sábado, 31 de diciembre de 2011

Los fantasmas de la Navidad: Apuntes de un escribidor


Esta noche llegaron los fantasmas, no los que Dickens creó en su célebre cuento, sino los fantasmas de los que se fueron, los que no nos acompañaron en este presente incierto. Espero que todos ellos estén bien, que nos sigan esperando con los brazos abiertos como lo están las puertas de la conciliación y la armonía, así como las puertas de la memoria. Espero que no nos reprochen el que los hayamos decepcionado o el que podamos hacerlo.
Llegaron hoy y rodearon la mesa, estuvieron aparte, pero junto a nosotros, a nuestro lado, intactos en el recuerdo, partícipes de nuestros sueños futuros, de nuevos proyectos, porque lo que hace a un hombre un ser creativo (un hacedor) es que, efectivamente, tiene proyectos.
Podríamos decir que así como nacemos morimos, pero muchas veces es imposible comprender por qué otros se van y por qué otros se quedan, pero así pasa y antes de llegar a entenderlo, de tener conciencia plena, ya esteramos del otro lado, siendo también recuerdo. Podemos entender fenómenos lingüísticos, naturales, sociales, pero es muy difícil llegar a entender fenómenos que afectan nuestra parte más humana: como aquel agujero en el estómago que sentí al ver caer una estrella fugaz ese 21 de noviembre de 2010. Cosas de esa índole, que algunos argumentan tiene que ver con lo sentimental y que, a veces, parece ser el sentir de otro que así mismo se piensa.
Hoy es una noche en que se celebra una fiesta, hoy es una noche que se dice debe de servirnos de reflexión ante lo que se ha hecho o se ha omitido. Aunque todas las celebraciones me suenan a ese recordatorio permanente, he de decir que no tengo la costumbre de felicitar a la gente con la que comparto cosas importantes de mi vida o la que de algún modo forma parte de ella, no porque eso signifique desinterés, sino porque estoy seguro que la mejor forma de celebrar las cosas es a partir de una mirada a los ojos del otro, más que con simples palabras formales.
Hoy llegaron los fantasmas a visitarme, tocaron la puerta y fueron parte de la mesa, siempre aparto tres lugares para ellos, aunque no quieran sentarse, porque me recuerdan que aún hoy la vida sigue infaliblemente su curso, porque me hacen sentir vivo y con ganas de no sentarme a llorar, porque me hacen valorar lo que ante mis ojos se presenta y me hacen sentir que en esta Navidad aún existen la fraternidad y la compañía.

viernes, 30 de diciembre de 2011

La princesa y el pirata: Literatura para niños y jóvenes


El Fondo de Cultura Económica, a través de su colección “A la orilla del viento”, la cual está dedicada al público infantil y juvenil, editó en 1991 el libro “La Princesa y el Pirata”, de Alfredo Gómez Cerdá, con ilustraciones de Teo Puebla.
Antes de entrar a esta aventura, los autores nos hablan de su perspectiva como creadores, misma que puede atrapar tanto al niño como al adulto, ya que señalan: “Los autores de este libro no somos niños. Somos personas mayores, al menos eso dicen los demás. Nosotros no estamos muy seguros. Uno, escribe. Otro, pinta. Los dos, en algún momento de nuestra vida y en algún momento de nuestro trabajo nos encontramos con los niños, con el mundo de los niños. A ese mundo nos dejamos caer, entusiasmados, quizás porque no habíamos salido por completo de él. A los niños hemos dedicado gran parte de nuestra obra, tal vez la parte más importante. A pesar de ello, ahora, en este momento, sentimos la necesidad de dedicar expresamente este libro a los niños, a todos los niños, incluso a los que jamás lo leerán, hasta a los que jamás tendrán la oportunidad de leer un libro. A todos. A todos ustedes”.
Este libro nos cuenta la historia de la princesa Filomena, quien vive en una torre. La princesa Filomena canta desde lo alto de su ventana mientras se peina, es tanta su belleza que a lo largo de la historia vemos desfilar a los príncipes de los cuentos de hadas, quienes tienen prisa por ir a salvar a la protagonista de su respectivo cuento. Vemos, por ejemplo, al príncipe que va a darle el beso a Blancanieves para que despierte, al que va en busca de su amada llevando consigo una zapatilla que olvidó en la fiesta, al príncipe valiente, por mencionar algunos. Estos príncipes, a pesar de su prisa, quedan maravillados por la belleza de esta otra princesa, que le piden a Filomena permiso para entrar a su torre, ella se niega. No es hasta que Filomena conoce a un pirata que se cautiva ante esta visión, al grado que surge la posibilidad de que la princesa Filomena pueda vivir fuera de su propio cuento.
Este es un anticuento para niños, en el cual las princesas no necesariamente están interesadas en los príncipes, pero también es un cuento que nos muestra que nada está establecido, sino que cada personaje construye su propio destino, una recomendación para estas vacaciones escolares. Si usted quiere leer este libro en forma gratuita, puede acudir a la biblioteca pública “Manuel Cepeda Peraza”, la cual está ubicada en la calle 55 por 62. No deje pasar esta oportunidad.
Alfredo Gómez Cerdá es licenciado en filología española, es un escritor madrileño nacido en 1951. Sintió atracción por la literatura desde pequeño. Leer le transportaba desde de su barrio, gris y anodino, a lugares increíbles, con paisajes fascinantes y seres humanos muy diferentes a los que había conocido hasta entonces. Al mismo tiempo descubrió que escribir le permitía expresar sus ideas y comunicarse con los demás. Decidió muy pronto que los libros le acompañarían siempre. Aunque dio sus primeros pasos hacia el teatro, es más conocido por sus obras para el público infantil y juvenil, entre los que se ha convertido en uno de los autores de referencia. En 1982 ganó su primer premio al obtener el segundo puesto del Premio Barco de Vapor, que ganaría en 1989. Alfredo Gómez Cerdá ha publicado más de 80 libros, ha escrito varios guiones para cómic, ha colaborado en prensa y en revistas especializadas y ha participado en numerosas actividades relacionadas con la literatura infantil y juvenil. Muchos de sus libros han sido reconocidos con prestigiosos galardones, dentro y fuera de Europa. Sus obras han sido publicadas en varios países de Europa (Francia, Italia, Portugal, Alemania, Dinamarca), en América (Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Argentina) y en Asia (Líbano, China, Corea).
Teo Puebla. Nace en Puebla de Montealbán (Toledo). De formación autodidacta, su obra pictórica aparece por primera vez al público en 1980. Su obra se encuentra en instituciones y colecciones privadas de España, Japón, Francia, Bélgica, Alemania, Estados Unidos y Dinamarca. Ha ilustrado libros para niños y jóvenes en colaboración con diversos autores.

De la ignorancia legitimada al pánico mediatizado: Apuntes de un escribidor

Si se critica a Peña Nieto por cometer el error de no saber (ni apenitas siquiera) el precio de la canasta básica y la tortilla, se dice que la magnificación de esos errores forma parte de una campaña negra (o una guerra sucia) en su contra, orquestada por los enemigos políticos que temen en la unidad de su partido. Incluso se emiten programas televisivos que hablan del “bullying” que sufren los “artistas” de la tele en las redes sociales por las pifias que han cometido y en donde se pone en manifiesto su escaso nivel intelectual, el mensaje es claro: el dolor de las “estrellas” televisivas al ser expuestas es tan grande que no se compara con la alta tasa de suicidio por el bullying escolar o el acoso gubernamental y del crimen organizado en contra de los activistas sociales.
Sucede lo contrario con AMLO, confunde el precio del metro y eso es usado como prueba de que se trata de un político ignorante e insensible, ocupa titulares en los noticieros televisivos y en el colmo del descaro el Cordero de Calderón, y precandidato por el PAN (el que dijo que se podía vivir con 6,000 pesos al mes), dijo que no debe sorprender demasiado ese comentario, pues AMLO piensa que el país se detuvo hace varios años “y que las cosas no han cambiado desde hace varios años, entre ellas, el costo de un pasaje del metro”.
Lo que no dijo Cordero es que efectivamente el país ha cambiado en los últimos 10 años que su partido ha estado en el gobierno, y ha cambiado tanto que no es posible hablar del precio de la gasolina ya que aumenta en periodos cortos de tiempo, el salario mínimo no es capaz de cubrir las necesidades básicas para que la población pueda vivir con dignidad. Esos cambios a los que se refiere Cordero nos dicen lo poco que le importa al funcionario esto y lo mucho que le importa las pifias de AMLO.
Por otra parte, tomarse a Cordero en serio sería menospreciar al electorado, ya que la única forma de que una mayoría pueda volver a votar por el PAN es que la estrategia de Vázquez Mota funcione, ya que ha contratado a Antonio Solá, el “cerebro de la campaña de odio” que llevó a Calderón a la silla presidencial y a quien le interesa el dinero más que el orden social de los países. Sólo falta que las televisoras se lo permitan porque desde hace tiempo es visible que su candidato es Peña Nieto, ya que insisten en convertirlo en mártir y víctima de bullying (no de su ignorancia).
A pesar de la defensa de las televisoras, representantes de alto vuelo del arte nacional, como Enrique Krauze, Carlos Fuentes y Jesusa Rodríguez han criticado la frivolidad de Peña Nieto, aunque creo pertinente reproducir las palabras del gran escritor José Emilio Pacheco, respecto al tema, quien señala: “Creo que si no lee, no puede tener lenguaje; si no tiene lenguaje no puede pensar y no puede pensar en los problemas de este país. No quisiera ensañarme con ningún caído, pero me parece una absoluta y auténtica tragedia no de este señor, sino de México”.
Hacer a un lado la cultura y al arte y relegarlo al simple entretenimiento y a la simulación, ha hecho que este país se crea todas las mentiras de la televisión, ha hecho endeble al ciudadano contra ese monstruo llamado TV, que hizo creer en el 2006 que AMLO era un peligro para México y que quiere hacer creer ahora que Peña Nieto es un mártir, víctima de una guerra sucia. Habría entonces que encontrar la defensa contra la ignorancia, contra la simulación, habría que ser autocríticos y también lectores.

