sido un apasionado de los libros infantiles, que ahora escribe e ilustra. En 1979, ingresó a la Universidad de Ahuntsic, en Montreal, para estudiar diseño gráfico. En 1985 publicó su primer libro para niños, aunque él mismo reconoce que le gusta más ilustrarlos que escribirlos. Es un magnifico dibujante y podemos admirar sus realizaciones en cientos de volúmenes que han sido traducidos a varios idiomas.
Lizzie Borden: Sobre la dramaturgia necesaria
Ediciones y Producciones Escénicas Paso de Gato en el número 28 de sus cuadernos de dramaturgia mexicana, publicó la obra de Lucía Leonor Enríquez “Lizzie Borden”.
“Lizzie Andrew Borden (Fall River, Massachusetts, 19 de julio de 1860 - 1 de junio de 1927), mejor conocida como Lizzie Borden, fue una mujer de Nueva Inglaterra y la única sospechosa de los asesinatos de su padre y su madrastra, que tuvieron lugar en su casa el 4 de agosto de 1892. El doble asesinato, el posterior juicio y el hecho de que nadie fue finalmente condenado por las muertes han convertido al caso en un hecho célebre en Norteamérica y sigue siendo un episodio plagado de dudas en el mundo de la criminología. Aunque Lizzie Borden fue absuelta de los crímenes, incluso en vida se la creyó culpable del asesinato de sus progenitores, y aún hoy es una figura muy importante en el folklore estadounidense”.
La obra de la joven dramaturga mexicana está escrita a partir de diferentes voces en la que se narra el popular acontecimiento delictivo, sin utilizar nombres de personajes y utilizando sólo guiones, escuchamos la voz del pueblo, del jurado que se plantea la imposibilidad de juzgar a alguien por su simple condición burguesa y de la familia.
A partir del estribillo “Lizzie Borden un hacha tomó/ Y cuarenta golpes a su madre le dio/ Y cuando lo que había hecho miró/ Cuarenta y un hachazos a su padre asestó” se va deconstruyendo la historia. Llena de voces que piden justicia, que muestran su desdén ante el parricidio y la abominación.
La obra es una muestra de los complejos laberintos de la mente humana porque, a partir del caso, cada voz adquiere una postura. Todos intentan explicar, desde su propia condición, lo que orilló a Lizzie Borden a cometer el crimen, porque su culpabilidad no se pone en duda. Pero ¿cómo, una mujer tan dulce, pudo llegar de forma tan intempestiva a tal aberración?:
“—Lizzie Borden un hacha tomó.
—Ella era, es…amable con los niños, cariñosa, atenta…
—De todas las maestras del colegio, Lizzie Borden es la consentida de los niños.
—Llega puntualmente, todos los días puntualmente. El cabello recogido, con un delicado listón negro. Todos le decimos “Suéltate el cabello, Lizzie”. Y es que tiene una hermosa cabellera rubia, pero es muy tímida”.
La obra es un canto con una fuerza narrativa y una historia que va develando los diferentes perfiles paso a paso, sin precipitaciones, el estribillo no es reiterativo, sino que funciona como un apoyo y su uso es mesurado, a la vez que nos recuerda los hechos, como si los niños le cantaran a Lizzie cada vez que hace su aparición en público.
Lucia Leonor Enríquez nació en la Ciudad de México en 1981. Directora, dramaturga, actriz y traductora, es Licenciada en Comunicación Social por la UAM y egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la misma universidad; cursó, además, el II Diplomado Nacional de Estudios de la Dramaturgia. Participó en el Encuentro Nacional de Literatura Joven “Mar de vértigos”, en el ciclo de lecturas de Teatro Emergente de El Milagro, y en la VI Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia en Querétaro. Colaboró con Sandra Félix como asistente de dirección, dramaturgista y traductora en: “Telémaco/Subeuropa”, de Marco Antonio de la Parra; “Oxígeno”, de Carl Djerassi y Roald Hoffmann: “Después de ti, señorita Julia”, de Patrick Marber, basada en “La señorita Julia”, de Strindberg. Becaria en el área de dramaturgia por la Fundación para las Letras Mexicanas de 2007 a 2009. De reciente publicación, su libro “Nadie se va a reír” salió a luz bajo el sello editorial de Tierra Adentro.
“Lizzie Andrew Borden (Fall River, Massachusetts, 19 de julio de 1860 - 1 de junio de 1927), mejor conocida como Lizzie Borden, fue una mujer de Nueva Inglaterra y la única sospechosa de los asesinatos de su padre y su madrastra, que tuvieron lugar en su casa el 4 de agosto de 1892. El doble asesinato, el posterior juicio y el hecho de que nadie fue finalmente condenado por las muertes han convertido al caso en un hecho célebre en Norteamérica y sigue siendo un episodio plagado de dudas en el mundo de la criminología. Aunque Lizzie Borden fue absuelta de los crímenes, incluso en vida se la creyó culpable del asesinato de sus progenitores, y aún hoy es una figura muy importante en el folklore estadounidense”.
La obra de la joven dramaturga mexicana está escrita a partir de diferentes voces en la que se narra el popular acontecimiento delictivo, sin utilizar nombres de personajes y utilizando sólo guiones, escuchamos la voz del pueblo, del jurado que se plantea la imposibilidad de juzgar a alguien por su simple condición burguesa y de la familia.
