domingo, 31 de octubre de 2010
Videoteatro en México y Yucatán: Sobre las artes escénicas
I
"A pesar de que el video surgió en la década de los setenta, en México se empezó a usar en las representaciones teatrales hasta fechas más recientes. Algunos directores de teatro lo empezaron a usar como un material de trabajo en los ensayos, como un apoyo en el proceso de caracterización de los personajes. Más adelante se entendió el enorme papel que el video tiene como registro para la puesta en escena”.
Josefina Alcázar
El teatro visto en video es aburrido, es un teatro muerto; muy difícilmente el video de una obra podrá darnos un registro preciso de lo que fue la traducción espectacular de una dramaturgia. Sin embargo, el video ha servido para documentar la puesta en escena de nuestro teatro o para tener un acercamiento de lo que fue el efímero acto de la puesta en escena.
Ante todo, una obra de teatro es única e irrepetible, diferente cada vez que se presenta, nunca podrá ser la misma ya que los que se encargan de darle vida son seres que, al igual que el espectáculo, todos los días se renuevan o envejecen.
El teatro es diferente a las películas o a la televisión, ya que esos soportes son registros permanentes, el actor de una película dirá lo mismo, de la misma forma y con la misma actitud, ya que la escena se grabó en un momento particular de actuación, fue un “corte y queda”. En cambio en el teatro un actor dirá lo mismo, pero las circunstancias tanto escénicas como de vida serán diferentes, por lo que es un espectáculo aparte.
Existen obras que se han hecho míticas en la historia del teatro mexicano y que por diversas circunstancias muchos no pudimos ver, como “De la calle”, de Jesús González Dávila, dirigida por Julio Castillo, o “Cuarteto”, de Müller, dirigida por Ludwig Margules.
Estas obras a pesar de que están fuera de nuestro alcance pueden verse en video, o al menos puede encontrarse alguna copia de ese registro. De igual forma, a nivel mundial se gestaron espectáculos de vanguardia que se convirtieron en historia y que fueron objeto de estudio para la teorización de la escena.
Por ejemplo, gracias a herramientas como el You Tube tenemos acceso a algunos trabajos de Tadeuz Kantor, Pina Bauch, Jerzi Grotowsky y Eugenio Barba, videos en el que es imposible apreciar la esencia del trabajo, pero sí darnos una idea del mismo.
En ese ámbito la obra “Persecución y asesinato”, de Jean-Paul Marat, representada por el grupo teatral de la Casa de Salud de Charenton, bajo la dirección del Marqués de Sade, “Drama en dos actos”, del dramaturgo alemán Peter Weiss, que fue llevada a escena por Peter Brook en 1964 bajo el nombre de Marat-Sade, quizá sea uno de los pocos registros que conservan gran parte de la esencia de su montaje.
Llevado al formato del cine y dirigida por el mismo Brook, este trabajo puede concebirse como una obra de metateatralidad cinematográfica, ya que Brook cuida las tomas para ponernos muy de cerca con lo que fue la puesta en escena. Logrando quizá dos versiones de su Marat-Sade. Uno de los pocos productos donde el video le hace “justicia” al espectáculo teatral.
En ese sentido, en México existe el Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU) que nació en 1981para preservar y difundir la memoria del arte escénico en México.
Este centro de investigación es una dependencia del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística (SGEIA) y tiene su sede en el Centro Nacional de las Artes (CNA).
El CITRU cuenta con programas de mano, hemeroteca, fototeca, investigaciones y registro de video de obras de teatro que se han presentado en México. En su página de internet http://www.cenart.gob.mx/centros/citru/html/archivos/home.htm se puede encontrar un catálogo de ese registro.
"A pesar de que el video surgió en la década de los setenta, en México se empezó a usar en las representaciones teatrales hasta fechas más recientes. Algunos directores de teatro lo empezaron a usar como un material de trabajo en los ensayos, como un apoyo en el proceso de caracterización de los personajes. Más adelante se entendió el enorme papel que el video tiene como registro para la puesta en escena”.