Los porqués de un Estado laico: Apuntes de un escribidor

Todo hombre tiene derecho a creer en algo o más bien todo hombre cree en algo, cree y crea una fuerza superior a la que recurre en sus momentos de desesperación, alegría y soledad. Aunque en el principio de los tiempos o más bien en la era Paleolítica el hombre no tenía una conexión directa con los dioses, podríamos decir que no creían en la vida más allá de la muerte, sino sólo en la sobrevivencia inmediata a través de la cacería.
No es hasta cuando llega la cultura del agricultor y el ganadero que el hombre cae en la cuenta de que su destino depende de fuerzas inteligentes, al saber que sus fuentes de alimentación dependen de la lluvia, la sequía, la luz del sol, el rayo, el granizo, la peste, de la abundancia o escasez de los animales cazados. Entonces considera que hay dos clases de fuerzas (malignas y benignas) que se encargan de ayudarlo o castigarlo, y nace con ello la idea de lo misterioso, de lo desconocido y de lo sobrehumano.
Ha nacido otra fe, que tiene que ver con la vida después de la muerte (el culto a los muertos) y también con las bendiciones que tenemos que recibir de esas fuerzas sobrenaturales durante la vida; este nacimiento trajo consigo la necesidad de rendir culto a los símbolos sagrados, a los amuletos, monumentos funerarios y a la realización de oblaciones y ofrendas votivas.
Mucho tiempo después, los cristianos impusieron el monoteísmo en un imperio y con ello se aseguró que los beneficios que recibiría la fe de los hombres (la cual se traducía en bienes materiales) pasara a manos de un solo grupo que pregonaba que la división entre millones de pobres y unos cuantos ricos era voluntad de Dios, así que tendrían que soportar valientemente su destino, con resignación.
A lo largo de la historia, podemos ver cómo las revoluciones significaron un reacomodo de poder. Los pobres, la clase media se encargaba de pagar con su trabajo a la monarquía y a la Iglesia, quienes acumulaban capital sin realizar un trabajo duro; conforme la historia fue avanzando y las guerras se fueron haciendo más cruentas, la burguesía logró tener un lugar como recaudador de los bienes obtenidos con la mano de obra de los trabajadores. Así, el hombre tenía que pagar tributos a la monarquía, a la Iglesia y a los burgueses que se hacían llamar el Estado.
La monarquía y la Iglesia fueron perdiendo poder en algunas naciones, en algunos continentes, esto gracias a la ilustración, al logocentrismo, al racionalismo, al comunismo, que en buena medida mostraban el grado de control que había creado la Iglesia en el pensamiento humano, en el cual el miedo y el chantaje de una condena por toda la eternidad habían sido el arma que doblegaba la conciencia humana. Había jugado la Iglesia con uno de los mayores temores del hombre: la vida después de la muerte.
Hay que señalar que en la época cuando la Iglesia tuvo el poder absoluto, se realizó una persecución contra las formas de pensar distintas, cuyos autores fueron condenados a muerte, formas de pensar y de actuar tanto en el ámbito público como privado. Una época de terror que pudo corroborarse en aquella famosa exposición que visitó hace ya varios años nuestra ciudad, la cual llevaba como título: “Instrumentos de tortura y pena capital”.
Pero no hay que decir que en las filas de la Iglesia no han existido o existen hombres y mujeres comprometidos con las causas sociales y el apoyo a los marginados, como el Padre Solalinde y su trabajo con los indocumentados o el Padre Lugo y su trabajo con los enfermos de V.I.H.
Pero hay que decir que esto es una minoría y que supera los casos de pedofilia y abuso psicológico sistemático contra niños y jóvenes que se han registrado a lo largo de la historia. Porque es claro que las autoridades de la Iglesia viven con lujos que no corresponden a lo que Jesucristo señaló, según los Evangelios; también es claro que no les interesa ayudar a los millones de pobres porque sus bondades son para los potentados, como Fox y Peña Nieto, quienes, gracias a su poder político, pudieron lograr casarse de nuevo con sus actuales parejas.
Ahora la ley puede cambiar, la Iglesia quiere más poder del que ahora tiene, quiere recuperar privilegios perdidos, quiere cobrar la factura a los políticos que ha servido, quiere ahogar aún más al ciudadano, al que seguramente satanizará por no creer en su marcada intolerancia derechista. Porque esto no tiene que ver con la fe sino con el poder, lo que no significa que haya que dejar de creer en lo que se cree, sino creer que se puede evitar un golpe más a este lacerado país.

La llamada de Sosu: Literatura para niños y jóvenes


El Programa Nacional de Lectura, la editorial Zendrera Zariquiey y la Secretaría de Educación Pública, a través de “Los libros del rincón” en su colección “Pasos de luna”, coeditaron en el año 2003 el libro “La llamada de Sosu”, escrito e ilustrado por Meshack Asare.
“La llamada de Sosu” se desarrolla en una estrecha franja de tierra, entre el mar y una laguna, donde hay un pequeño pueblo en el que vive Sosu y su familia. Sosu es un niño que vive en el pueblo, pero no es un niño más del pueblo, el hecho que no pueda caminar lo ha aislado de la población. Su familia lo quiere mucho, pero hay cierta intolerancia por parte de algunas personas del pueblo, que hacen entristecer a Sosu:
“Pero un día, mientras pescaba con Pa en la laguna, dos hombres de mirada severa se acercaron y dijeron: No creemos que sea inteligente que traigas a ese niño tuyo aquí; ya es suficientemente malo tener niños como él en el pueblo. No creemos que el espíritu de la laguna esté contento de tenerlo también aquí sentado. Pensamos que debes mantenerlo en tu choza”.
Sosu se queda solo en casa, mientras sus hermanos van la escuela y los hombres y las mujeres salen a trabajar, pero él se entretiene con su perro o preparándole la comida a sus hermanos, aunque eso no alegra del todo el espíritu de Sosu:
“Algo que también le gustaba hacer era preparar la comida para Fafa y Bubu, y tenerla lista para cuando ellos llegaran de la escuela. Eso significaba que mamá tenía que organizárselo todo. A veces, mientras comían, ellos le contaban todas las cosas que habían aprendido en el colegio. Así fue como él también aprendió a leer y a escribir, casi tan bien como ellos. Sin embargo, cuando en las tardes todos estaban en casa, la vida era muy distinta. Entonces parecía como si aquellos con buenas piernas fueran los únicos que podían hacerlo todo; el podría haber sido un recién nacido, o un fantasma que debía ser servido por todos”.
Un día, el mar furioso reclamó al poblado un trozo de tierra. Sosu supo que algo tenía que hacer, y rápido alertar a todos. Hazaña arriesgada, más aún para alguien que sólo había visto el mundo desde dentro de su casa. Sosu con ayuda de su perro vivirá una aventura que cambiará su vida y que nos enseñará como la mayor limitante de los hombres son los prejuicios.
Este es un texto para niños y jóvenes, narrado desde una poética en donde la naturaleza tiene tanta vida, que los hombres que viven en esta población pueden convivir con ella, aún creen en su bondad. También nos muestra las posibilidades que paradójicamente nos dan las imposibilidades físicas, la discapacidad no es presentada de forma burda, de tal manera que no son mostradas desde un punto de vista que cause lástima, sino que el niño podrá estar en la posibilidad de ver literariamente cómo se siente el otro ante sus incapacidades motrices.
Un libro que nos puede ayudar a ver la intolerancia que consciente o inconscientemente tenemos para con los otros y el cual puede consultar en la biblioteca del Centro Estatal de Bellas de Artes.
Meshack Asare nació en 1945 en Ghana. Estudió Bellas Artes en Kumasi y fue profesor en Ghana entre 1967 y 1979. Durante este período estudió Psicología de la Educación en la Universidad de Wisconsin.
Su primera publicación fue el libro Ghana Welcomes you (Ghana os da la bienvenida, 1968). Después ilustró más libros, como Tawia Goes to Sea (Tawia va al mar, 1970), que fue considerado por la UNESCO “El mejor libro ilustrado de “África”. Escritor e ilustrador, entre otras distinciones importantes que ha recibido, se encuentra la de este libro (“La llamada de Sosu”) por parte de la UNESCO: Premio de Literatura Infantil y Juvenil a la Tolerancia en 1999.

