sábado, 31 de julio de 2010
Marat-Sade: Sobre la dramaturgia necesaria
Peter Weiss publica en 1963 la obra “Persecución y asesinato de Jean-Paul Marat. Representada por el grupo teatral de la Casa de Salud de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade. Drama en dos actos”. Esta es la obra más célebre y representada de Weiss que nos sumerge a partir de la metateatralidad a los laberínticos confines de la política y la revolución.
En esta obra, que es más conocida como Marat-Sade (como lo llamaremos ahora por cuestiones de espacio), vemos al Marqués de Sade dirigiendo a los internos del hospital psiquiátrico de Charenton que representan la historia del asesinato del revolucionario francés Jean Paul Marat.
En un palco especial como público (siendo también un personaje) vemos al director del hospital con su honorable familia.
Esta obra a partir del contexto del surgimiento de la Revolución Francesa cuestiona el sufrimiento del hombre y se plantea la duda de si la verdadera revolución se produce cambiando la sociedad o cambiándose a uno mismo. Esto a través de las posturas de Marat y Sade (o si se quiere, del actor principal y el director).
Como se recordará, Marat fue un pilar de la Revolución Francesa, en 1774 apareció en Londres su texto revolucionario “Las cadenas de la esclavitud”, en el que analiza las condiciones socio-económicas del estado monárquico-absoluto y las fuerzas políticas que lo apoyan, como la aristocracia, la iglesia y el Ejército.
Marat sostiene que el pueblo es víctima de ese sistema, por lo que las masas del campo y la ciudad están oprimidas. Marat afirma que las cadenas de la esclavitud sólo pueden romperse a través de la sublevación (teoría de la necesidad de la violencia).
La influencia periodística de Jean-Paul Marat logró la caída de la monarquía, por lo que Charlotte Corday, hija de una noble familia, va a su encuentro y lo apuñala en su tina, lo que la lleva a ser decapitada en la guillotina.
Marat escribía en su tina ya que al ser perseguido se escondió por semanas en una cloaca, lo que le produjo una enfermedad en la piel que lo obligaba a permanecer en agua sulfurosa, por lo que hace instalar en la tina un escritorio con tintero, papel y pluma para escribir desde ahí sus ideas políticas.
Corday representa los intereses y el sentir de la monarquía, y creyendo hacerle un bien a su pueblo, va en busca de Marat para detener la oleada de sangre que cubre a Francia y lo mata.
En la escena 11 de la obra, cuando Corday llega a Francia para matar a Marat, ve las cabezas nobles que rodaban por la guillotina y no da crédito a esa “violencia”. Marat interpela:
“Marat: Lo que aquí sucede nadie puede pararlo./ Estos hombres han sufrido demasiado/ antes de esta venganza./ Ustedes sólo ven esta venganza/ sin pensar que ustedes mismos los han llevado a ella./ Ustedes lloran hoy por un sobresalto de justicia,/ la sangre derramada./ ¿Pero qué es esta sangre al lado/ de la que ellos han derramado por ustedes/ en las guerras y cárceles? (La primera cabeza ha caído. Gritos de triunfo. Comienza la siguiente ejecución)/ ¿Qué son estos pocos sacrificios/ al lado de todo lo que ellos han sacrificado/ para alimentarlos a ustedes?/ ¿Qué son estos pocos saqueos/ después de su lenta muerte y su total explotación?/ Si ellos revientan frente al enemigo/ con el que ustedes conspitan en secreto,/ eso a ustedes les da lo mismo./ Su derrota sería la victoria de ustedes/ y entonces no se movería ningún músculo de sus plácidos rostros/ Hoy tan convulsos por el horror y la indignación”.
Escrita en forma de verso “Marat-Sade” fue llevada a escena en 1966 por Peter Brook en una magistral puesta que aún se puede ver a través de su versión en video.
La obra ha sido adaptada y representada en diversos países ya que su contexto es universal, puesto que habla del revolucionario que limpia el camino para el asenso de algún tirano.
Basta recordar que después de la muerte de Marat Napoleón toma el poder y se autonombra emperador.
“Marat-Sade” es una dramaturgia necesaria, un texto actual que está muy lejos de perder vigencia. Un texto con el que un director puede hacer infinidad de cosas y emplear millares de recursos.
Es una construcción que va de Brecht a Artaud, de la situación histórica de Francia (y que no difiere mucho) a la sangre que se derramó en México.
POR ESTO! 10 de julio.
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