viernes, 30 de diciembre de 2011

Velorio: Sobre la dramaturgia mexicana


En el año 2000, la editorial EL MILAGRO, en coedición con Arte y Escena Ediciones S.A de C.V y el CONACULTA, publicaron el libro El nuevo Teatro II, en donde se incluye la obra “Velorio” de la dramaturga Silvia Peláez, obra de la cual hablaremos en esta ocasión, ya que la temática y el tratamiento del cual habla la autora tiene mucho que ver con lo que actualmente sucede en nuestro país.
“Velorio” (escrita con el apoyo de una beca del Centro Mexicano de Escritores) ganó el premio de Teatro de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1990. El dictador y la descomposición general que engendra el poder absoluto se dan cita en este mundo de ficción.
Porfirio Melgarejo es un dictador que ha gobernado por décadas. El rumor de que sufre una grave enfermedad es la esperanza de un pueblo que padece los abusos de una dictadura militar, aunque la esperanza de Porfirio es una sustancia que envenenará el aíre haciendo que todo el pueblo se enamore de él, además de impedir que se siga haciendo viejo. El dictador ha pagado por la sustancia a negociadores del extranjero el patrimonio de toda la nación, pero aduce que la quiebra del país es justificada ya que todo servirá para que siga manejando las riendas de un pueblo que lo necesita.
Desde el principio sabemos de la muerte de Porfirio Melgarejo. El primer cuadro de la obra es el velorio del dictador y el repudio que le tiene el pueblo y los militares, la caída del tirano es también la justificación de los asesinos:
“TOMÁS: ¿Qué sabes de Melgarejo?
MILITAR 1: Anda escondido.
TOMÁS: Parece que es cierto lo de los cadáveres.
TENIENTE: Aquí hay algo más.
MILITAR: Cientos de campesinos.
TENIENTE: Sí, miren. Hay algo duro.
MILITAR 1: Sí, aquí hay un cráneo.
TENIENTE: Uno de tantos crímenes de Melgarejo.
TOMÁS: En los que ustedes participaron.
MILITAR 1: Creímos que era en bien del país.
TOMÁS: Y por gusto.
TENIENTE: Nos vimos obligados a hacerlo.
TOMÁS: Y pagaron miles de inocentes. Perdí amigos y compañeros.
MILITAR 1: Pero ayudamos a acabar con Melgarejo..
TOMÁS: Matar, ¿para qué?”
La obra de Silvia Peláez es una muestra de cómo la realidad supera la ficción, pero también es una muestra de cómo los sistemas totalitarios llevan al abuso y a la masacre. Periodistas, activistas sociales, niños, obreros, una población que está a merced de los caprichos del tirano, como ha sucedido en este país y como parece que sucederá si no se toman medidas preventivas para combatir el lastre que es la dictadura. Una dramaturgia en donde todos están al acecho porque se saben vulnerables y vigilados, donde no hay que encariñarse con ningún personaje porque en cualquier momento lo pueden matar, en pocas palabras: una dramaturgia necesaria a la que habría que acudir.
Silvia Peláez es una dramaturga, directora teatral, investigadora, docente, traductora, guionista y narradora mexicana, nacida en noviembre de 1959 en Cuernavaca, Morelos. Estudió Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco y la maestría en la misma disciplina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Autora del libro Oficio de dramaturgo y del CD Dramaturgas mexicanas contemporáneas. Miembro del Sistema Nacional de Creadores FONCA.
En 1989, obtuvo el primer lugar en el certamen de los Juegos Florales del Estado de Guerrero con su primera obra dramática escrita, “La espera” y decide volcarse en la dramaturgia. A la fecha tiene escritas 40 obras teatrales escritas entre las que destacan “La Bolivariada” , “La vida comienza mañana”, “Velorio” , “Luna de sangre”, “Las panaderas”, “Morir de risa” , “El vampiro de Londres”, “El guayabo peludo”, llevada a escena con gran éxito durante 1995 y 1996 y presentada en el Festival Internacional Cervantino de 2000; “Linares el detective” cuyo título original es “Suicidio a dos manos”, “Susurros de inmortalidad” , “The Love Song of J. Alfred Prufrock”, “Fascinación por lo verde”, “Ecos de México”, “Érszebet, la bañista de la tina púrpura” escrita en 2006 y tercera de la Trilogía vampírica; “Fiebre 107 grados”. Algunas de éstas han sido presentadas en Chicago, Manila y Nueva York.

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