Las palabras justas para lograr una victoria injusta : Apuntes de un escribidor

Según algunos comerciales televisivos, la democracia significa que el PAN se mantenga en el poder; según Enrique Peña Nieto, lo que se dice de él es una estrategia política —Guerra sucia— en la cual se magnifican sus pequeños equívocos; y según el gobierno federal, sólo se necesita silbar una melodía para contagiar de buena vibra a los ciudadanos y así resolver los problemas que aquejan al país.
Esto nos permite reafirmar que las campañas políticas no están a favor de las propuestas ni del bienestar de la sociedad, sino en quien llegue al 2012 con una mejor imagen.
Pero las palabras se convierten en acciones y nos permiten ver el grado de preparación y las prioridades de los candidatos o precandidatos presidenciales. Ernesto Cordero dijo hace un tiempo que seis mil pesos son lo que se necesita para vivir bien, pero habría que pensar que una gran mayoría de mexicanos vive con un sueldo muchísimo menor que esa cantidad, y con el alza de precios en todos los insumos, seis mil pesos al mes son insuficientes.
Lo anterior viene a colación por la entrevista que le hizo el periódico El País a Enrique Peña, quien cometió la imprudencia de querer salirse de nuevo del guión, lo que reflejó su ignorancia en cuanto a la situación en la que vive la gran parte de los mexicanos.
De entrada no supo decir cuánto cuesta el kilo de carne, un refresco tamaño familiar o un kilo de tortillas. Como si fuera participante de aquel programa de concursos llamado “Atínale al precio”, los montos que enunció distaban, y muy por debajo, de la realidad. Argumenta Peña Nieto que esto obedece a una campaña orquestada por sus adversarios políticos para magnificar sus errores, pero tal cosa es un argumento simplista.
La magnitud de sus declaraciones se encuentra en su notable desinterés por las condiciones en las que vive la mayor parte de la población y que despectivamente se le llamó “la prole”, por lo mismo tampoco le debe de interesar mejorarlas.
¿Cómo gobernar un país al que no conoces? Porque un país lo hacen sus ciudadanos, no los recursos explotables con los que se negociará la riqueza entre un mismo grupúsculo.
Minimizar este desconocimiento de la forma de vida de una sociedad, que tiene sus particulares matices según el Estado de la República en el que viva cada mexicano, es no tomar en serio las necesidades de la población. Tanto Ernesto Cordero como Peña Nieto ven toda la parte de la ecuación, menos a los votantes. La clase política no paga ni su telefonía celular, no saben en muchos casos qué es el IVA o la inversión de una familia que utiliza el transporte público, y de nueva cuenta esta clase política ha mostrado que sus intereses son ajenos a los nuestros, ya que el salario mínimo tuvo un aumento para el próximo año de un 4.2 por ciento, lo que se traduce a unos cuantos pesos que no se comparan con el alza de la gasolina, de la tortilla y todos los productos de la canasta básica.
También podemos ver que existe una campaña en defensa de las pifias de Peña Nieto, campaña que proviene de la televisora que ya lo ve en el poder y que le pregunta al espectador: “Para usted qué es más importante ¿las propuestas de los candidatos a puestos de elección popular o sus conocimientos sobre literatura?
Es reprobable que esta empresa promueva la lectura con sus actrices, conductores, cantantes, etc., y al mismo tiempo quieran dar a elegir entre una cosa y otra (propuesta y conocimiento), como si ambas estuvieran disociadas, eso nos haría pensar que el interés por la lectura es un engaño, ya que no entienden su valor.
Ya lo dijo Aristóteles: “hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante, que entre un hombre vivo y un cadáver”. Y lo humano, lo vivo, es necesario para gobernar. Pero en vez de interesarse por la sociedad, lo más seguro es que los candidatos intenten encontrar las palabras justas para lograr una victoria injusta.

¿Mejor la guerra que el amor?: Apuntes de un escribidor

Cuando Paul Valéry señala que “la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero que no se masacran”, se resume la situación no sólo de nuestro país, sino de la historia de la humanidad. Desde que el brutal capitalismo hizo su entrada triunfal en la historia de occidente, ha utilizado la carne de obreros y campesinos para morir en los campos, mientras los burgueses obtienen jugosas ganancias a través de las negociación con los otros poderes o de la venta de armas.
Hablo de la guerra porque hablar del amor al parecer sólo es un discurso para reírse. El discurso de una república de amor no es atractivo para muchos mexicanos, no es visto bien. Podríamos darle una hojeada a la historia y a lo mejor estaríamos de acuerdo en que este discurso (el del amor) es más de conciliación que un retorno al idealismo o al romanticismo del siglo XVIII y XIX, en donde ante la falta de un cambio social, se optaba por un cambio ficcional que haría creer al pueblo que era necesario sufrir y que el remordimiento del burgués y su consecuente toma de conciencia nos haría salir adelante.
Es sintomático cómo a partir de que se dio a conocer a Andrés Manuel López Obrador como ganador de la candidatura del PRD en contra de Marcelo Ebrad, inició también de nueva cuenta la guerra mediática de varios medios de comunicación, buscando todos los peros que pueda haber y distorsionando las medidas y comentarios que ya empezó a plantear. El discurso de Obrador no ha cambiado en forma ni en fondo, tal vez el tono sea diferente, nada más.
Este cambio de tono ha irritado a muchas personas que se han comportado como lobos y perros que han ladrado en todos los medios de comunicación en donde todavía los aceptan y a capa y espada se han encargado de negar, pero sobre todo de escupir un discurso en el que AMLO se pone a favor de algo que llamó “amor”. ¿Es aceptable y respetable esta postura? ¿para qué hablar de amor si es más redituable y emocionante la guerra?
Aunque también los comentarios de AMLO han provocado en las redes sociales extrañamiento por parte de intelectuales, hombres de arte, además de chistes y comentarios irónicos (muy bien elaborados por cierto) que ponen un dejo de duda, ya que la conciliación es muy difícil ante una sociedad tan golpeada por el egoísmo neoliberal, de ahí que la transformación tendría que ser radical y no un cambio de fachada con candidatos que van en alianza con lo peor del país (Elba Esther Gordillo es un ejemplo).
Día a día los medios de comunicación que se han valido del servilismo para continuar con este sistema, busca y reinventa todo lo que está a su alcance para destruir al candidato de la izquierda, se preocupan por alguien que aseguran no tiene ni tendrá los votos suficientes para ganar la presidencia, pero la conducta inquisidora ante algo que consideran inofensivo es por sí misma extraña.
Aún así hay gente que asegura (1 de 10, según algunas encuestas) que Calderón ganará la guerra contra el crimen organizado, lo peor es que hay gente que votará por quien ofrezca continuar con esta masacre de forma más cruenta (“con mayor firmeza” que le dicen). O ciudadanos que votarán por el más guapo siempre y cuanto se comprometa a decir que ayudará al país (decirlo aquí, en Estados Unidos si quiere podrá decir otra cosa). Votar por alguien que ofrezca amor, conciliación, educación y cultura como una forma de salir adelante ya está pasado de moda, no es chic, es naco y hasta populista. Pero total, como dijo Sartre: cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren.
Así que los que están vociferando contra AMLO seguro lo hacen desde la inteligencia de los aparatos electrónicos que cuestan una millonada.

Juárez 6.01: Sobre la dramaturgia necesaria

La revista mexicana de teatro Paso de Gato en su número 47, correspondiente al trimestre octubre-diciembre de 2011 y cuyo Dossier está dedicado a la palabra en escena, en su sección “Estreno de papel” publicó la obra “Juárez 6.01”, de Eduardo Castañeda.
Por engañoso que nos pueda resultar el título, la obra no habla de las muertas de Juárez, sino que es una muestra de la corrupción de los pequeños funcionarios de nuestro país que aspiran al puesto “grande”, sin importar sobre quién tengan que escalar ni a qué ciudadano de nuestro mismo continente tengan que vejar (la rima interna es sinónimo no de complicidad sino de indignación), más bien nos habla de una realidad concreta.
La acción se desarrolla en algún lugar dentro de las oficinas aduanales del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, entre cubículos fríos y anónimos, pero que traen consigo toda la intimidación posible que conlleva la bienvenida de los extranjeros a nuestra corrupta tierra y el recibimiento en las oficinas aduanales.
Los personajes que nos dibujan la acción son tres latinoamericanos, compas, gente que al igual que nosotros tuvo la mala suerte de caer en las manos equivocadas y en las situaciones propicias para que se les acuse de delincuentes, pero queda al desnudo que el verdadero delincuente es el corrupto, en este caso el mexicano.
Felipe de Jesús Díaz es un agente aduanal, aproximadamente de 30 años, de apariencia sencilla, gesto minucioso y apocado, lentes pequeños, cabello bien recortado y peinado con mucho gel. Es el funcionario mediocre que al ser humillado por su jefe (quien es también su tío) tiene que buscar con quién desquitarse. La inofensiva apariencia de este individuo ante su jefe permite que Díaz vaya creciendo al grado de mostrarnos que puede ser capaz de representar todo un sistema podrido.
Patricia Bartís es una argentina, porteña, muy guapa, de unos 24 años, viste una falda o vestido en colores chillones que guarda un secreto que a la larga será su talón de aquiles.
Mario Ferreou es un uruguayo, sobrio de 57 años, viste pantalones de pana, camisa casual y un blazer de piel. Es profesor de Historia, conoce a la perfección la historia de nuestro país, y su atracción por las jóvenes estudiantes se tomará como pretexto para mantenerlo detenido en las oficinas aduanales.
Diego Armando Moretti es argentino de 32 años, atractivo, viste ropa ostentosa con estampados de diseñadores famosos y lentes oscuros, es un representante del mundo de la farándula, lo que le hace tener una actitud prepotente, pero ante la burocracia tiene que ceder y comportarse de manera más dócil.
Estos tres extranjeros son interrogados por Díaz, quien logra sacarles la información suficiente para acusarlos de algo sin que ellos puedan levantar una queja, pero también es la oportunidad de Díaz de subir de puesto dejando “caer” a su tío. Una obra cómica, una crítica social en la que a través del habla podemos ver la realidad de un país, pero sobre todo la falta de escrúpulos que es el “ser” funcionario mexicano. Este dramaturgo no le huye a describirnos esa naturaleza que abunda en el inconsciente de nuestro país. Una dramaturgia necesaria con eficiencia escénica.
Martín López Brie dice sobre el autor: “Eduardo Castañeda, además de un buen dramaturgo, es también un excelente actor y director de escena, lo que sin duda le permite concebir los textos como propuestas escénicas integrales, donde se equilibran con eficacia el diseño de personajes con la concepción de la escena y los usos del lenguaje. El humor ligero –pero no trivial– y las reflexiones sobre situaciones cotidianas, son rasgos que sin duda pueden encontrarse en sus obras”.