A partir del estribillo “Lizzie Borden un hacha tomó/ Y cuarenta golpes a su madre le dio/ Y cuando lo que había hecho miró/ Cuarenta y un hachazos a su padre asestó” se va deconstruyendo la historia. Llena de voces que piden justicia, que muestran su desdén ante el parricidio y la abominación.
La obra es una muestra de los complejos laberintos de la mente humana porque, a partir del caso, cada voz adquiere una postura. Todos intentan explicar, desde su propia condición, lo que orilló a Lizzie Borden a cometer el crimen, porque su culpabilidad no se pone en duda. Pero ¿cómo, una mujer tan dulce, pudo llegar de forma tan intempestiva a tal aberración?:
“—Lizzie Borden un hacha tomó.
—Ella era, es…amable con los niños, cariñosa, atenta…
—De todas las maestras del colegio, Lizzie Borden es la consentida de los niños.
—Llega puntualmente, todos los días puntualmente. El cabello recogido, con un delicado listón negro. Todos le decimos “Suéltate el cabello, Lizzie”. Y es que tiene una hermosa cabellera rubia, pero es muy tímida”.
La obra es un canto con una fuerza narrativa y una historia que va develando los diferentes perfiles paso a paso, sin precipitaciones, el estribillo no es reiterativo, sino que funciona como un apoyo y su uso es mesurado, a la vez que nos recuerda los hechos, como si los niños le cantaran a Lizzie cada vez que hace su aparición en público.
Lucia Leonor Enríquez nació en la Ciudad de México en 1981. Directora, dramaturga, actriz y traductora, es Licenciada en Comunicación Social por la UAM y egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la misma universidad; cursó, además, el II Diplomado Nacional de Estudios de la Dramaturgia. Participó en el Encuentro Nacional de Literatura Joven “Mar de vértigos”, en el ciclo de lecturas de Teatro Emergente de El Milagro, y en la VI Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia en Querétaro. Colaboró con Sandra Félix como asistente de dirección, dramaturgista y traductora en: “Telémaco/Subeuropa”, de Marco Antonio de la Parra; “Oxígeno”, de Carl Djerassi y Roald Hoffmann: “Después de ti, señorita Julia”, de Patrick Marber, basada en “La señorita Julia”, de Strindberg. Becaria en el área de dramaturgia por la Fundación para las Letras Mexicanas de 2007 a 2009. De reciente publicación, su libro “Nadie se va a reír” salió a luz bajo el sello editorial de Tierra Adentro.
AMLO mejor aún, se puede ver con la mirada al frente: Apuntes de un escribidor
Hay quien asegura en las redes sociales que “eso del narcotráfico” es pura cortina de humo para justificar la falta de avances en otros campos o sectores del país. Que “aquella guerra es proporcional a un fenómeno que no se puede medir”... es decir que “para la fuga de dinero es el perfecto barril sin fondo... por lo que sólo cuenta la embriaguez del estancamiento”.
Tal vez en este razonamiento no se esté tomando en cuenta que esa cortina de humo afecta a las madres que pierden a sus hijos jóvenes o niños; a las mujeres violadas por el Ejército o que sirven en el negocio de la trata de blancas; a los migrantes sudamericanos que viven en la esclavitud; a la gente que se encierra en sus casas y sólo prende el televisor para acallar balaceras y viven en un toque de queda permanente; a los que no pueden ir a la escuela, por muy pésima que pueda ser gran parte de la educación en México, a causa del miedo y en sí, a toda la sociedad en su conjunto.
¿Los más de 24,000 muertos qué son? ¿Cortina de humo? No creo; estamos ante gobiernos federales tan cínicos que ni siquiera tienen que disfrazar nada en cuestión de retrocesos, todos sabemos lo mal que está el país, sabemos de los monopolios y cacicazgos culturales, educacionales, económicos y políticos: no hay que tapar nada. Lo sabemos y parece ser que hasta lo aceptamos como una normalidad y lo primero que se quiere es adherirse a ese podrido sistema, porque robar impunemente los bienes del Estado, desde gasolina de Pemex hasta en el más bajo sector de la administración pública ya es cosa de todos los días.
Por el contrario, es la falta de desarrollo en otros campos lo que ha provocado fenómenos como el narcotráfico, donde se mata por 2,000 pesos y se muere por 4 mil, porque ante la falta de avance en todos los sectores del país los jóvenes se preguntan ¿qué sigue?... No seamos ingenuos ni veamos al revés los procesos. El orden de los factores sí altera el producto. La descomposición social orilla a la guerra entre mexicanos y los que han provocado esa descomposición social son los últimos en rendir cuentas. Andrés Manuel López Obrador, a quien la oligarquía que ha sumido a este país en la miseria le robó la presidencia, lo dijo de forma clara y contundente:
“Tengo la certeza, cada vez que lo pienso, me convenzo de que es necesario fortalecer valores, pues la mitad de los problemas de México tienen que ver con la falta de bienestar, pero la otra mitad es fortalecer los valores, para que se formen seres humanos espiritualmente con pensamientos elevados, mejores seres humanos donde no domine como ahora la codicia, el dinero, donde lo más importante sea hacer el bien”.