Josefina Alcázar
El teatro visto en video es aburrido, es un teatro muerto; muy difícilmente el video de una obra podrá darnos un registro preciso de lo que fue la traducción espectacular de una dramaturgia. Sin embargo, el video ha servido para documentar la puesta en escena de nuestro teatro o para tener un acercamiento de lo que fue el efímero acto de la puesta en escena.
Ante todo, una obra de teatro es única e irrepetible, diferente cada vez que se presenta, nunca podrá ser la misma ya que los que se encargan de darle vida son seres que, al igual que el espectáculo, todos los días se renuevan o envejecen.
El teatro es diferente a las películas o a la televisión, ya que esos soportes son registros permanentes, el actor de una película dirá lo mismo, de la misma forma y con la misma actitud, ya que la escena se grabó en un momento particular de actuación, fue un “corte y queda”. En cambio en el teatro un actor dirá lo mismo, pero las circunstancias tanto escénicas como de vida serán diferentes, por lo que es un espectáculo aparte.
Existen obras que se han hecho míticas en la historia del teatro mexicano y que por diversas circunstancias muchos no pudimos ver, como “De la calle”, de Jesús González Dávila, dirigida por Julio Castillo, o “Cuarteto”, de Müller, dirigida por Ludwig Margules.
Estas obras a pesar de que están fuera de nuestro alcance pueden verse en video, o al menos puede encontrarse alguna copia de ese registro. De igual forma, a nivel mundial se gestaron espectáculos de vanguardia que se convirtieron en historia y que fueron objeto de estudio para la teorización de la escena.
Por ejemplo, gracias a herramientas como el You Tube tenemos acceso a algunos trabajos de Tadeuz Kantor, Pina Bauch, Jerzi Grotowsky y Eugenio Barba, videos en el que es imposible apreciar la esencia del trabajo, pero sí darnos una idea del mismo.
En ese ámbito la obra “Persecución y asesinato”, de Jean-Paul Marat, representada por el grupo teatral de la Casa de Salud de Charenton, bajo la dirección del Marqués de Sade, “Drama en dos actos”, del dramaturgo alemán Peter Weiss, que fue llevada a escena por Peter Brook en 1964 bajo el nombre de Marat-Sade, quizá sea uno de los pocos registros que conservan gran parte de la esencia de su montaje.
Llevado al formato del cine y dirigida por el mismo Brook, este trabajo puede concebirse como una obra de metateatralidad cinematográfica, ya que Brook cuida las tomas para ponernos muy de cerca con lo que fue la puesta en escena. Logrando quizá dos versiones de su Marat-Sade. Uno de los pocos productos donde el video le hace “justicia” al espectáculo teatral.
En ese sentido, en México existe el Centro de Investigación, Documentación e Información Teatral “Rodolfo Usigli” (CITRU) que nació en 1981para preservar y difundir la memoria del arte escénico en México.
Este centro de investigación es una dependencia del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística (SGEIA) y tiene su sede en el Centro Nacional de las Artes (CNA).
El CITRU cuenta con programas de mano, hemeroteca, fototeca, investigaciones y registro de video de obras de teatro que se han presentado en México. En su página de internet http://www.cenart.gob.mx/centros/citru/html/archivos/home.htm se puede encontrar un catálogo de ese registro.
Sobreeducación: Apuntes de un escribidor
La educación en nuestro país tiene que ver con la forma muy arraigada en la que se ha querido que el niño se eduque por si solo, al igual que se hace ahora cuando la televisión y los videojuegos son sus niñeras o sus padres sustitutos, claro está debido a las condiciones precarias por la que pasan millones de familias. El tema es por demás muy mexicano: si alguien puede hacer el trabajo por mí, mejor.
Esto obedece a que somos un país en el que muchos evaden sus responsabilidades, prefieren esconderse que hacer su trabajo, prefieren delegar a gente que no está apta, que trabajar, prefieren como se dice “dejar de aprender”.
