martes, 31 de agosto de 2010
Demetrius o la caducidad: Sobre la draamaturgia necesaria
De reciente aparición, Ediciones y Producciones Escénicas Paso de Gato publicó en el número 30 de sus Cuadernos de Dramaturgia Nacional la obra “Demetrius o la caducidad” de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (LEGOM).
A propósito de la obra, Edgar Chías señala: “LEGOM nos entrega una obra poderosa, culeramente enternecedora, que con suficiencia se instala entre los límites de lo que es -y deja de ser- la literatura dramática más dura. “Demetrius” se cruza de brazos en esa oscura frontera, nos mira desafiante y parece decirnos: “A ver sáquenme”, cual clamó otro de los personajes entrañables de la ficción legoniana. “Demetrius” es un monstruo, pero es también y sobre todo, una invitación al más alto teatro posible hoy, aquí”.
La obra está escrita en forma de narración, donde no hay guiones, sino un texto fluido que parecería un cuento largo pero que es muy visible cuándo habla el gerente, cuándo la esposa, cuándo el médico y así, cuándo interviene cada personaje, incluyendo al narrador.
La historia de Demetrius es quizá una historia de las más cotidianas, pero adornada con situaciones que la hacen patética, risible y a la vez reconocible dentro de la realidad mexicana. Demetrius es en términos generales un idiota que a sabiendas de su estupidez tampoco le pide al destino (ni siquiera se le ocurre) que le depare algo grande, este es un tratado sobre la mediocridad y el desinterés de los unos hacia a los otros:
“Demetrius quería ser conductor del subterráneo./ Nunca supo explicar por qué./ Pero desde niño quiso ser conductor del tren subterráneo./ Y cuando por fin entendió que estudiar no le quietaría lo imbécil./ Se presentó en la oficina de tren subterráneo de la ciudad./ Quiero conducir una de sus bellezas./ Desde niño me sueño al frente de uno de sus trenes recorriendo las oscuras galerías sobre dos rieles helados. / El gerente de recursos humanos lo escuchaba y no lo podía creer./ Todos sus choferes, todos antes que Demetrius, habían llegado por desesperación a pedir el empleo. /Demetrius era el primero que llegaba con convicción”.
Demetrius nunca pudo pasar los exámenes para ser conductor de los trenes subterráneos debido a su estupidez, por lo que terminó de vendedor de electrodomésticos en Sears, ahí conoció a una mujer fea del departamento de perfumería que a pesar de saber que lo engañaría, también tenía en claro que él no aspiraba a mucho, por lo que terminará casándose con ella.
Demetrius saca su casa de Infonavit, tiene que llevarse a vivir a la casa a su suegra muda y cargar con un hijo que no es de él. Demetrius toma la vida con ligereza, nunca se ha planteado algo más grande para su vida, incluso su miedo más grande es que un día la tecnología desplace el producto que vende y que a él lo tengan que despedir. Demetrius tiene terror a los cambios, simplemente no podría trascenderlos.
“Demetrius o la caducidad” es el recorrido por la vida de alguien (que son muchos), la obra termina con la muerte de Demetrius y el lector puede ver en perspectiva cómo fue su vida, hacer una autopsia y radiografía de este individuo.
LEGOM no se anda con concesiones, nombra las cosas por su nombre y no le importa la incomodidad del espectador, es una dramaturgia muy culera, dura y directa. LEGOM crea un personaje entrañable y patético que recuerda mucho al de Cabeza de Borrador de David Lynch. Tal es la estupidez y el patetismo de la familia de Demetrius que el espectador tendría que esconder la cara.
LEGOM nació en Guadalajara, Jalisco en 1968. Dramaturgo residente de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana. Tiene varios premios a nivel nacional. Entre sus principales obras se encuentran “De bestias, criaturas y perras”, “Las chicas del 3.5 floppies”, “Civilización”, “Odio a los putos mexicanos” y “Sensacional de maricones”. Por la forma y temática de sus obras, la dramaturgia de LEGOM ha sido clasificada, incluso como “Teatro brutal”.
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