Yo pienso en la cultura, en el teatro y en la literatura como un mecanismo que nos ayude en esa tarea, porque fortalecer valores no tiene nada que ver con la moralina, sino con una búsqueda humanística a la cual la mayor parte de la gente se ha cerrado. Porque lo menos importante para muchos funcionarios es generar públicos, conocimientos, lo que se busca en muchos casos es generar riquezas personales sin importar el daño que se hace a la cultura y al arte.
“Qué cultura puede ser el lujo barato, el triunfar a toda costa sin escrúpulos, eso es lo que ha originado la crisis; tenemos que regresar a nuestros valores, agregando la tolerancia, la diversidad, el respeto, pero es una corriente nueva lo que necesitamos; por eso hablo de una transformación de la vida pública, no sólo lo material”, dijo AMLO.
Estas palabras no deben de tomarse a la ligera, muchos, permeados por el odio y el afán de dividir dirán riendo que esto es imposible, que el mexicano debe escalar y pisar para subir. Sé que muchos actúan así, pero aún se puede tener la mirada al frente, hay que evitar estar con la mirada baja, con los ojos clavados en la tierra porque nuestros ojos, en base al trabajo, deben de apuntar al horizonte.
Tal vez en este razonamiento no se esté tomando en cuenta que esa cortina de humo afecta a las madres que pierden a sus hijos jóvenes o niños; a las mujeres violadas por el Ejército o que sirven en el negocio de la trata de blancas; a los migrantes sudamericanos que viven en la esclavitud; a la gente que se encierra en sus casas y sólo prende el televisor para acallar balaceras y viven en un toque de queda permanente; a los que no pueden ir a la escuela, por muy pésima que pueda ser gran parte de la educación en México, a causa del miedo y en sí, a toda la sociedad en su conjunto.
¿Los más de 24,000 muertos qué son? ¿Cortina de humo? No creo; estamos ante gobiernos federales tan cínicos que ni siquiera tienen que disfrazar nada en cuestión de retrocesos, todos sabemos lo mal que está el país, sabemos de los monopolios y cacicazgos culturales, educacionales, económicos y políticos: no hay que tapar nada. Lo sabemos y parece ser que hasta lo aceptamos como una normalidad y lo primero que se quiere es adherirse a ese podrido sistema, porque robar impunemente los bienes del Estado, desde gasolina de Pemex hasta en el más bajo sector de la administración pública ya es cosa de todos los días.
Por el contrario, es la falta de desarrollo en otros campos lo que ha provocado fenómenos como el narcotráfico, donde se mata por 2,000 pesos y se muere por 4 mil, porque ante la falta de avance en todos los sectores del país los jóvenes se preguntan ¿qué sigue?... No seamos ingenuos ni veamos al revés los procesos. El orden de los factores sí altera el producto. La descomposición social orilla a la guerra entre mexicanos y los que han provocado esa descomposición social son los últimos en rendir cuentas. Andrés Manuel López Obrador, a quien la oligarquía que ha sumido a este país en la miseria le robó la presidencia, lo dijo de forma clara y contundente:
“Tengo la certeza, cada vez que lo pienso, me convenzo de que es necesario fortalecer valores, pues la mitad de los problemas de México tienen que ver con la falta de bienestar, pero la otra mitad es fortalecer los valores, para que se formen seres humanos espiritualmente con pensamientos elevados, mejores seres humanos donde no domine como ahora la codicia, el dinero, donde lo más importante sea hacer el bien”.
Yo pienso en la cultura, en el teatro y en la literatura como un mecanismo que nos ayude en esa tarea, porque fortalecer valores no tiene nada que ver con la moralina, sino con una búsqueda humanística a la cual la mayor parte de la gente se ha cerrado. Porque lo menos importante para muchos funcionarios es generar públicos, conocimientos, lo que se busca en muchos casos es generar riquezas personales sin importar el daño que se hace a la cultura y al arte.
“Qué cultura puede ser el lujo barato, el triunfar a toda costa sin escrúpulos, eso es lo que ha originado la crisis; tenemos que regresar a nuestros valores, agregando la tolerancia, la diversidad, el respeto, pero es una corriente nueva lo que necesitamos; por eso hablo de una transformación de la vida pública, no sólo lo material”, dijo AMLO.
Estas palabras no deben de tomarse a la ligera, muchos, permeados por el odio y el afán de dividir dirán riendo que esto es imposible, que el mexicano debe escalar y pisar para subir. Sé que muchos actúan así, pero aún se puede tener la mirada al frente, hay que evitar estar con la mirada baja, con los ojos clavados en la tierra porque nuestros ojos, en base al trabajo, deben de apuntar al horizonte.
Groar y Rey por un rato: Literatura para niños y jóvenes
Otra vez y de nuevo, quiero recomendar otros dos libros que se me hacen interesantes para compartirlos con los niños. Nosotros podemos tenerlos en las manos, pero creo que lo mejor es hacerlos llegar al público, al que realmente le pertenece, y que mejor provecho le sacará.
