martes, 31 de agosto de 2010

Groar y Rey por un rato: Literatura para niños y jóvenes


Otra vez y de nuevo, quiero recomendar otros dos libros que se me hacen interesantes para compartirlos con los niños. Nosotros podemos tenerlos en las manos, pero creo que lo mejor es hacerlos llegar al público, al que realmente le pertenece, y que mejor provecho le sacará.
Hablaré hoy de “Groar”, de Bernardo Fernández e ilustrado por Bef, y “Rey por un rato”, de M. B. Bronzon, con ilustraciones de Carlos Beltrán, ambos editados por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.
Ambos textos nos remiten al grado supremo de la creación que es el imaginar. Porque quien no imagina no cree en las posibilidades. En estos dos tomos, tenemos a dos niños que con su imaginación ven de forma intensa su cotidianidad, desde el ir a la escuela o salir a caminar porque la luz se fue; dos niños que entienden que hay que buscar otras formas de divertirse.
“¿Te imaginas qué pasaría si tuvieras un dinosaurio como mascota? Sacarlo a pasear sería toda una ventura, por no hablar de darle de comer o mandarlo a bañar. Para saber cómo arreglártelas si algo tan grande viene a vivir contigo, asómate a las páginas de este libro y seguro encontrarás la solución”.
En “Groar”, nuestro protagonista anuncia a su madre que la tele no prende, la respuesta es que se fue la luz, entonces el niño se pregunta: “¿Irse? ¿A dónde?”
A falta de televisión el niño decide ir a caminar al parque, ahí se encuentra con un dinosaurio T-Rex, al cual lleva a su casa para invitarlo a comer, causando un destrozo descomunal que no se solucionará a pesar de pedir permiso de tenerlo:
—-Mamá, me encontré a un dinosaurio, ¿puedo quedármelo?
—¿Un dinosaurio?
—Sí, es un T-Rex bebé. Se llama Groar. Estaba solito en la calle. ¿Puede quedarse a vivir con nosotros?
—Mi amor, los dinosaurios se extinguieron hace millones de años.
—¿Se extinguieron?
—Desaparecieron. No queda ni uno. Sólo existen esqueletos en los museos.
—¡Pero yo me encontré uno en el parque hace rato!
—Ay, qué imaginación tienes. De cualquier manera aunque fuera un gatito, no podemos tener mascotas aquí. No hay quien lo cuide.
—¡Yo me voy a encargar de él, mamá, lo voy a bañar y a sacar a pasear todos los días!
—Eso dices ahora. Pero en unas semanas te vas a aburrir de tu perrito y lo vas a descuidar.
—No es un perrito, ¡es un dinosaurio!.
En “Rey por un rato”, Pancho se la ha pasado leyendo tanto, que un día despierta con la idea de que quiere ser rey, aunque en la actualidad ser rey ya no está de moda, lo de ahora es ser presidente pero Pancho considera que eso será menos divertido.
Nuestro protagonista comunica la idea a su madre, quien ríe benévolamente de sus ocurrencias. En la escuela, su amiga Mane auxilia a Pancho a encontrar una solución que le ayude a ser Rey, aunque sea por un rato, y así descubra lo complicado que es impartir justicia.
Porque “los reyes pasan la tarde resolviendo asuntos importantísimos, no hacen la tarea; tienen cientos de sirvientes, no hacen mandados; son amenazados por peligrosos adversarios, no por el gandallita del salón. Pero nada de eso le importa a Pancho, quien amaneció decidido a ser rey y está dispuesto a hacer lo que sea para lograrlo”.
Estos dos libros son una recomendación para los pequeños, lecturas breves con ilustraciones ideales para no coartar la imaginación sino potenciarla, dos textos con el que los niños no se aburrirán, sino al contrario, cuestionarán el imaginario del mundo de princesas y se darán cuenta que con la imaginación incluso es posible traer a la tierra un dinosaurio que se siente en nuestra cama.

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