Aquí están los que se van: Literatura para niños y jóvenes


Uno, dos, tres por mí y todos mis compañeros ediciones, el CONACULTA, a través del Programa Nacional Salas de Lectura, coeditaron el libro “Aquí están los que se van”, con textos de Gabriel Quiroz y fotografías del propio Quiroz, Heriberto Rodríguez y Silvia Calatayud.
Con este libro entenderemos que migrar no es irse de paseo, sino que es ir a buscar mejores condiciones para vivir; migrar es ir a buscar una mejor manera de estar. En este libro el autor logra que acompañemos en su camino a las familias de los que se van, a jornaleros que viajan para ganarse la vida.
En este libro se invita al lector a acompañar a muchas personas que viajan muy lejos, que dejan sus pueblos y sus tierras para trabajar en el campo y poder vivir más dignamente: son los jornaleros migrantes.
Cada año, muchos hombres, mujeres, pero también niñas y niños, cambian su manera de vivir y viajan a campos agrícolas donde se necesita su trabajo.
Quienes hablan dixsaa (zapoteco) del valle de Oaxaca o distee (zapoteco) de la costa de Oaxaca y náhuatl del norte de Veracruz, podrán leer y platicar sobre este libro en su lengua y mirar cómo se escriben otras lenguas mexicanas y compararlas por escrito; Guiaguel Martínez, José Pergentino Ruiz y Elizabeth Ramírez tradujeron con cuidado a esas tres lenguas este texto, que también está escrito en español, ya que la migración de los jornaleros agrícolas así es: tiene muchas lenguas y muchas caras.
En México trabajan 3.5 millones de jornaleros agrícolas. De esa cantidad 1.2 millones son migrantes. Más de la tercera parte de los migrantes son indígenas. Los jornaleros agrícolas toman la decisión de migrar como una opción ante la falta de tierras de cultivo: muchos de ellos tienen tierras de temporal que no producen o producen poco.
Si los jornaleros no encuentran trabajo en su lugar de origen, tienen que buscarlo fuera de su pueblo. Los jornaleros muchas veces se van con su familia para aumentar sus ingresos, gracias al trabajo de la mujer y sus hijos. Para ellos es importante ir a regiones donde les paguen más que en su comunidad.
Para llegar a los campos de cultivo, muchas familias jornaleras viajan entre 20 y 30 horas en autobuses o en camiones de carga. La mayoría de las familias viaja desde los Estados del sur a los grandes campos de riego que existen en el norte del país.
Un niño ante esta realidad dice “como en una casa que rueda, nos juntamos todos en el camión”.
“Aquí están los que se van” es un libro para que los niños y los jóvenes puedan ver la realidad de la migración en nuestro país y cómo esto afecta a otros niños, jóvenes y adultos. También es un libro para que los niños que hablan en las tres lenguas indígenas en las que está traducido, puedan leer el texto en su lengua materna. Pero sobre todo es un libro que nos cuenta una realidad a través de la imagen y la palabra, una realidad social en la que muchas veces por nuestra comodidad no pensamos: la falta de oportunidades que tienen los jornaleros y la gente que trabaja en el campo.
Esta es una recomendación para lectores de todas las edades, pero sobre todo un recorrido para que podamos conocer al otro, al que siempre pasamos por alto.
Gabriel Quiroz, el autor de este libro y quien escribió el texto en español, viajó hacia los lugares donde trabajan los jornaleros migrantes, recuperó lo que dicen y también tomó fotografías. Luego unió textos y fotos para dar una visión de la experiencia de esas personas valerosas que viajan buscando una vida mejor.

Teoría de la inteligencia creadora


En estos tiempos en que las palabras se han minimizado, al grado de querer legitimar todo a través de su expresión, quisiera hablar de un libro que me parece fundamental para poder hacerse preguntar y apuntalar hacia una “Teoría de la inteligencia creadora”, título del ensayo del que les hablaremos a continuación y que fue editado por Compactos-Anagrama en el año de 2006 en sexta edición. El autor es José Antonio Marina.
Empezamos hablando de ese “minimizar” la palabra, ya que el autor señala que ahora se le da el término de inteligente no sólo a las personas, sino también a los aparatos de uso práctico-utilitario, de ahí que ahora se hable de edificios inteligentes, refrigeradores inteligentes, automóviles inteligentes y hasta planchas inteligentes, lo grave de esto es que las palabras son un instrumento para analizar la realidad. El autor señala respecto a la palabra: “Sus significados indican senderos abiertos en las cosas, que las hacen transitables. Una palabra perdida es, tal vez, un acceso a la realidad perdido. Una palabra emborronada es un camino oculto por la maleza. Con el término “inteligencia” no podemos correr este riesgo de extraviarnos, porque saber a ciencia lo que significa no es un lujo de experto, sino una dramática y urgente necesidad de todo el mundo”.
De ahí que este libro sea una innovadora teoría de la inteligencia, que integra los resultados de las ciencias cognitivas: la neurología, la inteligencia artificial, la psicolinguística, la psicología cognitiva, la filosofía. El tema es de urgente interés para todos porque, como dice el autor: “la idea que tengamos de lo que es la inteligencia humana va a determinar la idea que tengamos de nosotros mismos, y esta idea determina lo que realmente somos”.
Para aplicar esta teoría, el autor se sirve de dos ejemplos escandalosamente dispares: “la creación deportiva” y “la creación artística”. Michael Jordan en el baloncesto, Jack Niklaus en el golf, Marcel Proust o Rainer Maria Rilke en la literatura, demuestran la deslumbrante flexibilidad de la inteligencia humana. El proceso inventivo es liberado de las nieblas mitológicas, y descrito con una inusual precisión y una notable técnica narrativa. En este libro se estudia con gran detenimiento el proceso creador de varios escritores y pintores: Thomas Mann, Paul Valéry, Julien Green, Louis Aragón, Rilke, García Márquez, Monet y Picasso. Como era de esperar el autor aborta por completo la idea de la inspiración.
La conclusión del libro es chocante: la inteligencia se caracteriza, ante todo, por su capacidad para inventar fines. Crear es inventar sorpresas eficientes, ¿Eficientes para qué? La índole de ese “para qué” va a determinar la índole de la inteligencia. La “Teoría de la inteligencia creadora” se prolonga necesariamente en una ética, considerada ésta como ciencia de los fines del hombre.
El libro de Marina podría parecernos una teoría compleja, pero el autor se encarga, a través de una narrativa ágil, de hacernos ver la inteligencia como un atractivo sistema de posibilidades que hemos pasado por alto. Ya que la inteligencia fue la que ideó tanto la música de cámara como la cámara de gases. Este libro trata de lo humano, de la libertad, y tal vez con ello podamos comprender por qué actuamos como lo hacemos, lo que no implica que dejemos de actuar de esa forma, aunque simplemente tendremos una base sólida y teórica de una de las funciones fundamentales del pensamiento humano.
José Antonio Marina es uno de los pensadores absolutamente indispensables de España y de nuestro tiempo, ha publicado “Elogio y refutación del ingenio”, “Ética para náufragos”, “El laberinto sentimental”, “El misterio de la voluntad perdida”, “La selva del lenguaje”, “Diccionario de los sentimientos”, “Crónicas de la ultramodernidad”, “La lucha por la dignidad”, “Dictamen sobre Dios”, “El rompecabezas de la sexualidad”, “Los sueños de la razón (Ensayo sobre la experiencia política”, “La inteligencia fracasada (Teoría y práctica de la estupidez)”, entre otros. Ha recibido varios premios, entre los que se encuentran el Premio Anagrama de Ensayo y el Nacional de Ensayo.

Teoría de la inteligencia creadora

En estos tiempos en que las palabras se han minimizado, al grado de querer legitimar todo a través de su expresión, quisiera hablar de un libro que me parece fundamental para poder hacerse preguntar y apuntalar hacia una “Teoría de la inteligencia creadora”, título del ensayo del que les hablaremos a continuación y que fue editado por Compactos-Anagrama en el año de 2006 en sexta edición. El autor es José Antonio Marina.
Empezamos hablando de ese “minimizar” la palabra, ya que el autor señala que ahora se le da el término de inteligente no sólo a las personas, sino también a los aparatos de uso práctico-utilitario, de ahí que ahora se hable de edificios inteligentes, refrigeradores inteligentes, automóviles inteligentes y hasta planchas inteligentes, lo grave de esto es que las palabras son un instrumento para analizar la realidad. El autor señala respecto a la palabra: “Sus significados indican senderos abiertos en las cosas, que las hacen transitables. Una palabra perdida es, tal vez, un acceso a la realidad perdido. Una palabra emborronada es un camino oculto por la maleza. Con el término “inteligencia” no podemos correr este riesgo de extraviarnos, porque saber a ciencia lo que significa no es un lujo de experto, sino una dramática y urgente necesidad de todo el mundo”.
De ahí que este libro sea una innovadora teoría de la inteligencia, que integra los resultados de las ciencias cognitivas: la neurología, la inteligencia artificial, la psicolinguística, la psicología cognitiva, la filosofía. El tema es de urgente interés para todos porque, como dice el autor: “la idea que tengamos de lo que es la inteligencia humana va a determinar la idea que tengamos de nosotros mismos, y esta idea determina lo que realmente somos”.
Para aplicar esta teoría, el autor se sirve de dos ejemplos escandalosamente dispares: “la creación deportiva” y “la creación artística”. Michael Jordan en el baloncesto, Jack Niklaus en el golf, Marcel Proust o Rainer Maria Rilke en la literatura, demuestran la deslumbrante flexibilidad de la inteligencia humana. El proceso inventivo es liberado de las nieblas mitológicas, y descrito con una inusual precisión y una notable técnica narrativa. En este libro se estudia con gran detenimiento el proceso creador de varios escritores y pintores: Thomas Mann, Paul Valéry, Julien Green, Louis Aragón, Rilke, García Márquez, Monet y Picasso. Como era de esperar el autor aborta por completo la idea de la inspiración.
La conclusión del libro es chocante: la inteligencia se caracteriza, ante todo, por su capacidad para inventar fines. Crear es inventar sorpresas eficientes, ¿Eficientes para qué? La índole de ese “para qué” va a determinar la índole de la inteligencia. La “Teoría de la inteligencia creadora” se prolonga necesariamente en una ética, considerada ésta como ciencia de los fines del hombre.
El libro de Marina podría parecernos una teoría compleja, pero el autor se encarga, a través de una narrativa ágil, de hacernos ver la inteligencia como un atractivo sistema de posibilidades que hemos pasado por alto. Ya que la inteligencia fue la que ideó tanto la música de cámara como la cámara de gases. Este libro trata de lo humano, de la libertad, y tal vez con ello podamos comprender por qué actuamos como lo hacemos, lo que no implica que dejemos de actuar de esa forma, aunque simplemente tendremos una base sólida y teórica de una de las funciones fundamentales del pensamiento humano.
José Antonio Marina es uno de los pensadores absolutamente indispensables de España y de nuestro tiempo, ha publicado “Elogio y refutación del ingenio”, “Ética para náufragos”, “El laberinto sentimental”, “El misterio de la voluntad perdida”, “La selva del lenguaje”, “Diccionario de los sentimientos”, “Crónicas de la ultramodernidad”, “La lucha por la dignidad”, “Dictamen sobre Dios”, “El rompecabezas de la sexualidad”, “Los sueños de la razón (Ensayo sobre la experiencia política”, “La inteligencia fracasada (Teoría y práctica de la estupidez)”, entre otros. Ha recibido varios premios, entre los que se encuentran el Premio Anagrama de Ensayo y el Nacional de Ensayo.