Hablaré hoy de “Groar”, de Bernardo Fernández e ilustrado por Bef, y “Rey por un rato”, de M. B. Bronzon, con ilustraciones de Carlos Beltrán, ambos editados por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.
Ambos textos nos remiten al grado supremo de la creación que es el imaginar. Porque quien no imagina no cree en las posibilidades. En estos dos tomos, tenemos a dos niños que con su imaginación ven de forma intensa su cotidianidad, desde el ir a la escuela o salir a caminar porque la luz se fue; dos niños que entienden que hay que buscar otras formas de divertirse.
“¿Te imaginas qué pasaría si tuvieras un dinosaurio como mascota? Sacarlo a pasear sería toda una ventura, por no hablar de darle de comer o mandarlo a bañar. Para saber cómo arreglártelas si algo tan grande viene a vivir contigo, asómate a las páginas de este libro y seguro encontrarás la solución”.
En “Groar”, nuestro protagonista anuncia a su madre que la tele no prende, la respuesta es que se fue la luz, entonces el niño se pregunta: “¿Irse? ¿A dónde?”
A falta de televisión el niño decide ir a caminar al parque, ahí se encuentra con un dinosaurio T-Rex, al cual lleva a su casa para invitarlo a comer, causando un destrozo descomunal que no se solucionará a pesar de pedir permiso de tenerlo:
—-Mamá, me encontré a un dinosaurio, ¿puedo quedármelo?
—¿Un dinosaurio?
—Sí, es un T-Rex bebé. Se llama Groar. Estaba solito en la calle. ¿Puede quedarse a vivir con nosotros?
—Mi amor, los dinosaurios se extinguieron hace millones de años.
—¿Se extinguieron?
—Desaparecieron. No queda ni uno. Sólo existen esqueletos en los museos.
—¡Pero yo me encontré uno en el parque hace rato!
—Ay, qué imaginación tienes. De cualquier manera aunque fuera un gatito, no podemos tener mascotas aquí. No hay quien lo cuide.
—¡Yo me voy a encargar de él, mamá, lo voy a bañar y a sacar a pasear todos los días!
—Eso dices ahora. Pero en unas semanas te vas a aburrir de tu perrito y lo vas a descuidar.
—No es un perrito, ¡es un dinosaurio!.
En “Rey por un rato”, Pancho se la ha pasado leyendo tanto, que un día despierta con la idea de que quiere ser rey, aunque en la actualidad ser rey ya no está de moda, lo de ahora es ser presidente pero Pancho considera que eso será menos divertido.
Nuestro protagonista comunica la idea a su madre, quien ríe benévolamente de sus ocurrencias. En la escuela, su amiga Mane auxilia a Pancho a encontrar una solución que le ayude a ser Rey, aunque sea por un rato, y así descubra lo complicado que es impartir justicia.
Porque “los reyes pasan la tarde resolviendo asuntos importantísimos, no hacen la tarea; tienen cientos de sirvientes, no hacen mandados; son amenazados por peligrosos adversarios, no por el gandallita del salón. Pero nada de eso le importa a Pancho, quien amaneció decidido a ser rey y está dispuesto a hacer lo que sea para lograrlo”.
Estos dos libros son una recomendación para los pequeños, lecturas breves con ilustraciones ideales para no coartar la imaginación sino potenciarla, dos textos con el que los niños no se aburrirán, sino al contrario, cuestionarán el imaginario del mundo de princesas y se darán cuenta que con la imaginación incluso es posible traer a la tierra un dinosaurio que se siente en nuestra cama.
Cholo sé que existe: Sobre las artes escénicas
Sería presuntuoso y también precipitado querer hablar de Héctor Herrera “Cholo” como si hubiera sido un amigo íntimo o como si fuese un experto en su prolífico trabajo y extensa trayectoria, creo que otros son los indicados para abordar esos aspectos. Yo quisiera hablar de la memoria, en particular de la mía.
Recuerdo que en el año de 1992 una de las grandes diversiones y un ejemplo del ingenio lo tenía en las obras de “Cholo”, en particular recuerdo “Cholo, videoveo” y “Cuna de perros”. Nunca las vi en un teatro, (de hecho las pocas obras de Héctor Herrera que llegué a ver no fueron en el desaparecido teatro que llevaba su nombre y que se encontraba frente a la hemeroteca) sino que haciendo uso de la piratería las escuchaba en audio, en los casettes (casi extintos) que vendían en los puestos ambulantes del centro.
De eso han pasado 18 años y lo oído no se olvida y tampoco se compara con burdas imitaciones impregnadas ni siquiera por el albur sino por un lenguaje soez (en su totalidad), que es la muerte del ingenio y la pereza de una gran parte de las generaciones actuales.
Cuando estaba en la primaria recuerdo el frío invernal y los comerciales de un licor de caña, donde “Cholo” movía aquellos ojos característicos y decía “yo vendo chamarras”. Ahí conocí, no su imagen ya que la había visto en los periódicos, sino al cómico con su gestualidad y movimiento, lo que me ayudó a imaginar escénicamente aquellos audios que después escucharía.