Esto ocasiona que muchas veces en vez de educar, se procure perder el tiempo en dinámicas superfluas que nada tienen que ver con la enseñanza. No falta el maestro que platica la telenovela o la película que vio ayer, en vez de hacer su trabajo, o el que mira su reloj con insistencia, como si eso produjera que el tiempo avance más rápido, porque a leguas se nota que lo que quiere es terminar ya.
Estamos en un país donde, en muchos casos, a los profesores les urge más jubilarse que conseguir un empleo. Aquí no estoy denigrando el oficio educacional, de ninguna forma, sólo hablo de actitudes que observé a lo largo de mi educación y que me sirven de ejemplo para decir esto.
Tampoco quiere decir que no respete el oficio del educador, ya que también me he relacionado con excelentes profesores de los que he aprendido mucho y de los que aún ahora sigo aprendiendo. Sólo expongo uno de los problemas que mayor daño hacen a nuestro país: la apatía.
Cierto es que el alumno aprende del maestro, pero también es indudable que el maestro aprende del alumno, en la medida que ese círculo de aprendizaje se vaya delimitando, en la medida en que se rompa será cuando venga, irremediablemente, esa apatía de la que hemos hablando y que ciega tanto al profesor como al alumno. Porque muchas veces, lo último que importa es que el estudiante (háblese de cualquier nivel) aprenda algo, ya sea porque no puede ser más que yo o porque tiene que estar al mismo nivel que yo.
Recuerdo que después de un pequeño taller que me tocó impartir a unos alumnos de segundo grado en una secundaria, una profesora de educación artística se acercó a platicar conmigo y me pidió que dirigiera un corto sketch regional con sus alumnos, para que su grupo pudiera participar en el festival por el día de la madre. Le hablé de costos, por el tiempo empleado y el gasto en transportes, un precio mínimo, incluso irrisorio, la maestra se negó, a lo que la invité a un taller gratuito que estaba impartiendo para que tuviera las herramientas escénicas, mínimas, pero herramientas al fin y al cabo, para hacer que sus alumnos montaran el sketch. La respuesta de la maestra hizo que ya no insistiera: “Ay, para qué, si ya me voy a jubilar”.
Esta actitud nos muestra las grandes deficiencias y la falta de ambición intelectual de algunas personas que están a cargo de impartir la educación en nuestro país. Ya lo dijo Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”.
Esto obedece a que somos un país en el que muchos evaden sus responsabilidades, prefieren esconderse que hacer su trabajo, prefieren delegar a gente que no está apta, que trabajar, prefieren como se dice “dejar de aprender”.
Esto ocasiona que muchas veces en vez de educar, se procure perder el tiempo en dinámicas superfluas que nada tienen que ver con la enseñanza. No falta el maestro que platica la telenovela o la película que vio ayer, en vez de hacer su trabajo, o el que mira su reloj con insistencia, como si eso produjera que el tiempo avance más rápido, porque a leguas se nota que lo que quiere es terminar ya.
Estamos en un país donde, en muchos casos, a los profesores les urge más jubilarse que conseguir un empleo. Aquí no estoy denigrando el oficio educacional, de ninguna forma, sólo hablo de actitudes que observé a lo largo de mi educación y que me sirven de ejemplo para decir esto.
Tampoco quiere decir que no respete el oficio del educador, ya que también me he relacionado con excelentes profesores de los que he aprendido mucho y de los que aún ahora sigo aprendiendo. Sólo expongo uno de los problemas que mayor daño hacen a nuestro país: la apatía.
Cierto es que el alumno aprende del maestro, pero también es indudable que el maestro aprende del alumno, en la medida que ese círculo de aprendizaje se vaya delimitando, en la medida en que se rompa será cuando venga, irremediablemente, esa apatía de la que hemos hablando y que ciega tanto al profesor como al alumno. Porque muchas veces, lo último que importa es que el estudiante (háblese de cualquier nivel) aprenda algo, ya sea porque no puede ser más que yo o porque tiene que estar al mismo nivel que yo.
