martes, 31 de agosto de 2010
AMLO mejor aún, se puede ver con la mirada al frente: Apuntes de un escribidor
Hay quien asegura en las redes sociales que “eso del narcotráfico” es pura cortina de humo para justificar la falta de avances en otros campos o sectores del país. Que “aquella guerra es proporcional a un fenómeno que no se puede medir”... es decir que “para la fuga de dinero es el perfecto barril sin fondo... por lo que sólo cuenta la embriaguez del estancamiento”.
Tal vez en este razonamiento no se esté tomando en cuenta que esa cortina de humo afecta a las madres que pierden a sus hijos jóvenes o niños; a las mujeres violadas por el Ejército o que sirven en el negocio de la trata de blancas; a los migrantes sudamericanos que viven en la esclavitud; a la gente que se encierra en sus casas y sólo prende el televisor para acallar balaceras y viven en un toque de queda permanente; a los que no pueden ir a la escuela, por muy pésima que pueda ser gran parte de la educación en México, a causa del miedo y en sí, a toda la sociedad en su conjunto.
¿Los más de 24,000 muertos qué son? ¿Cortina de humo? No creo; estamos ante gobiernos federales tan cínicos que ni siquiera tienen que disfrazar nada en cuestión de retrocesos, todos sabemos lo mal que está el país, sabemos de los monopolios y cacicazgos culturales, educacionales, económicos y políticos: no hay que tapar nada. Lo sabemos y parece ser que hasta lo aceptamos como una normalidad y lo primero que se quiere es adherirse a ese podrido sistema, porque robar impunemente los bienes del Estado, desde gasolina de Pemex hasta en el más bajo sector de la administración pública ya es cosa de todos los días.
Por el contrario, es la falta de desarrollo en otros campos lo que ha provocado fenómenos como el narcotráfico, donde se mata por 2,000 pesos y se muere por 4 mil, porque ante la falta de avance en todos los sectores del país los jóvenes se preguntan ¿qué sigue?... No seamos ingenuos ni veamos al revés los procesos. El orden de los factores sí altera el producto. La descomposición social orilla a la guerra entre mexicanos y los que han provocado esa descomposición social son los últimos en rendir cuentas. Andrés Manuel López Obrador, a quien la oligarquía que ha sumido a este país en la miseria le robó la presidencia, lo dijo de forma clara y contundente:
“Tengo la certeza, cada vez que lo pienso, me convenzo de que es necesario fortalecer valores, pues la mitad de los problemas de México tienen que ver con la falta de bienestar, pero la otra mitad es fortalecer los valores, para que se formen seres humanos espiritualmente con pensamientos elevados, mejores seres humanos donde no domine como ahora la codicia, el dinero, donde lo más importante sea hacer el bien”.
Yo pienso en la cultura, en el teatro y en la literatura como un mecanismo que nos ayude en esa tarea, porque fortalecer valores no tiene nada que ver con la moralina, sino con una búsqueda humanística a la cual la mayor parte de la gente se ha cerrado. Porque lo menos importante para muchos funcionarios es generar públicos, conocimientos, lo que se busca en muchos casos es generar riquezas personales sin importar el daño que se hace a la cultura y al arte.
“Qué cultura puede ser el lujo barato, el triunfar a toda costa sin escrúpulos, eso es lo que ha originado la crisis; tenemos que regresar a nuestros valores, agregando la tolerancia, la diversidad, el respeto, pero es una corriente nueva lo que necesitamos; por eso hablo de una transformación de la vida pública, no sólo lo material”, dijo AMLO.
Estas palabras no deben de tomarse a la ligera, muchos, permeados por el odio y el afán de dividir dirán riendo que esto es imposible, que el mexicano debe escalar y pisar para subir. Sé que muchos actúan así, pero aún se puede tener la mirada al frente, hay que evitar estar con la mirada baja, con los ojos clavados en la tierra porque nuestros ojos, en base al trabajo, deben de apuntar al horizonte.
Tal vez en este razonamiento no se esté tomando en cuenta que esa cortina de humo afecta a las madres que pierden a sus hijos jóvenes o niños; a las mujeres violadas por el Ejército o que sirven en el negocio de la trata de blancas; a los migrantes sudamericanos que viven en la esclavitud; a la gente que se encierra en sus casas y sólo prende el televisor para acallar balaceras y viven en un toque de queda permanente; a los que no pueden ir a la escuela, por muy pésima que pueda ser gran parte de la educación en México, a causa del miedo y en sí, a toda la sociedad en su conjunto.
¿Los más de 24,000 muertos qué son? ¿Cortina de humo? No creo; estamos ante gobiernos federales tan cínicos que ni siquiera tienen que disfrazar nada en cuestión de retrocesos, todos sabemos lo mal que está el país, sabemos de los monopolios y cacicazgos culturales, educacionales, económicos y políticos: no hay que tapar nada. Lo sabemos y parece ser que hasta lo aceptamos como una normalidad y lo primero que se quiere es adherirse a ese podrido sistema, porque robar impunemente los bienes del Estado, desde gasolina de Pemex hasta en el más bajo sector de la administración pública ya es cosa de todos los días.
Por el contrario, es la falta de desarrollo en otros campos lo que ha provocado fenómenos como el narcotráfico, donde se mata por 2,000 pesos y se muere por 4 mil, porque ante la falta de avance en todos los sectores del país los jóvenes se preguntan ¿qué sigue?... No seamos ingenuos ni veamos al revés los procesos. El orden de los factores sí altera el producto. La descomposición social orilla a la guerra entre mexicanos y los que han provocado esa descomposición social son los últimos en rendir cuentas. Andrés Manuel López Obrador, a quien la oligarquía que ha sumido a este país en la miseria le robó la presidencia, lo dijo de forma clara y contundente:
“Tengo la certeza, cada vez que lo pienso, me convenzo de que es necesario fortalecer valores, pues la mitad de los problemas de México tienen que ver con la falta de bienestar, pero la otra mitad es fortalecer los valores, para que se formen seres humanos espiritualmente con pensamientos elevados, mejores seres humanos donde no domine como ahora la codicia, el dinero, donde lo más importante sea hacer el bien”.
Yo pienso en la cultura, en el teatro y en la literatura como un mecanismo que nos ayude en esa tarea, porque fortalecer valores no tiene nada que ver con la moralina, sino con una búsqueda humanística a la cual la mayor parte de la gente se ha cerrado. Porque lo menos importante para muchos funcionarios es generar públicos, conocimientos, lo que se busca en muchos casos es generar riquezas personales sin importar el daño que se hace a la cultura y al arte.
“Qué cultura puede ser el lujo barato, el triunfar a toda costa sin escrúpulos, eso es lo que ha originado la crisis; tenemos que regresar a nuestros valores, agregando la tolerancia, la diversidad, el respeto, pero es una corriente nueva lo que necesitamos; por eso hablo de una transformación de la vida pública, no sólo lo material”, dijo AMLO.
Estas palabras no deben de tomarse a la ligera, muchos, permeados por el odio y el afán de dividir dirán riendo que esto es imposible, que el mexicano debe escalar y pisar para subir. Sé que muchos actúan así, pero aún se puede tener la mirada al frente, hay que evitar estar con la mirada baja, con los ojos clavados en la tierra porque nuestros ojos, en base al trabajo, deben de apuntar al horizonte.
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