Hay un desdén por aquellas personas que levantan la voz para cuestionar los mecanismos de poder y las decisiones que los de arriba toman para llevar las riendas de la institución a la que están inscritos. Se dice que estas personas son unos revoltosos, unos inconformes y que en vez de ayudar a la institución y al país sólo los perjudican, aunque la verdad es que a quienes perjudican son a los que cobran grandes sueldos y no quieren que se les exija resultados.
El que “administra” el país de forma ilegítima, señaló al inaugurar el Foro Invest México en Santa Fe que "hablar mal del país es para muchos no sólo un esfuerzo cotidiano sino que hasta de eso viven", lo que deja en claro que esta referencia es para los medios de comunicación críticos, para los artistas, intelectuales y científicos que no se tragan el cuento de que todo está bien. Aunque muchos vivimos de hablar, escribir y enseñar, pero lo que se quisiera es hablar, escribir y enseñar otra realidad y los proyectos que se están gestando para nuestro avance y desarrollo, mismos que no hay o que sólo benefician a los amigos (muchos de ellos incapaces para cumplir la función que se les asigna) y a un sector empresarial. Que no se piense que se critica por oportunista, se critica por lo que se vive y es visible.
La frase anterior que dijo Calderón no está dirigida a la clase política, porque ésta ha demostrado que no importa creerse la simulación en la que vivimos con tal de seguir ganando lo que ganan, porque se trabaja más en maquillar con cifras, estadísticas y encuestas que apuntalar todas las energías en el desarrollo del país y en todas sus áreas.
Con el cinismo que lo caracteriza, mismo que hizo que no se inmutara al usurpar la presidencia de la República, señaló que el desarrollo para el país llegará cuando: "los mexicanos nos decidamos, todos, a hablar con objetividad y con claridad de las cosas buenas".
Hay que pensar que detenerse en las cosas buenas es perder tiempo, a lo que me refiero es que no se puede estar viviendo de unos cuantos logros y dejar en el olvido la cantidad de errores, compromisos y asuntos pendientes, ya que lo importante es trabajar en lo que está mal, puesto que el camino es largo y los problemas de fondo son muchos.
No podemos funcionar como lo hacen muchos libros fraudulentos de superación personal, en los que te señalan que con fe y echándole ganas todo es posible. Si quieres conseguir empelo basta con que seas entusiasta y salgas a buscarlo con la mejor sonrisa y gracias a esta actitud positiva podrás lograrlo, versa el libro, pero el mismo no te habla de las condiciones adversas, de la crisis, de la falta de apoyo en el desarrollo social, de que el dinero destinado al campo sirve para ampliar las casas de políticos y narcos y tal vez pagarles a sus niñeras, jardineros, amas de llaves etc. No lo dicen. Lo que deriva en que la entusiasta y positiva sonrisa se transforme en desdén, rencor, odio u apatía a partir de la realidad.
Todos queremos ver bien a este país, pero también queremos ver que la institución que se encarga del desarrollo de lo que se trabaja (ya sea cultura, ciencia, educación, salud, etc.) cumpla con su trabajo y sus obligaciones.
No es ser radical, anárquico o que a uno le guste llevar la contraria, es que por dignidad, congruencia y salud mental se tiene que levantar la voz ante estas cosas. Cierto es que hay personas que ejercen un oficio y no les interesa en lo más mínimo, se dicen artistas, profesores, médicos, promotores culturales, científicos, etc., pero lo último que les interesa es su desarrollo profesional y la calidad de lo que hacen, lo que les interesa es completar a seis recamaras su casa durante el sexenio en el que los llamaron y pagar deudas pendientes, pero hay otros que están comprometidos y creen en lo que hacen, pero si levantan la voz los marginan, los señalan y lo peor de todo es que los destituyen del pequeño cargo que antes tenían.
Calderón dio cifras para demostrar que este país no es violento, aunque nunca saldrá a la calle solo para corroborar sus estadísticas, otros funcionarios de otras áreas no hacen nada por el arte, la educación, la ciencia, la cultura y la salud porque en realidad no ejercen, por lo mismo no les interesa abrir los caminos para el desarrollo de su gremio y que se esté en continua renovación. Cuando algo anda mal es porque se les tiró la “mala vibra”, aunque mejor, que el espurio y toda la gente del país que está en funciones se ponga a trabajar, porque la culpa la tiene no el que los critica, sino el que da pie para que la crítica salga a flote.
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