viernes, 30 de diciembre de 2011

Teoría de la inteligencia creadora

En estos tiempos en que las palabras se han minimizado, al grado de querer legitimar todo a través de su expresión, quisiera hablar de un libro que me parece fundamental para poder hacerse preguntar y apuntalar hacia una “Teoría de la inteligencia creadora”, título del ensayo del que les hablaremos a continuación y que fue editado por Compactos-Anagrama en el año de 2006 en sexta edición. El autor es José Antonio Marina.
Empezamos hablando de ese “minimizar” la palabra, ya que el autor señala que ahora se le da el término de inteligente no sólo a las personas, sino también a los aparatos de uso práctico-utilitario, de ahí que ahora se hable de edificios inteligentes, refrigeradores inteligentes, automóviles inteligentes y hasta planchas inteligentes, lo grave de esto es que las palabras son un instrumento para analizar la realidad. El autor señala respecto a la palabra: “Sus significados indican senderos abiertos en las cosas, que las hacen transitables. Una palabra perdida es, tal vez, un acceso a la realidad perdido. Una palabra emborronada es un camino oculto por la maleza. Con el término “inteligencia” no podemos correr este riesgo de extraviarnos, porque saber a ciencia lo que significa no es un lujo de experto, sino una dramática y urgente necesidad de todo el mundo”.
De ahí que este libro sea una innovadora teoría de la inteligencia, que integra los resultados de las ciencias cognitivas: la neurología, la inteligencia artificial, la psicolinguística, la psicología cognitiva, la filosofía. El tema es de urgente interés para todos porque, como dice el autor: “la idea que tengamos de lo que es la inteligencia humana va a determinar la idea que tengamos de nosotros mismos, y esta idea determina lo que realmente somos”.
Para aplicar esta teoría, el autor se sirve de dos ejemplos escandalosamente dispares: “la creación deportiva” y “la creación artística”. Michael Jordan en el baloncesto, Jack Niklaus en el golf, Marcel Proust o Rainer Maria Rilke en la literatura, demuestran la deslumbrante flexibilidad de la inteligencia humana. El proceso inventivo es liberado de las nieblas mitológicas, y descrito con una inusual precisión y una notable técnica narrativa. En este libro se estudia con gran detenimiento el proceso creador de varios escritores y pintores: Thomas Mann, Paul Valéry, Julien Green, Louis Aragón, Rilke, García Márquez, Monet y Picasso. Como era de esperar el autor aborta por completo la idea de la inspiración.
La conclusión del libro es chocante: la inteligencia se caracteriza, ante todo, por su capacidad para inventar fines. Crear es inventar sorpresas eficientes, ¿Eficientes para qué? La índole de ese “para qué” va a determinar la índole de la inteligencia. La “Teoría de la inteligencia creadora” se prolonga necesariamente en una ética, considerada ésta como ciencia de los fines del hombre.
El libro de Marina podría parecernos una teoría compleja, pero el autor se encarga, a través de una narrativa ágil, de hacernos ver la inteligencia como un atractivo sistema de posibilidades que hemos pasado por alto. Ya que la inteligencia fue la que ideó tanto la música de cámara como la cámara de gases. Este libro trata de lo humano, de la libertad, y tal vez con ello podamos comprender por qué actuamos como lo hacemos, lo que no implica que dejemos de actuar de esa forma, aunque simplemente tendremos una base sólida y teórica de una de las funciones fundamentales del pensamiento humano.
José Antonio Marina es uno de los pensadores absolutamente indispensables de España y de nuestro tiempo, ha publicado “Elogio y refutación del ingenio”, “Ética para náufragos”, “El laberinto sentimental”, “El misterio de la voluntad perdida”, “La selva del lenguaje”, “Diccionario de los sentimientos”, “Crónicas de la ultramodernidad”, “La lucha por la dignidad”, “Dictamen sobre Dios”, “El rompecabezas de la sexualidad”, “Los sueños de la razón (Ensayo sobre la experiencia política”, “La inteligencia fracasada (Teoría y práctica de la estupidez)”, entre otros. Ha recibido varios premios, entre los que se encuentran el Premio Anagrama de Ensayo y el Nacional de Ensayo.

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