La matanza imperialista y la sublevación: Apuntes de un escribidor

La crisis mundial de 1873 estalló en Europa ya que el sistema capitalista no quiso de ninguna forma ceder a bajar los precios de las materias primas ni de la maquinaria, no era concebible perder parte de su valioso dinero, lo que ocasionó bajar los sueldos para explotar aún más al obrero y por lo mismo también se bajó la producción.
Como consecuencia millones de trabajadores fueron despedidos ante la contraproducente medida.
Mientras las masas se quedaban sin comida, sin una forma de pagar los impuestos a los que habían sido sometidos por el Estado, los capitalistas buscaban la forma de poder salir de su crisis. La solución fue muy fácil: repartirse el territorio africano entre las potencias para con eso tener mano de obra gratis, millones de personas que consumieran lo que vendían y países de dónde saquear las materias primas que les faltaban.
La ambición capitalista de países que estaban en desacuerdo con esa repartición, ya que todos codiciaban los territorios que no les pertenecían, provocó la Primera y Segunda Guerras Mundiales, donde la carne de cañón fue la población que luchó a favor de los intereses de una clase que los había excluido. Estamos hablando del siglo XX y vemos cómo las prácticas más añejas siguen su mismo cauce: esclavitud, invasiones, guerras, genocidios, destrucción de culturas, etc.
El pretexto siempre había sido el mismo, voy a saquear su país en nombre de la verdadera religión, del progreso y la civilización. Cuando los países atraviesan una crisis económica, amparados en la mafia imperialista, buscan lugares que colonizar, ahora todo está repartido, pero aun así la rapiña nunca descansa y pretextos para invadir se crean, se alcanzan a ver o se hacen montajes para que el ataque suceda.
Podría argumentarse que la esclavitud y todas las violaciones y atentados a los derechos y a la dignidad humana se dieron por la falta de cobertura a nivel mundial, por no tener los medios para acudir a la verdad de estas masacres e indignarnos. Pero nada ha cambiado en el siglo XXI, ejemplo de esto es Afganistán, Irán, Libia y, por los planes de Estados Unidos, parece que también México.
Ahora no es “les venimos a traer la religión y el progreso” sino “les venimos a traer la libertad y la democracia”, “venimos a abatir al terrorismo”, por supuesto que quien decide el nombre de los terroristas son los Estados Unidos con el aval de sus cómplices de la OTAN.
La OTAN es una organización internacional política y militar que se creó como resultado de las negociaciones entre los signatarios del Tratado de Bruselas de 1948 (Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos y el Reino Unido), Estados Unidos y Canadá, así como otros cinco países de Europa Occidental invitados a participar (Dinamarca, Italia, Islandia, Noruega y Portugal), con el objetivo de organizar Europa ante la amenaza de la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial, que constituyó una organización paralela al Pacto de Varsovia.
Mediante los medios logísticos de los países aliados, la OTAN cohesiona y organiza los países aliados en materia política, económica y militar. Pero el papel que ha tomado la OTAN ha sido el del imperialista invasor, ya que con sus acciones se han destruido millares y millares de familias y hogares; juzgan a otros pero no pueden hacerlo consigo mismos. Al igual que en la Colonia y en la Conquista, ellos, los invasores, se erigen como juez y no pueden ser juzgados. De terrorista y crímenes de lesa humanidad, así como de dictadores y antidemocráticos, pueden ser acusados muchos gobernantes de derecha en América Latina y América del Norte, más éstos no son cazados porque le funcionan al sistema imperial, pagan sus tributos para poder explotar a la población sin miramientos.
Los demás tiranos a los que EE.UU. quiere invadir son mediáticamente bombardeados con las reiterativas imágenes de abusos y documentales de cómo la tiranía en Medio Oriente está a su máximo esplendor, para así poder acallar el remordimiento de la gente, que dirá “cayó el tirano” y no “mi presidente ordenó matar de hambruna a todo un pueblo, bajo el pretexto de destruir a un hombre”, mientras el hombre es exhibido en primeras planas de todos los periódicos y noticieros del mundo, al igual que lo fue Sadam Hussein y ahora Gadafi.
No quiero decir que las dictaduras de Medio Oriente sean un mito, no hay que idealizar a nadie, ni a Oriente ni a Occidente, pero la crueldad del imperio ha provocado todas las manifestaciones del grupo global de “Indignados”. Al igual que en 1871 sucedió en París, ahora sucede que la explotación del imperio ha llegado a límites cínicos, no podemos pagar más impuestos, no podemos seguir manteniendo el derroche de los beneficiados por el sistema.
Y escribo esto sólo para poderme explicar el porqué muchos países no ceden en el desarme nuclear, pues conociendo la historia y a los Estados Unidos, esto significaría inmediatamente volverse esclavos.

La noche justo antes de los bosques: Sobre la dramaturgia necesaria


La editorial Colihue, misma que dirige Jorge Dubatti, en su colección Dramaturgias del mundo, sacó a la luz en el año 2008 un libro que contiene siete obras de uno de los autores más importantes de la dramaturgia mundial: Bernard-Marie Koltès.
Bernard-Marie Koltès (1948-1989) es una figura cumbre no sólo de la dramaturgia francesa del siglo XX sino un autor fundamental en la historia del teatro mundial. Muchos de los procesos del habla y de la estructura mental de los personajes no podrían estudiarse sin hablar de este autor.
El libro del que hablaremos a continuación incluye siete textos dramáticos: los ya clásicos “La noche justo antes de los bosques”, “En la soledad de los campos de algodón”, “Roberto Zucco” y “La vuelta al desierto”, junto con la obra breve “Tabataba” y piezas menos difundidas de su etapa inicial como “La herencia” y “Sallinger” (reescritura de las novelas y cuentos del norteamericano J.D. Salinger).
La traducción, las notas y el extenso apéndice crítico –que recoge declaraciones y metatextos del dramaturgo- pertenecen a Jorge Dubatti y María Taborda, investigadora especializada en teatro, de la Universidad de Buenos Aires.
En particular quiero hablar de la obra “La noche justo antes de los bosques”, obra canónica en donde un personaje sin nombre a manera de monodiálogo nos plantea el discurso de un extranjero en su soledad dentro de la urbe francesa. En resumen, esta obra es sobre un hombre -cuyo nombre desconocemos- que detiene a otro hombre en la calle, bajo la lluvia, en medio de la noche, y trata de conseguir su adhesión para hacerse compañía, dialogar, compartir una habitación de hotel y pasar la noche juntos.
Esta obra de Koltès nos recuerda al monólogo interno que introdujo en la narrativa James Joyce en su novela “Ulises”, ya que a través de la puntuación el personaje nos va encaminando a su discurso. No hay puntos, sólo comas que nos van llevando a una dialógica monologal donde el personaje habla y habla de todo lo que le pasa como “extranjero” dentro de un país que lo ha marginado. A su vez el personaje de Koltès no es sólo una voz marginal sino una multiplicidad de voces por la capacidad que tiene de evocar personajes y situaciones, tan gandallas como la vida cotidiana misma, como los gandallas que le robaron la cartera y que provocaron la golpiza con la que carga. Este personaje sin nombre atiborra a su receptor con una gran cantidad de descripciones sobre las emociones y sentimientos arraigados en una sola persona que significan una masa. La obra de Koltès es una muestra de la concepción antiposmodernista de la literatura y de la dramaturgia. Es una forma férrea de curarse de la soledad e irse a vivir al bosque, lo que le es imposible ya que ahí personas como él son “cazados”.
“La noche justo antes de los bosques” es un trabajo monumental sobre las formas del habla coloquial, además de una dramaturgia necesaria, musical, una dramaturgia en donde el actor tendría que encontrar los matices de ese abrumador y poderoso discurso y que nos habla de la necesidad de un actor diferente, dispuesto al reto.
Koltès señaló en cierta ocasión a la prensa: “Sólo tengo ganas, un día, de contar bien, con las palabras más simples, la cosa más importante que conozca y que pueda contarse, un deseo, una emoción, un lugar, luz, sonidos, cualquier cosa que sea un fragmento de nuestro mundo y que pertenezca a todos”.

