martes, 6 de abril de 2010

Valentina y la sombra del diablo: Sobre la dramaturgia necesaria

“Hay abrazos que son como una sábana limpia o como un conejito recién nacido…pero hay abrazos que congelan el corazón”.

Verónica Maldonado (pag. 23)

Mucha de la literatura infantil ha dejado de lado el tejido de las princesas y los príncipes azules, mas no al antihéroe y la reconsideración del cuento clásico. Los tiempos cambian, la literatura cambia y la perspectiva de los temas que tienen que tratarse dentro de la literatura infantil también.

Hablar a un niño de la muerte, del dolor y la barbarie a la que la tierra ha sido (y está siendo) sometida puede parecer para unos infame, para otros necesario e incluso educativo, pero al final de cuentas cada creador que se dedica a la literatura para niños hace su propia apuesta y propuesta literaria.

En cuanto a la dramaturgia mexicana se refiere, “Valentina y la sombra del diablo” de Verónica Maldonado se posiciona como una obra importante dentro del nuevo teatro para niños. El tema es de lo más serio y cotidiano: el abuso y la violencia sexual contra los menores.

A pesar de que este tema ha sido tratado en diferentes géneros, sorprende la habilidad y los recursos teatrales que Maldonado Carrasco emplea para construir a Valentina y demás personajes.

A partir de la ronda infantil y de los esquemas de manipulación que utiliza el violador nos enfrentamos a una obra que duele, pero a la vez nos da la esperanza, la esperanza de la denuncia y el manto protector que aún puede habitar en el seno familiar.

Estamos ante la metáfora y la amenaza directa, ante los esquemas de corrupción que la autora transforma en teatro, porque nos damos cuenta que Maldonado conoce la escena y trabaja pensando en ella, no estamos ante la obviedad mazoquista, sino ante la lucha constante de cualquier niño por vencer sus miedos.

Verónica Maldonado (México D.F) es profesora de la Escuela Nacional de Arte Teatral en el INBA, ha ganado varios premios en dramaturgia, guionismo, reseña cinematográfica y narrativa (SEP, TV UNAM, IMCINE, La Jornada, INBA entre otros). Entre algunos de sus trabajos se encuentra “El Yeitotol”, editado por Corunda-Conaculta en la colección El mejor teatro para niños y “Camilo Calavera contra los vampiros”, audiocuento infantil editado por Edilux.

Curiosamente la obra dramática a la que hacemos referencia se empezó a gestar en Yucatán, durante el diplomado Nacional de Creación de espectáculos para niños, el cual convocó el CONACULTA y el INBA a través de la coordinación Nacional de Teatro y su programa de Formación Continua en el 2005.

En este diplomado se tuvo como instructores a Maribel Carrasco, Berta Hiriart y Alberto Lomnitz, personalidades en la materia y cuyo trabajo con el joven público es reconocido y confiable. Como parte del diplomado, Maldonado empezó y le dio cuerpo a esta obra, que un par de años después estaría lista y en espera de su salida al público lector y espectador.

En un taller con Antonio Álamo (y los buenos recuerdos que lo rodean) Verónica Maldonado nos presentó su texto, la decisión unánime en ese entonces fue que estábamos ante una obra dramática, los detalles faltaban, pero tenía cuerpo y forma: mucho amor, mucho dolor y sobre todo mucho teatro.

“Valentina y la sombra del Diablo” cuenta con cuatro personajes: Valentina, La sombra del diablo, El abuelo Lázaro y el Diablejo Nicolas. El espacio escénico está dividido en dos partes: un espacio oscuro y amenazante que es el propio cuarto de Valentina y la contraparte esperanzadora que es el espacio que habita el viejo Lázaro.

En los diálogos de los personajes se hacen alusión y se valen de las rondas infantiles, la desconfianza, el mutismo y la manipulación. Hay una voz que reconforta, otra que amenaza, otra que hace desconfiar al personaje y una voz de ternura y limpidez que es la de la niña.

En la obra, la Sombra del diablo siempre amenaza y manipula a Valentina, la obliga a jugar con ella y argumenta que si alguien se entera de sus juegos nadie la va a querer, el estigma de la “mancha” y la amenaza permanente hacen que Valentina se torne temerosa y desconfiada de todo. El abuelo Lázaro se gana la confianza de la niña y le da la fortaleza para enfrenar sus miedos, ya que sólo hay una cosa a la que le teme el diablo: la verdad.

Creo que esta obra es un mensaje de esperanza, un lugar donde podremos sacar todo el dolor y encontrar que nadie es invencible, también puede ser un encuentro frontal con realidades que muchas veces como adultos nos sobrepasan y en la cual no nos preguntamos si alguien está siendo víctima del abuso. Valentina es la oportunidad para decir, ser valiente y enfrentar los miedos, con la esperanza de que el niño levante la voz ante el abuso, ya que estando frente a obras como esta, encontramos que sí hay esperanza y que es necesario escribirla.

(Maldonado, Verónica. “Valentina y la sombra del diablo”. Ediciones y Producciones Escénicas Paso de Gato, Cuadernos de Dramaturgia para Joven Público número 8. México, D.F. pp. 30.)

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