viernes, 30 de diciembre de 2011

Las palabras justas para lograr una victoria injusta : Apuntes de un escribidor

Según algunos comerciales televisivos, la democracia significa que el PAN se mantenga en el poder; según Enrique Peña Nieto, lo que se dice de él es una estrategia política —Guerra sucia— en la cual se magnifican sus pequeños equívocos; y según el gobierno federal, sólo se necesita silbar una melodía para contagiar de buena vibra a los ciudadanos y así resolver los problemas que aquejan al país.
Esto nos permite reafirmar que las campañas políticas no están a favor de las propuestas ni del bienestar de la sociedad, sino en quien llegue al 2012 con una mejor imagen.
Pero las palabras se convierten en acciones y nos permiten ver el grado de preparación y las prioridades de los candidatos o precandidatos presidenciales. Ernesto Cordero dijo hace un tiempo que seis mil pesos son lo que se necesita para vivir bien, pero habría que pensar que una gran mayoría de mexicanos vive con un sueldo muchísimo menor que esa cantidad, y con el alza de precios en todos los insumos, seis mil pesos al mes son insuficientes.
Lo anterior viene a colación por la entrevista que le hizo el periódico El País a Enrique Peña, quien cometió la imprudencia de querer salirse de nuevo del guión, lo que reflejó su ignorancia en cuanto a la situación en la que vive la gran parte de los mexicanos.
De entrada no supo decir cuánto cuesta el kilo de carne, un refresco tamaño familiar o un kilo de tortillas. Como si fuera participante de aquel programa de concursos llamado “Atínale al precio”, los montos que enunció distaban, y muy por debajo, de la realidad. Argumenta Peña Nieto que esto obedece a una campaña orquestada por sus adversarios políticos para magnificar sus errores, pero tal cosa es un argumento simplista.
La magnitud de sus declaraciones se encuentra en su notable desinterés por las condiciones en las que vive la mayor parte de la población y que despectivamente se le llamó “la prole”, por lo mismo tampoco le debe de interesar mejorarlas.
¿Cómo gobernar un país al que no conoces? Porque un país lo hacen sus ciudadanos, no los recursos explotables con los que se negociará la riqueza entre un mismo grupúsculo.
Minimizar este desconocimiento de la forma de vida de una sociedad, que tiene sus particulares matices según el Estado de la República en el que viva cada mexicano, es no tomar en serio las necesidades de la población. Tanto Ernesto Cordero como Peña Nieto ven toda la parte de la ecuación, menos a los votantes. La clase política no paga ni su telefonía celular, no saben en muchos casos qué es el IVA o la inversión de una familia que utiliza el transporte público, y de nueva cuenta esta clase política ha mostrado que sus intereses son ajenos a los nuestros, ya que el salario mínimo tuvo un aumento para el próximo año de un 4.2 por ciento, lo que se traduce a unos cuantos pesos que no se comparan con el alza de la gasolina, de la tortilla y todos los productos de la canasta básica.
También podemos ver que existe una campaña en defensa de las pifias de Peña Nieto, campaña que proviene de la televisora que ya lo ve en el poder y que le pregunta al espectador: “Para usted qué es más importante ¿las propuestas de los candidatos a puestos de elección popular o sus conocimientos sobre literatura?
Es reprobable que esta empresa promueva la lectura con sus actrices, conductores, cantantes, etc., y al mismo tiempo quieran dar a elegir entre una cosa y otra (propuesta y conocimiento), como si ambas estuvieran disociadas, eso nos haría pensar que el interés por la lectura es un engaño, ya que no entienden su valor.
Ya lo dijo Aristóteles: “hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante, que entre un hombre vivo y un cadáver”. Y lo humano, lo vivo, es necesario para gobernar. Pero en vez de interesarse por la sociedad, lo más seguro es que los candidatos intenten encontrar las palabras justas para lograr una victoria injusta.

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