jueves, 28 de mayo de 2009

Día 7 o los berrinches por la fama: Apuntes de un escribidor


“El cielo de la fama no
es muy grande, y cuantos
más en él entren a menos
tocan cada uno de ellos”.
Miguel de Unamuno


El año pasado el semanario DÍA 7 del periódico El Universal, en su número 400, sacó un enlistado al que tituló 100 escritores mexicanos menores de 31 años, como cualquier enlistado o antología, muchos estaban y otros no, en particular conocía a muchos del listado y de los escritores que conozco personalmente (además de haberlos leído) omitían a tantos, en fin.
El asunto es que algunos con una actitud superflua se molestaron, ya que su nombre no figuraba en esa lista (cuando su preocupación bien podría dirigirse hacia cosas más concretas y reales, como su obra, por ejemplo).
Buscando chivos expiatorios que atenuaran su falta de “fama” (Ja Ja Ja), Jaime Rodríguez señala en su blog que: “Para empezar hay quienes, por puro nombre y apellido, se encuentran en el lugar correcto por pura estética y fonética. Ahí está por ejemplo Enrique G. de la G. o Ivi May Dzib. Entonces ya de entrada el ‘Jaime Rodríguez’ suena un tanto cotidiano comparado contra esos dos”. Bueno, dice esto el joven Rodríguez a pesar de no saber qué hace o escribe G de la G.
El señor Rodríguez, con alguna beca o premio literario (o algún incentivo económico que su obra le haya dado) que seguro ha tenido, ya que por su actitud afirma que debería estar en aquella lista, podría cambiar su nombre en el registro y resolver su problema. Así evitaría dramas de vez en cuando.
El asunto se figura en que al parecer se está en la búsqueda del reconocimiento inmediato, nunca habrá otra cosa que avale una figura que su carrera, pero el término es incluso muy complejo, algunos por ejemplo triunfan en el medio de forma extraliteraria, no sabemos de dónde surgieron a partir de la letra y ya son unos maestros. Aunque bueno, lo que quería decir es que quien avala que un escritor está haciendo un buen trabajo no es un premio, una beca, la crítica, un top ten o un enlistado de un periódico nacional, ya que esto muchas veces suele tergiversarse; y aunque por lo general nos olvidamos de esto, sólo quisiera aclararlo: el que define el proseguir del autor es quien lo lee, nuestro lector (nuestro lector, no lectores), pero como están los canales de distribución institucional eso es un verdadero problema, así que casi siempre los que leen literatura son los que la realizan, la intentan hacer o la promueven, así que, como se dice, sabemos de qué lado masca la iguana y quién es quién en el mundo literario, no pequemos de ingenuos.
Aunque también quisiera señalar que nunca supe acerca de cómo aparecí en aquella lista de DÍA 7 (igual y sí importa la fonética), en primera fue extraño porque la lista se elaboró a partir de los blogs de estos escritores jóvenes y yo no tenía blog, ya que lo inicié tiempo después. Ante eso, en una visita cortés que le hacía a Ileana Garma en el D.F, misma a quien no le inmutaba su omisión, me preguntaba cómo es que me habían puesto en el lugar 31 o 42 o 63, bueno en alguno. Y pos sinceramente le expliqué que no sabía pero que la ficha era errónea. Por ejemplo, Día 7 decía que yo estaba incluido en “Voces emergentes” (Patrimonio Cultural, ICY 2008), cuando en realidad yo y un grupo de compañeros nos opusimos a su publicación, por maquillar a costa de un nombre un trabajo de selección, además de hacer una exclusión sectaria por la verdadera editora que omitió su nombre y cargó el numerito a otra compañera. Ante este antecedente, la publicación de Día 7 me situaba en una incongruencia de postura discursiva literaria en cuanto a mi actuación. Pero bueno, ya se había publicado.
Ahora, si nos vamos a que incluso la ficha de los autores estaba mal, estamos ante un listado que no demuestra nada, más que el afán de sobresalir de algunos excluidos, lo que parece que nos puso en medio de un enfrentamiento en el cual algunos autores se olvidaron de las arbitrariedades con las que se manejan estos procesos y se enfrentan en una lucha, por una legitimización imaginaria.
Aunque si hablamos del listado, que no nos sorprenda que el nombre de Luis Jorge Bonne, Noe Morales, Oscar de Pablo, Nadia Villafuerte, etc., estén ahí, ya que la búsqueda literaria se reconoce, a pesar de que antes de la lista muchos ya fueran muy nombrados.
Lo que sucedió en Día 7 me precipita a pensar que hay que desconfiar de algunas actitudes ridículas de la juventud (literaria), ya que su búsqueda no es la palabra sino la incipiente actitud de querer (a través de un medio de comunicación) estar sentados a la derecha del padre (Borges, Cortazar, Rushdie o cualquier otro)

Pie de Foto: Memorias de una estación de Carlos Navarrete

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