En el año de 1994 vi por vez primera la película “Vidita negra” protagonizada por Mauricio Garcés, ahí vi a un joven actor que se parecía a “Cholo”, estaba convencido que era él pero no podía confirmarlo (cuando eres muy chaval no das casi nada o das todo por sentado), poco tiempo después se confirmó o reafirmó esta sospecha.
La última vez que vi actuar al desaparecido actor conocido por todo Yucatán fue en su participación en la película “Lake Tahoe” de Lumbecke, y más que verla sólo por la actuación del señor Herrera, acudí a ella por el precedente del premio Ariel que obtuvo “Cholo” por su trabajo en la película y porque el director me parece uno de los más interesantes del cine mexicano, que en muchas ocasiones no se torna complaciente con el espectador sino con el lenguaje del cine.
Además de lo anterior también me interesaba ver la película, ya que en un número dedicado a la dirección de actores de la revista especializada en cine “Toma”, Lumbecke hablaba de cómo había dirigido a Héctor Herrera, y el proceso del que hablaba me parecía sumamente interesante.
Hablo de esto a manera de una elucubración personal porque el aporte y el legado de Héctor Herrera son incuestionables y a cada uno de los creadores del Estado lo ha trascendido de diferentes maneras. Lo que no se puede hacer es simplificar su carrera escénica y reducirlo a particularidades fuera de lo artístico, provocando que las generaciones venideras lo recuerden sólo por cosas como que en una ocasión fue candidato a la gubernatura del Estado por el PRD.
Se debe hacer hincapié en su obra, en su trabajo, que el público joven no sólo sepa que existió sino que existe y más allá de homenajes, lo mejor sería hacer accesible su vida y obra artística y que esté al alcance del público.
A propósito de esto, me viene a la mente un texto de Conrado Roche en el que hablaba de la obra “Los perros” de Elena Garro, llevado a escena recientemente en Yucatán por Francisco Solís; en el que señalaba que el mayor merito de Elena Garro había sido el hecho de haber estado casada con Octavio Paz. Este comentario me pareció irresponsable, ya que lo más contraproducente para la obra de Garro fue precisamente ese matrimonio, tomando en cuenta que a diferencia de la autora de “Los perros”, Paz nunca pudo escribir una obra de teatro, contando ese intento fallido que fue “La hija de Rapaccini”, de ahí el desdén del premio Nobel al género.
Y adjudicar como único merito de la autora algo extraliterario es desdeñar todo su trabajo, desde “Un hogar sólido” hasta “Felipe Ángeles” y negar la transgresión que hizo Garro dentro del teatro mexicano, habría pues que regresar a sus obras y no crear un imaginario por una particularidad que no tiene que ver con su trabajo dramatúrgico.
Estemos entonces ante la responsabilidad de que el trabajo de Héctor Herrera “Cholo” no sea reducido a algo que esté fuera de lo que hizo en el escenario. Larga vida a la obra de “Cholo”, pero sobre todo que en la memoria de los que estén creciendo se impregne su obra y que no sólo sepan que existe sino sobre todo el por qué.
México de rodillas: Sobre la dramaturgia necesaria
En el año 2004 el Fondo Editorial Tierra Adentro publicó el libro “Teatro de la gruta IV”, una compilación con las 5 obras finalistas del Premio Nacional de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo” en su edición 2004. Entre las obras se incluyen “Carajo, Malena”, de Zaría Abreu (obra ganadora); “Café Hemingway”, de Carlos Nhopal; “Van a matar al Toño”, de Alberto Castillo; “La inocencia de los condenados”, de Aída Andrade, y “México de rodillas”, de Víctor Salcido, obra de la que hablaremos en esta ocasión.
Fausto, desalineado e irreverente tiene problemas con la adrenalina, por lo que lleva una vida llena de emociones en la que asalta bancos, secuestra judiciales y realiza todo tipo de trabajos sucios junto con su banda “Los hijos bastardos”; se enamora de Sonia, una muchacha algo fresa pero tierna, quien es hija de Don Gustavo, uno de los políticos más importantes e influyentes del México ficticio que recrea Salcido.
Por supuesto que Don Gustavo representa a uno de esos tantos políticos que tienen secuestrado al país pero que ahora le está incomodando al sistema. Por ello, Pedro, quien trabaja en el área de inteligencia del gobierno, ha seducido a Sonia para poder acorralar a su padre.
El mejor amigo de Fausto es César, un cineasta intelectual que se encuentra grabando su más reciente película “Las memorias del verano” y gobernación le ha pedido suprimir una escena donde un borracho mea en el Ángel de la Independencia.
En la obra estamos en un México que no difiere mucho al de hoy o al de ayer, ahora el gobierno mexicano, como muestra de amistad hacia nuestro país vecino del norte, le regalará en breve el Ángel de la Independencia.
Esta obra es una comedia romántica-política, en la que los enredos y los malos entendidos nos van mostrando a un México que está de rodillas: Entre que Fausto quiere secuestrar al presidente durante la premier privada de la película de César, en la que ha incluido una escena en la que el Ángel le habla al pueblo de México; Pedro que secuestra a Don Gustavo y arruina los planes de Fausto; pasando por una Sonia que cree que Fausto secuestró a su padre y le cuenta todo a Pedro, estamos ante una obra irónica, escrita con la pulcredad irreverente de la frescura juvenil que levanta la voz de manera artística ante una realidad reiterativa a lo largo de la historia.
