martes, 6 de abril de 2010

Víctor Hugo Rascón Banda: Sobre las artes escénicas

El 31 de agosto del año pasado falleció el dramaturgo, escritor, maestro y abogado Víctor Hugo Rascón Banda, entonces presidente de la Sociedad General de Escritores Mexicanos (SOGEM) y de recién ingreso como Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Lengua. La noticia causó consternación, a pesar de que era inminente, ya que Rascón padecía una leucemia que se le detectó 15 años atrás, lo que lo orilló a escribir el libro “¿Por qué a mí? Diario de un condenado”, en el que habla del desafuero, el Congreso y el cáncer en el que está inmerso.

Rascón Banda es un clásico y una pieza fundamental dentro del Teatro Mexicano, fue el primer teatrero de nuestro país en promulgar el mensaje por el Día Mundial del Teatro, pero sobre todo fue un defensor del arte y los artistas. Gracias a él se encontraron mecanismos para que la obra del creador tuviera una remuneración económica, ya que se ha pensado que una lectura de poesía, una presentación de libro o una conferencia no era necesario pagarlas.

En su defensa comprometida por los derechos de autor y los artistas, el 19 de noviembre de 2006 encabezó junto con otros hombres de arte, la marcha de intelectuales por la cultura, en la cual se protestó a las puertas del Senado por la reducción del presupuesto a la cultura, ya que dentro de la imposibilidad del “gobierno” federal por hacer crecer este país, se optó por equiparse de policías y armamento y la solución más fácil fue quitarle dinero a uno de los rubros más importantes para nuestro desarrollo como nación.

La carrera como autor de Víctor Hugo Rascón Banda inicia en 1959 con "Voces en el Umbral", obra con la que fue finalista en el prestigiado premio “Tirso de Molina” en España, una obra de magnitud poética sobre la explotación extranjera, en el porfiriato, a la minería mexicana. Entre los textos teatrales de Rascón podríamos mencionar "La mujer que cayó del cielo", "La Malinche", "Contrabando", “Playa Azul”, “Tina Modotti”, “Tabasco negro” y “Los ejecutivos”, por mencionar algunos títulos.

En México sus obras han sido llevadas a escena por múltiples compañías, tanto profesionales como estudiantiles, además de que han sido dirigidas por los mejores directores del país.

Recuerdo que en la generación 2003-2004 del programa “Jóvenes Creadores” del Fondo Nacional Para la Cultura y Las Artes (Fonca), el maestro Rascón Banda fungió como tutor en el área de Teatro, título del que se desprendió poco después debido a su enfermedad. En el primer encuentro donde asistimos becarios y tutores, se nos explicó que no era obligatorio concretar un producto, sino conformar la mayor parte de él (esto era más para los novelistas), el maestro Rascón tomó entonces la palabra y exigió que todos los jóvenes, ya que iban a recibir una cantidad económica, tenían la obligación de concretar un producto artístico.

Esa exigencia caracterizó a este hombre de teatro y letras, ahora, en muchas partes del país se rinde un homenaje a su figura, con motivo del primer aniversario de su muerte. Aunque el mejor homenaje que se le puede rendir es continuar con su trabajo, con su labor en beneficio de los artistas, se podría por ejemplo revisar el talonario de la Sogem para hacer una reflexión acerca de la forma en la que se paga a los escritores, al artista no se le debe regatear, su oficio es importante y se estudia (mucho, a veces no de forma escolarizada) para ejercerlo, no hagamos homenajes estériles, el mejor homenaje sería seguir la lucha por los derechos de la comunidad, los artistas.

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