Al menos así deberían ver los gobiernos. Legislar contra el aborto es un tema serio, mismo que no puede ser aprobado al vapor, ya que se tienen que discutir las diversas causas del fenómeno.
Hay una irresponsabilidad que viene desde la “administración” federal de tomar decisiones precipitadas y erradas con el argumento de proteger la vida (la guerra contra el narco es un ejemplo de estas erradas decisiones y que en vez de proteger a nuestros hijos de la droga, sólo los ha expuesto a la muerte), parece ser que nuestra legislatura ha sido contagiado de ese mal que es el que ahora afecta considerablemente al país.
Hablar del aborto es fijar una postura, no moral, sino humanitaria. Esta gente “pro-vida” que argumenta su discurso en base a la razón divina, habla de proteger la vida desde su concepción, mas no en su desarrollo. Por lo general piensan que todas las personas tienen resueltos sus problemas de alimentación, salud, trabajo y educación, que viven en las mismas condiciones, desde aquí el principio de la ceguera.
Muchas personas, sólo por ocio, compran un perro u otro animal, al principio los cuidan y después de que se les pasó el “gusto” lo desechan, ¿cuántas mascotas no son abandonadas?. Si se pide un respeto a la vida, lo que se debiera de legislar es que a estos niños que se “protege” les den un psicólogo (muchas veces el no tener padre repercute), alimentación, educación, es decir, una vida digna, cosa que es impensable “porque eso cuesta” y “además, no hemos pensado en eso”. El problema es que los famosos “pro-vida” hieden a doble moral, ya que su aparente protección se reduce a elevar el número de pobres del país a costa de lo que sea. “Hay que cuidar que nazcan con vida, después que se las arreglen como puedan”, parece que reza su discurso.
Muchas mujeres han perdido la vida a causa de un aborto mal realizado. Por ejemplo, una joven cuyo nivel educativo es el básico y con una carente educación sexual tuvo un embarazo no deseado. El problema es que si su padre se entera la va a matar, por ello esconde su estado, el día del parto secretamente da a luz, en condiciones insalubres y en un terreno baldío, como no oye al niño llorar piensa que está muerto y entonces lo entierra. El hecho se descubre, la joven va a la cárcel por homicidio y otras causales, vidas arruinadas y una mujer que desde el principio fue víctima de la persecución y el miedo.
Aunque también se podrá argumentar que aquella mujer tuvo 9 meses para pensar qué hacer con la criatura en vez de enterrarla, pero cuando tienes un grave problema de vida o muerte, muchas veces prefieres no pensar y actuar instintivamente. La decisión de la mujer debería ser sólo de la mujer, se evitarían problemas.
También existe el complejo del “semental”, hombres que de cama en cama tienen diversidad de hijos con diferentes mujeres. Hombres que instalan una “sucursal” cada tres años. Cuando este hombre se va es la mujer quien tendrá que llevar la carga, en primera el cómo explicar la ausencia del padre, también hay que tomar en cuenta el nivel socioeconómico y la cantidad de hijos: Entonces ¿por qué no dejarla decidir?
Otro argumento pro-vida o muy al estilo de la doble moral que caracteriza a los represores, es que si ya hiciste tu “chistecito” o “caíste en pecado”, entonces aguántate y asume las consecuencias. Aunque lo que habría que pedirle a este sector, es que se pongan a protestar contra el bombardeo mediático que existe en torno al sexo, desde las 10 de la mañana se tiene acceso a información e imágenes que tienen como incentivo lo “sexual”. Pero si se protesta contra el negocio de la carne, se protestaría entonces contra todos los empresarios que lucran con eso, mismos que financian a estos grupos o a los que pertenecen. Las posibilidades tecnológicas y comunicativas de este siglo ha hecho que la cosmovisión en cuanto a lo sexual tome otras connotaciones y denotaciones, el tema es por sí mismo muy complejo.
Ante esto, lo que hay que hacer no es retroceder, sino ir hacia delante de acuerdo a la nueva conformación del mundo. El hecho de pensar diferente no es signo de condena. En el metro de la ciudad de México hay carteles donde se lee los pasos a seguir en caso de querer interrumpir un embarazo. También hay clínicas que ofrecen estos servicios de forma particular, posiblemente esto para una persona de mentalidad muy cerrada es obra del diablo, pero yo creo que simplemente es el resultado de que estamos en un nuevo siglo, donde las cosas son muy complejas, así que no se puede simplemente levantar la mano para aprobar algo al vapor, con la firme idea de que entonces Dios me perdonará por todas mis “tranzas”, les pagan mucho a los legisladores, entonces tendría que haber seriedad.
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