Don Wilberth Herrera: Sobre las artes escénicas

“La muerte no nos roba a los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y de forma definitiva”.
François Mauriac

En vísperas del Día de Muertos, la muerte miró de frente a uno de los pilares de la escena yucateca, a uno de los pilares del teatro para títeres de nuestro país. Fue conmovedor (pero sobre todo una manera de demostrar cariño y admiración) ver las fotografías, videos y muestras de agradecimiento en las redes sociales a Wilberth Herrera y sus creaciones.
Para todos los yucatecos que crecimos viendo las aventuras de Lela, Chereque, Butaque, Zoila, Hugo y demás integrantes de la familia de Titeradas, podríamos decir que se cierra un ciclo, en donde no hay tributo que baste ni recuerdo vago o nítido que no tengamos presente de lo que fueron para nosotros estos personajes.
Recuerdo que los sábados por la noche, la fiesta era ver el programa de Titeradas en Canal 13 mientras comíamos una bolsa de charritos. Era 1988, tenía 8 años y en la programación de los sábados no podía faltar el trabajo de Don Wilberth Herrera, incluso puedo decir que ese fue el primer acercamiento a distancia (y en la total inconsciencia) que tuve con el hecho teatral.
Días como estos, en el que la muerte se hace presente, es cuando más intento recordar esa etapa de mi vida de la cual sólo tengo fragmentos.
Ahora veo que esa etapa no ha sido olvidada por millares de yucatecos que vieron este pulcro trabajo en la televisión o en el teatro Pedrito.
Don Wilberth siempre mostró lo que somos los yucatecos, como había dicho “Me gusta comunicar quiénes somos, porque hay mucha riqueza en la cultura yucateca y hay que darla a conocer”.
Fuera de cualquier apología superflua, esta nota es simplemente para dedicar unas palabras a un alma que representa lo mágico que es el teatro, la magia de la creación y lo inmortal que pueden llegar a ser sus hacedores. Inmortalidad que no tiene que ver con el halago o los premios institucionales sino con el reconocimiento de un público, público de diferentes generaciones, ya que Don Wilberth Herrera fue un hombre que trabajó sin descanso.
Leíamos en la entrevista que realizó Rafael Gómez Chi y que apareció en las páginas del periódico POR ESTO! recientemente, el lado humano de este creador, quien contaba al entrevistador cómo inició su odisea por el mundo de los títeres y se le aplaudía por el reconocimiento a su labor, ya que se le otorgó este año el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
La noticia de la partida de este gran artista tocó las fibras más sensibles de medios de comunicación, instituciones, público en general y a toda la comunidad artística, no hay quien no lo conozca en el medio cultural de este Estado.
Don Wilberth Herrera, fue velado de 14:00 a 16:30 horas en las instalaciones del Teatro Pedrito (calle 55 entre 62 y 64, centro), lugar que nunca dejará ya que se ha convertido ahora en su nueva casa.
De 17:00 y hasta las 20:00 horas se efectuó un Saludo de cuerpo presente en el Teatro Peón Contreras.
Titiritero pero títere de nadie, hoy nos cubre la nostalgia por la pérdida, pero la memoria mantendrá vigente a este artista, ya que en realidad nuestro paso por esta tierra siempre será efímero y sólo se está muerto cuando ni siquiera se es un recuerdo.
Pero estamos seguros que eso no pasará, ya que tanto libretos, como programas grabados seguirán transmitiéndose de generación en generación, porque de esa forma dejamos intacta el alma que a veces enferma la realidad sórdida, a la cual muchas veces le hace falta un poco de risa genuina.

Niños de México Un viaje: Literatura para niños y jóvenes


El Programa Nacional de Lectura, en coedición con SM y la Secretaría de Educación Pública a través de Los Libros del Rincón, en su colección “Pasos de Luna”, publicaron en el año 2005 el libro “Niños de México. Un viaje”, con fotografías de Lourdes Almeida y textos de Araceli Aguerrebere.
Podríamos definir la esencia de este libro de la siguiente manera: Desde las playas, hasta las montañas, en todos los lugares de nuestro país hay niños como tú, pero, ¿juegan a lo mismo?, ¿cómo crees que es su escuela? Asómate al mundo de estos ocho niños y descubre porqué podemos ser iguales y distintos a la vez. Por medio de una narración breve y personal, cada niño llevará al lector a un mundo particular y diferente.
Y la magia de esta lectura es efectivamente el viaje que hacemos a la realidad de ocho niños de diferentes partes de México, para darnos cuenta que la realidad que nosotros vivimos no es la única, ya que muchas veces no nos detenemos a pensar ¿cómo viven los otros niños? Y si el mundo es vasto y sus realidades contrastantes, ¿qué decir de nuestro país? Ejemplificamos la belleza de este texto con fragmentos de lo que es la vida cotidiana de tres niños, según sus propias palabras:
Rodrigo, de Isla Arena, Campeche:
“¡Hola!, soy Rodrigo y este es mi hermano. Vivimos junto al mar. Aquí hace calor pero siempre hay brisa del mar. Mi mamá da de comer a las gallinas muy temprano. Entonces aparecen mis hermanos a corretearlas por aquí y por allá”.
Julia, de San Miguel Huaixtita, Jalisco:
“Yo soy Julia, me llamo como mi mamá y mi abuela. Soy la mayor de los cuatro hermanos y ayudo mucho en mi casa. Mi abuela y yo desgranamos maíz. Antes de irme a la escuela, le doy su leche a mi hermanito, mientras Miguel, mi hermano, le da de comer a nuestro burro. Ah, y mi mamá a las gallinas. Mi escuela es también un albergue, vienen niños de otras rancherías. Durante la semana todos ayudamos en la escuela. Ahí hablamos wixarika y español”.
Gabriela, de Ciudad de México:
“Yo soy Gabriela. Tengo dos hermanos grandes y una mediana. Vivo en la Ciudad de México. Esta es una ciudad muy grande con muchas casas y mucha gente con prisa. Mi familia y yo vivimos en un edificio alto. Nuestro apartamento tiene mi número favorito, el seis. En el camino a la parada, como hay muchos autos, a veces el camión tarda en llegar a la Escuela. Me gusta ver los letreros a la pasada: poste, anuncio, anuncio, poste, anuncio chico, anuncio grande… Mi escuela tiene un patio enorme porque somos muchos alumnos”.
Las fotografías que acompañan estos textos nos dan una idea de la geografía en la que se ubican sus hablantes, provenientes del medio rural y urbano, una recomendación para los pequeños y grandes que te permitirá viajar por todo México sin moverte de tu lugar, todo el viaje a través de la lectura.
Araceli Aguerrebere es la cuarta de una familia de once hermanos. Fundó el Premio Nacional Miscaltía e inició programas culturales en el Museo de Arte de Zapopan, en el Zoológico de Guadalajara y en el parque Xcaret. Disfruta de narrar cuentos a los niños.
Lourdes Almeida nació en la Ciudad de México en 1952. Estudió fotografía en Florencia, Italia y desde 1978 a la fecha ha tenido 80 exhibiciones individuales en México, Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Asia. Ha colaborado en más de 30 publicaciones de museos y actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en México.

Espacio escenográfico y espacio escénico: Sobre las artes escénicas

Podríamos iniciar la construcción de una obra dramática (desde su dramaturgia o dirección, o ambas al mismo tiempo) a partir del concepto del espacio escénico; sin embargo, en esta ciudad es difícil poder hacerlo si no tienes un foro que te brinde esas posibilidades, ya que en la mayoría de los recintos en los que se trabaja se está obligado a concebir el espacio escenográfico con el modelo de teatro a la italiana. Pero para dejar en claro a qué nos referimos con espacio escenográfico y espacio escénico, recurramos a las palabras de Guillermo Heras, que en “Las estructuras dramatúrgicas actuales” (Cuaderno de Ensayo Teatral N. 20. Ediciones y producciones escénicas PASO DE GATO. México. 2011) señala:
“Creo que casi siempre se confunde escenografía (o espacio escenográfico) con espacio escénico. Para mí, el espacio escénico sería el recinto arquitectónico preciso de una representación, de ahí que nunca es igual trabajar en un espacio a la italiana que en uno circular, en un gran teatro o en una sala alternativa, en una nave industrial o en la calle, en un anfiteatro griego que en un pequeño corral de comedias. Sin embargo, el espacio escenográfico sería, justamente, el constituido por los elementos construidos al margen de ese recinto para conceptuar una representación específica y colocarlos dentro de ese espacio escénico. Y ahí también es evidente cómo esa escenografía es absolutamente diferente en su construcción y materiales según cuál sea el espacio escénico en el que vayamos a representar. Y conste que no estoy hablando sólo de coste económico, es decir, de producción, sino de poética del espectáculo y, por lo tanto, de la necesaria dialéctica entre espacio escénico/espacio escenográfico”.
Se necesita una disposición por parte de los facilitadores institucionales de la cultura para poder crear mecanismos en donde el creador escénico elabore proyectos bajo este esquema. Es cierto que en el Estado hay artistas que trabajan con esta perspectiva pero hay otros que, por la logística de los festivales, tienen que adaptarse a que le faciliten un espacio que a veces no está acorde a su propuesta estética. En ocasiones se plantea una obra a partir de un espacio idóneo y luego se tiene que adaptar el espectáculo al espacio que la institución propuso, lo que genera que la idea del principio quede en un segundo plano y, en el mejor de los casos, la habilidad del escenógrafo resuelve la situación.
En el Estado tenemos espacios con condiciones idóneas para ser adaptados a foros que permitan esa multiespacialidad en distintas funciones. El foro no cambiará sino la distribución del espacio; podría presentarse hoy un espectáculo a la italiana y al día siguiente un espacio circular. Un público que llegara al recinto y viera cómo el espacio escénico cambió mágicamente (hablo de magia teatral) y el escenario se encuentra ahora donde ayer estuve sentado como espectador.
Los recintos alternativos para espacios de pequeño formato son insuficientes; los pocos que existen tienen carencias escenotécnicas y poca disposición para dar soluciones a ellas, como la casa de la cultura. Las salas del teatro Mérida tienen un escenario tan reducido que es casi imposible que la cercanía con el público y lo pequeño del espacio pueda traducirse a una decena de obras que sean funcionales en ese lugar.
Se debería prestar atención a la exigencia tan añeja y actual de crear un foro equipado para el teatro de pequeño formato, que permita diversas posibilidades de crear espacios escenográficos a partir del espacio escénico.
Los teatros Armando Manzanero y Peón Contreras albergan obras de cierto gran formato; en el Daniel Ayala y el teatro del IMSS pueden caber obras de un formato más pequeño, pero su butaquería no está construida para un teatro intimista y no la podemos cambiar.
Podríamos decir que no es rimbombante querer construir un gran recinto teatral, como se hará en esta administración, pero gran parte de la crítica es que se le pone al recinto el nombre de “Teatro X o Y” a lugares que funcionan para todo menos para llevar a cabo el hecho escénico. Pedir un teatro que albergue las obras de pequeño formato no es rimbombante. Esperemos que la petición de una parte del gremio sea escuchada, si no ahora al menos que lo haga la naciente Secretaría de Cultura.

