Emilio Ángel Lome ha publicado más de cuarenta libros y materiales didácticos para editoriales como Santillana, Porrúa, Alfaguara y Libros del Rincón de
En esta ocasión quisiera hablar de uno de sus títulos editados por Corunda y Conaculta dentro de la colección “El sueño del dragón”, nos referimos a “La vaca que se creía mariposa”:
“Tras un sueño sabroso y colorido/ salpicado de ronquidos y mugidos/ cierto día una vaca fantasiosa/ despertó creyéndose mariposa”.
“Dando un brinco saltó de la cama,/ se quitó a toda prisa la pijama,/ y se hizo muy quitada de la pena/ unas alas de papel y unas antenas”.
Ahora que me encuentro elaborando un prólogo para el CONAFE, precisamente de un libro de poesía para niños, fue que me interesó hablar de este tema. No erremos en pensar que una poética para niños tiene que ser necesariamente rima o un lenguaje obvio, como si el niño no fuera capaz de entender de metáforas e imágenes, porque hay que aceptar que nosotros estamos en desventaja a comparación de un niño, ya que él tiene la capacidad de imaginar, muy superior a la de nosotros, para ellos el juego es una realidad, mientras que para nosotros se torna en una mentira, ya que hemos adquirido la idea de no perder el tiempo en “jueguitos”, cosa que nos limita.
“Simulando que volaba fue a buscar/ una tímida flor donde posar/ Caminó algunos minutos, y al fin/ encontró un bellísimo jardín”.
“Allá voy”, gritó la vaca jubilosa,/ queriéndose posar sobre una rosa;/ pero en vez de aterrizar suavemente/ como bulto cayó estruendosamente”.
“Sin ser exagerado te diré/ que el jardín terminó hecho puré;/ mas la vaca no se dio por enterada,/ y fue en busca de otra flor como si nada.
En este cuento-poético-teatral que se elabora a base de rima y cuartetos, nos encontramos con lo que le ha dado vida a la historia de la humanidad: los sueños. Una vaca despierta creyéndose mariposa, lo que provoca la furia de la sociedad que ha dicho que cada quien tiene un rol establecido y no se puede salir de él. La vaca es llevada a un psiquiatra para poder curar su “mal”, sometiéndola al orden establecido, el final y la decisión de la vaca de ser quien quiere ser nos remite a que los sueños son posibles y nos recuerda que las grandes cosas sólo se logran siendo diferente.
“Sin jardines la ciudad iba quedando,/ pues la vaca sobre todos fue brincando./ “¡Hagan algo!”, vociferaba la gente,/ “¡Esa vaca saltarina está demente!”.
“Muy molestos comentaban los vecinos:/ “¡Basta ya de semejantes desatinos!/ Esa vaca se está pasando de viva./ ¡Mandémosla a una terapia intensiva!”.
Consulte este libro, puede acceder a él en las Salas de Lectura de Yucatán que trabajan con niños, o puede preguntar a la coordinación operativa de dicho programa, ingresando a http://salasdelecturaenyucatan.blogspot.com/
Emilio Ángel Lome Cursó la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en
(Lome, Emilio Ángel. “La vaca que se creía mariposa”. Ilustraciones de Luis San Vicente. Editorial Corunda/Concaulta, México, D.F., 2003. Pp. 23.)
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