A propósito de la obra, Silvia Peláez señala en el prólogo: “Víctor Salcido, en México de rodillas, nos muestra la ciudad de México vista desde la criminalidad y el poder, una ciudad rota, vendida a extranjeros, en el que el amor se contamina con las relaciones peligrosas del hampa. Intriga, traición, acción. Una obra de gran extensión, cuyo autor tuvo el valor de revisar eliminando escenas y compactando la historia con lo que ganó en eficacia. Es una propuesta fuerte desde el punto de vista ideológico, contada con ironía, gracia y humor para dejarnos frente a un país de rodillas ante el poder”.
Esta es una dramaturgia necesaria donde las lecciones de política y las prácticas de poder están en un primer orden, teniendo como fondo un humor negro corrosivo:
“Don Gustavo: ¡Ay, Pedrito! Cómo se ve que a pesar de tu participación en el gobierno sigues arrastrando una gran inocencia política. Te voy a decir un secreto. En la política todos somos malos, es un requisito implícito y necesario para manejar el país, seas del partido que seas; si no te ensucias las manos, no puedes llegar arriba, pero aquí es donde entra la astucia para tratar de hacer esa pequeña diferencia a pesar del fango. Te voy a dar una clase de política real, sólo para que veas cómo has desperdiciado tu vida”.
Víctor Abraham Salcido Rosales nació en 1976. Escritor, rockero y eventualmente actor, estudió hasta el noveno semestre de la carrera de economista. Con “México de rodillas” fue finalista del Premio Nacional de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo” en su edición 2004.
Sobre el ser y el estar: Apuntes de un escribidor
El “ser o no ser” que Shakespeare enuncia a través de Hamlet se ha convertido en un referente clásico sobre la existencia, pero más allá de eso, el cuestionamiento es de una naturaleza humana que raya en lo innegable. Entre lo que quiero ser y lo que debo hacer existe una gran brecha, entre lo que quiero estudiar y me dicen que debo estudiar hay un gran abismo, y así con cualquier actividad primordial de la vida humana (a nivel emocional, accional e incluso fisiológico).
Tal vez este cuestionarse también pase con la impartición de la justicia, con las políticas culturales, con los derechos humanos, con las legislaturas: un debate interno entre lo que me dicta el poder y lo que como individuo quiero que sea.
Posiblemente el peor de los abismos se da cuando ya no existe ese debate interno, cuando de pronto alguien tiene en claro que lo que debe hacer es matar, humillar, robar, violentar y millares de etcéteras, en una toma de decisiones en la que ya no se piensa en nada más que cumplir.
En muchas ficciones literarias o audiovisuales hemos visto ese código de ética y cómo los de “arriba” (los héroes o su símil), los que tienen el poder, se debaten consigo mismo al momento de tomar una decisión, porque saben que está en juego la vida de un pueblo, su soberanía, su poderío. Al menos eso veíamos en las grandes tragedias o vemos en la actualidad en los grandes dramas.
Pero en la “realidad” o al menos en el mundo que vivimos todos los días ya no hay héroes, ya no hay un legado, hemos caído en la creación de héroes inexistentes, de la fama de las dos semanas y de su olvido inmediato para pasar después de nuevo a la destrucción y a la tiranía. Los héroes son aquellos que mueren por buena voluntad y hacen el trabajo que les corresponde a las autoridades. Porque de lo que se trata ahora es de esconder su existencia (la de estos héroes anónimos) y la mejor forma de esconderlos es a través del desprestigio y en el mejor de los casos con la indiferencia del encierro, inventándoles delitos.
Todo esto viene a colación porque estamos en la cultura del miedo, en la cultura donde lo mejor es cerrar los ojos, apoyar decisiones que vienen de arriba sin importar que con eso se esté condenando a alguien o a muchos que podrían aportar algo a este país.
Bajo la consigna de que si no estás conmigo estás con el enemigo, hemos generado el temor a hablar, a accionar. Se ha creado un sector político que le interesa más lo que gana que generar infraestructuras para que este país sea mejor.
Ante este panorama lo mejor es una alianza, y no me refiero para nada a cuestiones políticas, sino alianzas humanas que tengan en común el mismo ideal, el mismo fin, que puede ser el arte, la ciencia, la naturaleza o cualquier actividad humana.
Porque ya no hay héroes pero sigue aún intacto el espíritu humano que se debate en el “ser o no ser”. Este debate interno existe, porque si no existiera entonces el mundo carecería de tantos libros, de tantas anécdotas y de tantos hechos en el que permea la esperanza ante tanta barbarie.
Tal vez este cuestionarse también pase con la impartición de la justicia, con las políticas culturales, con los derechos humanos, con las legislaturas: un debate interno entre lo que me dicta el poder y lo que como individuo quiero que sea.
Posiblemente el peor de los abismos se da cuando ya no existe ese debate interno, cuando de pronto alguien tiene en claro que lo que debe hacer es matar, humillar, robar, violentar y millares de etcéteras, en una toma de decisiones en la que ya no se piensa en nada más que cumplir.