Sancionar la falsedad: Apuntes de un escribidor

Como estrategia de control para no exhibir aún más la podredumbre con la que opera la política mexicana, en Veracruz se intentó crear iniciativas para castigar de manera penal a las personas que utilicen las redes sociales para difundir rumores o información falsa que genere pánico entre la población, loable intento que sin embargo, como la mayoría de las leyes que han sido aprobadas, tienen sus contras más que pros, ya que sería utilizado por el propio gobierno para perseguir a cualquier persona incómoda.
También el Congreso de Tabasco aprobó incluir un nuevo artículo en el Código Penal estatal para castigar con dos años de cárcel y multar con 300 salarios mínimos a quienes difundan rumores a través de las redes sociales como Facebook y Twitter, así como por la vía telefónica.
De acuerdo con el proyecto, el artículo 312 bis quedó redactado de la siguiente forma: “A quien utilice el servicio telefónico o cualquier medio de comunicación masiva para dar aviso de alarma o emergencia falsa, provocando con ello la movilización o presencia de servicios de emergencia o cuerpos de seguridad pública, o provoque caos o inseguridad social, se impondrá prisión de seis a dos años y de cincuenta a trescientos días de multa”.
Las redes sociales han sido utilizadas para difundir noticias, opiniones o fotografías que los medios de comunicación, en particular la televisión abierta, se niegan a propagar. En nuestro país, difundir una mentira a través de las redes sociales se pagará con cárcel y difundir la verdad de los hechos que ocurren en las ciudades violentas se pagará con la vida, tal y como ha sucedido estos últimos días en ciudades como Tamaulipas, en particular con la muerte de María Elizabeth Macías Castro, jefa de información del periódico “Primera Hora” de Nuevo Laredo, quien fue decapitada por la delincuencia organizada por difundir noticias relacionadas con el narcotráfico.
Por otra parte, las televisoras difunden los promocionales del gobierno federal, en el que se habla de logros y más logros, pero se callan todos los robos que han hecho y el enriquecimiento ilícito que han logrado políticos de todos los partidos y empresarios a costa del erario. ¿Por qué no se sanciona a las televisoras por difundir una realidad que no existe? ¿Por qué no se le sanciona por decir mentiras y facilitar el medio para que otros la digan? ¿Porque ellos sí se pueden defender?
Además de hundir a la población con sus falsedades, y con eso volverse millonarios, hacen hablar a unos cuantos ciudadanos (que no son la voz de un pueblo) para demostrar que los buenos somos más. Por cierto, las televisoras se incluyen entre los buenos, cuando es bien sabido que gracias a ellas estamos hundidos, porque fueron las televisoras las más grandes cómplices de la campaña sucia que se realizó contra López Obrador, propagaron la idea de que era un peligro para México y no tienen el valor para retractarse y decir de forma clara y límpida de quién es la culpa de lo que está sucediendo ahora, una culpa que comparten ellos con los poderosos políticos y empresarios que no sacian su sed de poder, no tienen el valor de decir quién es el que hace daño a este país, no tienen el valor, les vale.
Antes de sancionar a los usuarios de las redes sociales, se debería sancionar las mentiras de los conductores de televisión, de las estrellas televisivas y de los comerciales, su influencia entre la población es inmensa, por lo que sus mentiras hacen mucho más daño que las redes sociales.
Termino con un chistecito tomado de las redes sociales, en el que se habla de algunas “estrellas de la televisión”:
“¿Quieres estudiar en el Centro de Educación Artística de Televisa?
Este semestre los maestros son:
-Carlos Loret de Mola: Ética
-Joaquín López Dóriga: Inglés
-Azalia “La Negra” de Big Brother: Civismo
-Ninel Conde: Cultura General.
Inscríbete YA!!!!! Cupo Limitado”.

Una escuela para la sensibilización y la creación literaria: Apuntes de un escribidor

En el ciclo escolar 2009-2010 fui invitado a formar parte de la planta docente de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes, perteneciente a la Secretaría General de Educación de Yucatán (SEGEY).
Esta invitación me causó emoción e interés, ya que se trataba de la primera escuela de carácter técnico que se preocupaba por la formación de escritores de manera formal y no como un taller literario.
Otro factor que me motivó a emprender esta aventura fue la visión integradora de una escuela de carácter formal pero sin dejar a un lado la sensibilización y atención al público infantil y joven, porque además de la escuela de carácter formal que está dirigida a alumnos de 15 años en adelante, también se trabajaba y se trabaja con alumnos más pequeños, pero a manera de taller.
La invitación inicial fue para dar las clases de desarrollo emocional, iniciación teatral, narraturgia colectiva, educomunicación y mi primer libro con los alumnos del taller de sensibilización (9 a 11 años) y Nuevas formas dramáticas con los alumnos de segundo año de la Escuela formal. Los alumnos de esta escuela en su carrera técnica veían en segundo grado la enseñanza de la dramaturgia, en primero lo hicieron con poesía, luego lo harían con narrativa. Mientras que a los niños se les sensibilizaba en la escritura sin una labor obligatoria pero sí comprometida y lúdica.
Formar parte de esta escuela obedecía también a inquietudes personales de mi quehacer literario; considero que los lectores (independientemente de su edad lectora o su imaginario) han desdeñado la lectura de textos dramáticos debido a que la lectura teatral es también un acto de imaginación y de dirección escénica. La mente tiene que ser capaz de completar la información: imaginar espacios, vestuarios, intenciones que no están acotadas y movimiento, de ahí la complejidad para acceder a su código.
Muchos se han acostumbrado a tener todo de forma fácil, muchos medios de comunicación han sido también un factor que ha alejado la creatividad del pensamiento, limitándola. Por eso que considerara importante la idea de impartir clases que gradualmente llevarían al alumno a la comprensión del texto teatral, ya que su lectura es diferente a la novela, el cuento, el ensayo o la poesía. La premisa era hacer del lector el director escénico de su propia lectura, pero para eso habría que emplear todas las herramientas posibles en un ciclo escolar.
Trabajar con niños 4 horas a la semana la construcción del texto narrativo pero con características teatrales, de forma lúdica, a manera de taller y con los alumnos de la Escuela formal 6 horas la misma temática, obedecía entonces a dos metodologías diferentes y a dos objetivos diferentes, argumento interesante para ser parte de esta escuela que aún está naciendo pero que ha generado muchos frutos.
El pasado 20 de mayo se realizó la evaluación de los trabajos finales de los alumnos de la primera generación de la escuela formal, con escritores ajenos a la escuela que fungieron como sinodales. Es interesante ver cómo esta generación que ya egresó puede reconocer los recursos literarios que los escritores aplican en sus textos para poder hacerlo con los suyos, porque algo importante en el proceso creativo es saber los recursos que estamos empleando para no escribir dentro de la inconciencia, es decir, estamos hablando de técnica.
Por otra parte, los niños del taller de sensibilización que egresaron hace dos años tuvieron como materia final “Mi primer libro”, cuyo producto final fue la presentación de una plaquette por alumno con sus trabajos, misma que tuvo un tiraje de 300 ejemplares y en donde estuvieron presentes en todo el proceso, tanto en la selección de sus textos, el diseño de portada, prologarse entre ellos, etc. Esta experiencia la repetiremos este año en el que egresará la segunda generación del taller de sensibilización.
Ahora estos niños están inscritos en el taller juvenil donde ven dramaturgia y poesía siempre en ese nivel lúdico pero con mayor experiencia en la lectura y escritura, esperemos que en un futuro estos niños se decidan, ya mayores, pertenecer a la escuela formal y que los alumnos de esta primera generación de la escuela formal de Creación Literaria sigan escribiendo, leyendo, pero sobre todo tomando la literatura como un oficio en el que la dificultad se encuentra siempre en la corrección, porque escribir cualquiera, pero en el corregir se encuentra el arte de la palabra.

