martes, 31 de agosto de 2010
Video y teatro: Sobre las artes escénicas
“Aunque fue en el performance donde se inició el uso del video y de otras tecnologías emergentes, es cada vez más frecuente en el teatro encontrarnos con pantallas de video. El video se ha convertido en un medio para transmitir un discurso oculto sobre la visión del artista de la realidad que lo envuelve. Con el video se pretende sacudir la sensibilidad del espectador por medio de nuevas estrategias de percepción: multiplicar la imagen, repetirla, descomponerla, atomizarla e inmovilizarla”.
Josefina Alcázar
Si la columna vertebral del hecho teatral es el texto dramático, la de la escena es el actor. A diferencia de la obra literaria, la finalidad del texto dramático es que éste sea representado y no simplemente leído. En el lenguaje cinematográfico puede no haber actores (al menos de forma profesional) como en el caso de las películas de Carlos Raygadas o de plano un cine sólo de imágenes, pero no puede dejar de haber una cámara; en el teatro en cambio puede no haber cámara pero nunca podrá dejar de haber un actor.
La idea de incorporar la imagen grabada en el teatro no tiene como premisa sustituir la presencia de un actor sino por el contrario, hacer que la imagen grabada (ya sea un video, fragmentos de película o un programa de televisión) sea una herramienta que aporte al discurso escénico dinamismo, pero sobre todo replantear la noción de tiempo y espacio en un discurso no lineal rompiendo con los cánones aristotélicos de tiempo, acción y espacio.
Ya que como hemos hablado en textos anteriores que se han publicado aquí mismo, “La poética” no es un catecismo que hay que seguir al pie de la letra sino una guía sobre la dramaticidad que obedecía a un contexto determinado, pero hay que tomar en cuenta que Aristóteles nunca se imaginó la existencia del video o el cine, por lo mismo, las nuevas tecnologías son un soporte alternativo que le dio nuevos elementos al teatro.
Luisa Josefina Alcázar en su libro “La cuarta dimensión del teatro” señala:
“La pantalla aparece como un segundo escenario capaz de reproducir aquellos cambios que la realidad no permite, como en los sueños, donde no hay una lógica entre causa-efecto, ni puntos de referencia, ni secuencia narrativa, ni puntos de referencia, donde el tiempo no es lineal, sino que se repite una y otra vez, retrocede o avanza súbitamente”.
Las nuevas tecnologías de comunicación que nacieron con el uso del teléfono, en donde una persona podía comunicarse con otra que estaba primero a metros y luego a kilómetros de distancia en tiempo real, modificaron los tiempos prehistóricos en donde la gente se comunicaba a través de señales de humo, o se enteraba de acontecimientos a través de los juglares que cantaban de pueblo en pueblo ya que la distancia les impedía a otros conocer lo que sucedía en otras partes del orbe.
La televisión fue un invento revolucionario en la forma de percibir el mundo, ya que permitió que una persona o un grupo de ellas pudieran transmitir una imagen en tiempo real y darla a conocer a otras partes del mundo. A la persona se le veía en una pantalla a pesar de que estuviera a miles de kilómetros de distancia, luego podía ver programas grabados o que eran repetidos, es decir, la persona ya no estaba en tiempo real pero su imagen seguía ahí aunque ella no, pero todo su discurso (grabado) sí. De ahí que la grabación era sucedida a una transmisión que hacía que el espectador entendiera que el mundo estaba cambiando al menos en la forma de percepción de la realidad, ya no había un discurso lineal, sino que al igual que en las videocaseteras la historia podría adelantarse o retrocederse a través del FF O REW, Stephen W. Hawking en su libro “Historia del tiempo”, señala:
“Antes de 1915, se pensaba en el espacio y el tiempo como si se tratara de un marco fijo en el que los acontecimientos tenían lugar, pero que no estaba afectado por lo que en él sucediera… Los cuerpos se movían, las fuerzas se atraían y repelían, pero el tiempo y el espacio simplemente continuaban, sin ser afectados por nada… La situación es, sin embargo, totalmente diferente en la teoría de la relatividad general. El espacio y el tiempo son cantidades dinámicas: cuando un cuerpo se mueve, o una fuerza actúa, afecta la curvatura del espacio y el tiempo, y, en contrapartida, la estructura espacio-tiempo afecta al modo en que los cuerpos se mueven y las fuerzas actúan. El espacio y tiempo no sólo afectan sino que son afectados por todo aquello que sucede en el universo”.
Y aplicándolo a lo teatral, cuando en la pantalla sucede algo, esto afecta directamente a los personajes ya que el video o la imagen grabada en escena no es un accesorio, sino que tendría que ser algo que afecte al actor y a la estructura de la dramaturgia. El tiempo y el espacio en la escena dejaron de ser lineales y se pasó a una cuarta dimensión como asegura Josefina Alcázar.
Además que esto permite al actor o al personaje verse así mismo en otro tiempo y espacio y reconocerse, ya que eso es el video, la posibilidad de verse a sí mismo pero en un tiempo pasado o presente, de ahí que Rosalind Krauss titule a su libro en donde explora la naturaleza del video “La estética del narcicismo”.
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