En muchas ficciones literarias o audiovisuales hemos visto ese código de ética y cómo los de “arriba” (los héroes o su símil), los que tienen el poder, se debaten consigo mismo al momento de tomar una decisión, porque saben que está en juego la vida de un pueblo, su soberanía, su poderío. Al menos eso veíamos en las grandes tragedias o vemos en la actualidad en los grandes dramas.
Pero en la “realidad” o al menos en el mundo que vivimos todos los días ya no hay héroes, ya no hay un legado, hemos caído en la creación de héroes inexistentes, de la fama de las dos semanas y de su olvido inmediato para pasar después de nuevo a la destrucción y a la tiranía. Los héroes son aquellos que mueren por buena voluntad y hacen el trabajo que les corresponde a las autoridades. Porque de lo que se trata ahora es de esconder su existencia (la de estos héroes anónimos) y la mejor forma de esconderlos es a través del desprestigio y en el mejor de los casos con la indiferencia del encierro, inventándoles delitos.
Todo esto viene a colación porque estamos en la cultura del miedo, en la cultura donde lo mejor es cerrar los ojos, apoyar decisiones que vienen de arriba sin importar que con eso se esté condenando a alguien o a muchos que podrían aportar algo a este país.
Bajo la consigna de que si no estás conmigo estás con el enemigo, hemos generado el temor a hablar, a accionar. Se ha creado un sector político que le interesa más lo que gana que generar infraestructuras para que este país sea mejor.
Ante este panorama lo mejor es una alianza, y no me refiero para nada a cuestiones políticas, sino alianzas humanas que tengan en común el mismo ideal, el mismo fin, que puede ser el arte, la ciencia, la naturaleza o cualquier actividad humana.
Porque ya no hay héroes pero sigue aún intacto el espíritu humano que se debate en el “ser o no ser”. Este debate interno existe, porque si no existiera entonces el mundo carecería de tantos libros, de tantas anécdotas y de tantos hechos en el que permea la esperanza ante tanta barbarie.
Oídos en el rincón y El guardián de los sueños: Literatura para niños y jóvenes
En este periodo vacacional seguimos con las recomendaciones para el público lector. En esta ocasión hablaremos de dos libros que tienen en común la necesidad que tenemos todos de ser escuchados.
“Oídos en el rincón” es un cuento escrito por M.B Bronzón e ilustrado por María del Mar Hernández Gázquez, editado por la Dirección General de Publicaciones del CONACULTA.
Valeria tiene muchos problemas y ni un sólo amigo a quién contárselos, pero un buen día encontró la solución perfecta a todos sus males. El único inconveniente es que esta solución tiene ocho patas y vive en la esquina del techo de su cuarto, le ha dado el nombre de Soledad. Soledad es una araña a la que descubrió un día que no podía dormir por el zumbido de un mosco; cuando fue a pedirle ayuda al hermano éste se la negó, por lo que al ver a la araña le pidió se comiera al mosco y como si la hubiera escuchado, el mosco dejó de molestar.
Este libro es una hermosa manera de mostrarle a los niños y a los adultos la importancia de escuchar al otro, ya que mientras Valeria cuestionaba a sus amigos de escuela y maestros sobre si las arañas tenían orejas para saber si Soledad la había realmente escuchado, éstos muestran cierta indiferencia: “Los que parecían no tenerlos (oídos), claro, eran los interrogados, que uno a uno miraban a Valeria como si estuviera loca”.
La amistad entre la niña y la araña produce que ella pueda contarle todo lo que le inquieta, le molesta y le gusta: “Y es que Valeria sintió entonces como si en ese ratito hubiera puesto su alma a dieta, como si todas esas cosas que tenía que decir y nadie estaba dispuesto a escuchar fueran kilos que habían dejado de pesarle”.
Este cuento es un bello relato de amistad, pero una amistad fantasiosa, ya que la niña está consciente de que las arañas tienen un ciclo de vida muy inferior al de los humanos, de ahí que Valeria sepa que a pesar de que la araña dejará de estar, sus oídos fueron un lazo permanente.
“El guardián de los secretos” es un cuento en primera persona escrito por Curiel Defossé e ilustrado por Patricia García, editado también por el CONACULTA.
Podemos descubrir en este cuento que existen sueños emocionantes, ruidosos o tranquilos y nunca falta el que hace que despiertes asustado. Pero no te preocupes, hay alguien que no le teme a las pesadillas ni a los monstruos de la noche y te ayudará a perder el miedo: El guardián de los sueños. Pero ¿quién es?:
“Sé que no puedes verme bien, pero eso no tiene remedio; de hecho, casi nadie me conoce, aunque cuide el sueño de todos los niños del mundo”.
El guardián de los sueños cuida a los niños de sus pesadillas, los despierta cuando caen en peligrosos agujeros de la imaginación y también los ayuda si sonámbulos pueden hacerse daños. Físicamente se describe a sí mismo con alas y unas grandes orejas, para poder escuchar cualquier inquietud, por más grande que ésta sea:
“Pero mis grandes orejas sirven, sobre todo, para escuchar a los niños que lloran porque sienten angustia en la oscuridad. Cada vez que escucho el llanto de alguno de ellos llego volando y con mis alas hago un ruidito que ahuyenta al miedo; porque aunque no lo creas, él también se asusta y es más cobarde de lo que te imaginas”.
