sábado, 31 de julio de 2010

Riñón de cerdo para el desconsuelo: Sobra la dramaturgia necesaria


Alejandro Ricaño es uno de los dramaturgos jóvenes cuyas obras han dejado huella al menos en los últimos tres años. Dramaturgo, actor y director escénico veracruzano, Ricaño ha estado presente a nivel nacional con “Más pequeños que el Guggenheim” (Premio Nacional Emilio Carballido UANL 2008), “Riñón de Cerdo para el desconsuelo” (Finalista del Premio Nacional de Dramaturgia Joven “Gerardo Mancebo del Castillo 2008”) y “Timbuctou” (Mención honorífica en el Premio Nacional de Dramaturgia INBA 2009).
Ricaño es un autor de teatro que habla del teatro y sus protagonistas. En una de sus primeras obras “Un torso, mierda y el secreto del carnicero” (publicado en “Teatro de la Gruta V”) nos sitúa en la miseria de la Francia del Siglo XIX que plantea Alfred Jarry en sus obras, en particular “Ubu Rey”.
No por nada el nombre de la obra de Ricaño alude a una significante referencia de la historia del teatro universal: el estreno de “Ubu Rey” y la ruptura del autor al hacer que la primera palabra que dijera su personaje fuera “mierda”, algo inconcebible para su época.
En “Más pequeños que el Guggenheim”, el autor veracruzano dejó un buen sabor de boca tanto para la crítica como para el público en La Muestra Nacional de Teatro, así como en la Semana Nacional de la Joven Dramaturgia que se realiza en Querétaro; sobre esta obra ya hemos hablado en otra dramaturgia necesaria.
“Riñón de Cerdo para el desconsuelo” fue editado por “Los textos de la Capilla” en su número 10 de la colección Dramaturgia Mexicana.
Los protagonistas de esta obra son Gustave y Marie, una pareja disfuncional bastante funcional que vive en la Francia de los años 40´s del siglo pasado. Los personajes están depositados en el mundo de Becket y Joyce. Gustave vive obsesionado con Samuel Becket, y compara sus asuntos amorosos y su trabajo con los del asistente de Joyce, hasta que una decisión lo lleva a encontrarse con la obra maestra de Becket. Por lo que Gustave y Marie se convierten en los verdaderos autores de “Esperando a Godot”, aunque sacrifican todo en el camino para lograrlo.
De nueva cuenta Ricaño recurre a la historia del teatro, pareciera que Gustave y Marie son otros Vladimir y Estragón pero con el sello del autor. Las obras de Ricaño están marcadas por un humor negro, por una comicidad ante la miseria humana pero cuyo trasfondo envuelve lo político, lo social y sobre todo el ámbito creativo.
El autor estrenó recientemente en la Muestra Nacional de la Joven Dramaturgia la obra “Timbuctou”, en la que se aleja de este mundo del teatro y nos habla del narcotráfico, de los spranbreakes, de la política y el sistema judicial de nuestro país y de los Estados Unidos. Con un estilo y un ritmo cinematográfico vertiginoso a pesar de la narrativa que utiliza, Ricaño parece aproximarse a otro éxito al menos con el público y el lector, gracias a esa comedia de enredos del crimen que podemos ver en películas como las de Guy Ritchie, Quentin Tarantino o Jan Kounen.
La obra de Ricaño es una muestra de la dramaturgia joven de México y de sus alcances, una muestra de los diferentes estilos que convergen en el país y por lo que tendríamos que hablar de que en México existen diferentes dramaturgias y no un sólo modelo a seguir. Esta es una recomendación para el lector, pero sobre todo para cualquiera que quiera conocer lo que se está haciendo en otras partes del país, al menos en el ámbito teatral.
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POR ESTO! 17 de julio.

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