Velorio: Sobre la dramaturgia mexicana


En el año 2000, la editorial EL MILAGRO, en coedición con Arte y Escena Ediciones S.A de C.V y el CONACULTA, publicaron el libro El nuevo Teatro II, en donde se incluye la obra “Velorio” de la dramaturga Silvia Peláez, obra de la cual hablaremos en esta ocasión, ya que la temática y el tratamiento del cual habla la autora tiene mucho que ver con lo que actualmente sucede en nuestro país.
“Velorio” (escrita con el apoyo de una beca del Centro Mexicano de Escritores) ganó el premio de Teatro de la Universidad Autónoma de Nuevo León en 1990. El dictador y la descomposición general que engendra el poder absoluto se dan cita en este mundo de ficción.
Porfirio Melgarejo es un dictador que ha gobernado por décadas. El rumor de que sufre una grave enfermedad es la esperanza de un pueblo que padece los abusos de una dictadura militar, aunque la esperanza de Porfirio es una sustancia que envenenará el aíre haciendo que todo el pueblo se enamore de él, además de impedir que se siga haciendo viejo. El dictador ha pagado por la sustancia a negociadores del extranjero el patrimonio de toda la nación, pero aduce que la quiebra del país es justificada ya que todo servirá para que siga manejando las riendas de un pueblo que lo necesita.
Desde el principio sabemos de la muerte de Porfirio Melgarejo. El primer cuadro de la obra es el velorio del dictador y el repudio que le tiene el pueblo y los militares, la caída del tirano es también la justificación de los asesinos:
“TOMÁS: ¿Qué sabes de Melgarejo?
MILITAR 1: Anda escondido.
TOMÁS: Parece que es cierto lo de los cadáveres.
TENIENTE: Aquí hay algo más.
MILITAR: Cientos de campesinos.
TENIENTE: Sí, miren. Hay algo duro.
MILITAR 1: Sí, aquí hay un cráneo.
TENIENTE: Uno de tantos crímenes de Melgarejo.
TOMÁS: En los que ustedes participaron.
MILITAR 1: Creímos que era en bien del país.
TOMÁS: Y por gusto.
TENIENTE: Nos vimos obligados a hacerlo.
TOMÁS: Y pagaron miles de inocentes. Perdí amigos y compañeros.
MILITAR 1: Pero ayudamos a acabar con Melgarejo..
TOMÁS: Matar, ¿para qué?”
La obra de Silvia Peláez es una muestra de cómo la realidad supera la ficción, pero también es una muestra de cómo los sistemas totalitarios llevan al abuso y a la masacre. Periodistas, activistas sociales, niños, obreros, una población que está a merced de los caprichos del tirano, como ha sucedido en este país y como parece que sucederá si no se toman medidas preventivas para combatir el lastre que es la dictadura. Una dramaturgia en donde todos están al acecho porque se saben vulnerables y vigilados, donde no hay que encariñarse con ningún personaje porque en cualquier momento lo pueden matar, en pocas palabras: una dramaturgia necesaria a la que habría que acudir.
Silvia Peláez es una dramaturga, directora teatral, investigadora, docente, traductora, guionista y narradora mexicana, nacida en noviembre de 1959 en Cuernavaca, Morelos. Estudió Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco y la maestría en la misma disciplina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Autora del libro Oficio de dramaturgo y del CD Dramaturgas mexicanas contemporáneas. Miembro del Sistema Nacional de Creadores FONCA.
En 1989, obtuvo el primer lugar en el certamen de los Juegos Florales del Estado de Guerrero con su primera obra dramática escrita, “La espera” y decide volcarse en la dramaturgia. A la fecha tiene escritas 40 obras teatrales escritas entre las que destacan “La Bolivariada” , “La vida comienza mañana”, “Velorio” , “Luna de sangre”, “Las panaderas”, “Morir de risa” , “El vampiro de Londres”, “El guayabo peludo”, llevada a escena con gran éxito durante 1995 y 1996 y presentada en el Festival Internacional Cervantino de 2000; “Linares el detective” cuyo título original es “Suicidio a dos manos”, “Susurros de inmortalidad” , “The Love Song of J. Alfred Prufrock”, “Fascinación por lo verde”, “Ecos de México”, “Érszebet, la bañista de la tina púrpura” escrita en 2006 y tercera de la Trilogía vampírica; “Fiebre 107 grados”. Algunas de éstas han sido presentadas en Chicago, Manila y Nueva York.

El bibliotecario y los días : Apuntes de un escribidor


-— Pero, ¿puedo contarles lo que han dicho las estrellas?
— Puedes, pero no serás capaz.
— ¿Por qué no?
"— Porque todavía han de crecer en ti las palabras.
— Pero quiero hablarles de eso a todos. Quiero poder cantarles las voces. Creo que entonces todo volvería a estar bien.
— Si de verdad lo quieres, Momo, tendrás que esperar.
— No me importa esperar.
— Esperar, mi niña, como una semilla que duerme toda una vuelta solar en la tierra antes de poder germinar. Tanto tardarán las palabras en crecer en ti ¿Quieres eso?
— Sí, murmuró Momo.
— Pues duerme — dijo el maestro Hora, pasándole la mano por los ojos—, duerme.
Y Momo tomó aliento, profundamente feliz y se durmió".
Momo, Michael Ende.

Este pequeño fragmento tomado de “Momo”, libro escrito por Michael Ende, podría ser la perfecta descripción del momento en que hemos sentido esa voz o grito imperativo que nace desde el alma de todos aquellos inmersos en el mundo del libro, cuando lo entendemos como un objeto dotado de una función viviente.
Nosotros, los promotores de lectura, “hermanos menores” de los bibliotecarios, compartimos algunas de las facetas de su oficio, pero nuestra concepción es más amplia, más libre, más apegada hacia el valor del lenguaje y la trascendencia de la palabra, mientras los bibliotecarios son los mediadores del conocimiento.
El pasado 30 de septiembre se celebró el Día Estatal del Bibliotecario, fecha derivada del 20 de julio, Día Nacional del Bibliotecario. Y estas fechas, más que un mero pretexto para recordar a esas personas subvaloradas por la sociedad, debieran servir para rememorar el significado de este oficio, que ha sido vital para sobrevivir en el infinito legado de información que existe desde que el hombre inventó la imprenta y que ahora será esencial por ese otro abismo de información coetáneo llamado Internet.
Los bibliotecarios con una vocación real hoy en día están en procesos de actualización y adentrándose en temas más adelantados de lo que pensamos; están midiendo su alcance en el futuro. Todos estamos de acuerdo en que los avances tecnológicos han tenido un gran impacto sobre las bibliotecas y, más aún, sobre los propios bibliotecarios, y esto ha hecho que a nivel mundial muchos profesionales del sector se estén planteando no sólo cuál es la labor que deben desarrollar, sino también cuál será la forma más correcta de denominar su profesión en esta nueva era: bibliotecario, documentalista, profesional de la información, gestor del conocimiento, agente de la información. Todo será con el fin de que el bibliotecario pueda crear nuevas técnicas bibliográficas de un automatismo riguroso, que ayudará a cualquier lector a encontrar la información que en verdad necesita para generar, a final de cuentas, conciencia de su tiempo y poder tomar la decisión de hacia dónde debe dirigir sus pasos.
La función del bibliotecario es adquirir, cazar, coleccionar, ordenar, catalogar, cuidar, defender, proteger y descartar los libros, documentos, audios y filmes; esos que la burocracia del Estado adoptó a finales del siglo XIX, por ser vitales para que el probable lector, el ciudadano, pueda elegir su propio ser.
Por ello este texto, más que apologizar, va más hacia la idea de acercar las políticas culturales y escolares a la gente para que se acerque a las bibliotecas, ya no sólo por el valor del libro, sino para comenzar a forjar una verdadera sociedad del conocimiento, una sociedad que pueda encontrar las respuestas correctas, ya que muchas veces el Internet, más que ayudar, dispersa y deshumaniza. Pero sabemos que siempre podemos acudir a estos profesionales que nos llevarán de la mano a encontrar las voces encerradas en el tiempo, bibliotecarios que aún buscan ayudarnos a encontrar el camino de esos senderos que se bifurcan.
Y he de decir que escribo esto gracias a Grisel Riverón, quien siempre me mantiene informado sobre estos temas y, quizá pueda decir, que me los dicta al oído.

Dos de Octubre, atentado contra la esperanza : Apuntes de un escribidor


La fuerza del Estado, la mano dura que aplica cuando quiere darle al pueblo o al insurrecto una lección, fue evidente en 1968, no sólo en México sino también en otros lugares como en Francia. No estuvimos ahí, no fuimos partícipes del hecho pero conocemos la historia, las historias, los puntos de vista de una masacre que se hizo no sólo contra los estudiantes, sino contra todo el espíritu de rebeldía juvenil.
Diez días después de la matanza se inauguraron los Juegos Olímpicos en México, los noticieros callaron, se generó la conciencia de que los jóvenes estaban solos, de que la fuerza del Estado era tan grande que podía incluso ocultar esta masacre. A pesar de que hubo una resistencia por parte de muchos, el daño en la conciencia estaba hecho, el atentado contra la esperanza había cobrado sus primeras víctimas en la Plaza de las tres Culturas y sus segundas víctimas cuando muchos de los que estuvieron en el movimiento se dejaron llevar por el poder y terminaron habitando el podrido cuerpo que decían querer curar.
Ahora las marchas y las concentraciones, muchas de ellas, carecen de un interés social, son un disfraz para pertenecer a una esfera de poder, crítica de los abusos de un sistema pero no por el bien de la población, sino porque la mayoría de los que organizan esas marchas quieren estar en la postura del tirano, ya fueron tiranos y ahora no soportan estar tiranizados, alegato que puede sonar lógico, pero que termina siendo una forma pasiva de gritar que son ellos quienes quieren cometer los crímenes, no evitarlos.
La distorsión de la protesta social quedó en evidencia cuando la empezaron a liderar grupos políticos que más que querer evitar la injusticia, utilizaban a la población para posicionarse en las encuestas. El arma que tenía la sociedad empezó a ser también el arma de la rapiña, una forma de quedar bien en las fotos de los medios de comunicación y dejar mal al que ejerce un cargo público o viceversa.
Me han llegado miles de invitaciones para marchar en contra de injusticias que suceden en nuestro Estado, pero siendo honesto, considero que muchas de ellas no están pretendiendo un cambio en cuanto a ciertos mecanismos de intolerancia, sino que son actos partidistas o la intervención de los partidos que terminan por distorsionar los propósitos de este tipo de acciones.
Aunque hay movimientos sociales que protestan y también son políticos y que quieren acabar con toda esta destrucción que se le ha hecho al país, como el caso de MORENA o de las caravanas que organiza el poeta Sicilia.
Por otra parte, me arrepiento de no haber participado en las marchas donde estudiantes yucatecos exigían la liberación de los compañeros que protestaron por la visita del genocida George Bush a nuestro Estado y que arbitrariamente fueron detenidos, muchos de ellos aleatoriamente e incluso sin haber participado en la protesta.
Esas detenciones fueron ordenadas por Patricio Patrón Laviada, del PAN, quien en ese entonces gobernaba el Estado, y si muchos de los que ahora protestan en contra del actual gobierno no salieron a protestar contra ese tipo de injusticias en el anterior, posiblemente sea porque protestan contra un partido político, no contra una injusticia, hay una diferencia sutil si se quiere, pero que diferencia una protesta de otra.
Por supuesto que esto no es una generalización, sino que es una forma de quejarse del voraz oportunismo que también atenta contra la esperanza. Sin más qué decir, les dejo con este poema del maestro Oscar Wong:

MI MADRE CUENTA
Mi madre cuenta
que nací hambriento;
era rechoncho y colorado
(dice);
tenía una cuna
heredada de otros niños
-mis hermanos-
y por eso tengo
la sangre de colores.
“Naciste hace más
de veinte años,
atormentado, predispuesto”.

Pero miente, mi madre miente,
porque yo nací
“... un día
que Dios estuvo enfermo,
grave”,
nací una tarde descubierta
entre gritos y otras cosas
que me duelen:
Tlatelolco, dos de octubre.