El guardián de los sueños también ayuda a los niños a dormir, contándole historias. Este es un libro con el que cualquier niño podrá identificarse ya que encontrará una respuesta muy imaginativa sobre aquel que lo salva en la pesadilla y lo hace despertar cuando ya merito le iba a suceder algo desagradable.
Todos nosotros tenemos un guardián que vive en nuestra imaginación, es importante que no la perdamos, que zarpemos al mundo de los sueños con la seguridad de que estamos a salvo.
Estos dos libros son una recomendación para estas vacaciones, para viajar, con la seguridad de que no estamos solos y siempre alguien nos escucha.
sábado, 31 de julio de 2010
Los endebles: Sobre la dramaturgia necesaria
En 1987 se estrenó en Montreal, Canadá, la obra “Los endebles o la Repetición de un drama romántico”, del dramaturgo quebequense Michel Marc Bouchard. En el año 2000, en el teatro La Capilla y bajo la dirección de Boris Schoemann se estrenó por primera vez en México.
“Los endebles” es una obra de una narrativa fascinante teniendo la representatividad como uno de los ejes primordiales de la acción. La metateatralidad llevada al borde del ímpetu. La acción se nos presenta en dos tiempos que convergen en uno: 1912 y 1952.
En 1952 Moseñor Juan Bidoleau acude a visitar en prisión al viejo Simón, acusado de la muerte de su joven amante Vallier. A manera de juicio los reos interpretan para el obispo la historia de amor que ocurrió hace 40 años y que ha puesto a Simón en la cárcel. Pero más allá de querer hacerle sufrir un castigo físico al obispo, lo que le espera es una desconstrucción del drama que lo hará sentirse vació y desolado.
En 1912 Simón, de temperamento impulsivo, pirómano y de una gran hermosura interpreta el protagónico de “El martirio de San Sebastián”, bajo la dirección del Padre San Miguel, quien enseña desde hace cuatro años en el colegio de San Sebastián. Los espectáculos de tendencia erótico-eclesiástica provocan una ola de chismes sobre el pueblo que afectará de sobremanera la vida de Simón y Vallier.
El amor que siente Vallier, quien por su exceso de sensibilidad Bilodeau le ha impuesto el apodo del “Endeble”, es correspondido por Simón que sin embargo es obligado a continuar una vida socialmente “correcta”, aún a golpes.
La obra que ensayan en 1912 muestra la pasión que se profesan ambos, pero también el enojo del joven Bidoleau, quien celosamente ve acercarse de nuevo a los espíritus de Sodoma y Gomorra que ya están en la tierra y que no son representados por el amor que él rechaza sino por las propias convenciones sociales.
La representación que hacen los reos de lo ocurrido hace 40 años nos muestra la indiferencia y sobre todo los celos y egoísmos de Bidoleau que lo lleva a convertirse de forma indirecta (aunque en realidad muy directa) en un asesino para ocupar, años después, la vestimenta de un religioso de alto rango.
La obra está llena de personajes complejos que van más allá de cualquier realismo ortodoxo, dibujada con maestría y con un discurso en donde se va digiriendo cómo la fatalidad es sinónimo de la intolerancia del tabú social.
“Los endebles” es una obra escrita con el más fino de los hilos de la dramaticidad, una dramaturgia necesaria a la que hay que acudir para poder adentrarse en los discursos de la contemporaneidad. A pesar de que estamos hablando de una obra escrita en 1987, donde el estigma hacia la homosexualidad era de una fuerza aún más grande, la obra tiene la vigencia atemporal del hoy y mañana.
“Los endebles” termina siendo una odisea de amor tejida con la atemporalidad del pasado, del cual se nos torna muy borroso y disoluto pero que a partir de la fuerza del teatro los ojos se abren, para dejarnos absortos, cómplices y culpables.
En la introducción que hace Carlos Bonfil al libro, nos cita lo que a propósito de la obra Bouchard señala: “Quise oponer una respuesta a todas esas imágenes que nos transmiten los medios y el culto gay estadounidense y que reduce la homosexualidad al SIDA y al sexo”.
El trabajo de Bouchard ha sido conocido en México y en estados como Yucatán a partir de “La historia de la oca”, que ha sido una obra representada dentro del ciclo de “Teatro escolar”.
Obra de la que hemos hablado anteriormente y en la que dimos cuenta de la prolífica trayectoria del autor.
La introducción a este libro de Michel Marc Bouchard, que además de la obra a la que hacemos referencia, también contiene los textos “Las musas huérfanas” en la traducción de Natalia Traven y “El camino de los pasos peligrosos” en la traducción de Boris Schoemann, nos señala de forma por de más concreta: “El teatro de Bouchard reclama al lector –espectador potencial- no sólo un oído sensible y un ánimo despierto, sino también una disposición despejada en lo posible de prejuicios”.
“Los endebles o la Repetición de un drama romántico” fue editado por Ediciones El Milagro en el año 2002, con la traducción de Boris Schoemann. Si usted está interesado en adquirir este libro puede ingresar a la página electrónica www.edicioneselmilagro.com.mx
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