Recuerdo que después de un pequeño taller que me tocó impartir a unos alumnos de segundo grado en una secundaria, una profesora de educación artística se acercó a platicar conmigo y me pidió que dirigiera un corto sketch regional con sus alumnos, para que su grupo pudiera participar en el festival por el día de la madre. Le hablé de costos, por el tiempo empleado y el gasto en transportes, un precio mínimo, incluso irrisorio, la maestra se negó, a lo que la invité a un taller gratuito que estaba impartiendo para que tuviera las herramientas escénicas, mínimas, pero herramientas al fin y al cabo, para hacer que sus alumnos montaran el sketch. La respuesta de la maestra hizo que ya no insistiera: “Ay, para qué, si ya me voy a jubilar”.
Esta actitud nos muestra las grandes deficiencias y la falta de ambición intelectual de algunas personas que están a cargo de impartir la educación en nuestro país. Ya lo dijo Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre”.
El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido: Literatura para niños y jóvenes
El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido es un cuento de John Irving con ilustraciones de Tatjana Hauptmann, el cual fue coeditado por la SEP en el 2005 en la colección Al sol solito, de los Libros del Rincón. La traducción es obra de Victoria Alonzo Blanco.
Un ruido extraño despierta a Tom en la noche. Su hermano Tim no lo ha oído y sigue dormido. Tom, asustado va a buscar a su padre y juntos tratan de averiguar quién puede hacer ese inquietante ruido.
Este cuento sobre el miedo a los ruidos nocturnos se ha convertido, gracias a las ilustraciones de Tajatana Hauptmann, en un libro mágico para niños y adultos.
Las ilustraciones nos hacen ver cómo el niño observa la grandeza de la noche y la plenitud de lo que él ve como una inmensa oscuridad, pero también es una aventura de un pequeño que quiere encontrar la respuesta ante lo que oye, aunque esas respuestas al principio le suenen absurdas; el caso es que se pone a imaginar miles de cosas que podrían ser:
“-A ver, explícame mejor cómo era ese ruido que te ha despertado- le pidió su padre.
-Era como si un vestido de mamá, de esos que guarda en el armario, de repente estuviera vivo y quisiera saltar de la percha”.
“-Vamos a tu habitación y escuchemos ese ruido -propuso su padre. Allí se encontraba Tim, que aún estaba dormido y no había oído el ruido. Era un ruido como si alguien debajo de la cama estuviera arrancando clavos del suelo de madera. O como si un perro intentara abrir una puerta con su hocico húmedo, por eso le resbalaba el pomo; pero el perro no se daba por vencido; y acabará entrando, pensó Tom”.
El miedo se va apoderando de él, mientras que el hermanito plácidamente duerme sin saber que por el imaginario de Tom pasan infinidad de seres y monstruos:
“Era el ruido que hace un fantasma que se pasea por el desván y va dejando caer al suelo los cacahuates robados en la cocina. Era el ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido”.
Al final, el ruido que hizo despertar también al pequeño Tim era el de un ratón, es entonces que los papeles se intercambian, porque es Tim quien ya no puede conciliar el sueño asustado por el roedor, mientras que Tom puede dormir de forma plácida al saber de dónde provenía el ruido.
Este es un libro recomendable para los niños pequeños, para mostrarle que a pesar de que durante la noche hay ruidos que nos asustan, no es nada sobrenatural, sino que lo importante es saber su origen, enfrentar los miedos.
John Irving nació en Estados Unidos en 1942. De 1963 a 1964 escribió su primera novela “Libertad para los osos”. El éxito, sin embargo, le llegó diez años después con “El mundo según Garp”. En el año 2000 recibió el premio Oscar por el guión de la película “Las normas de la casa de la sidra”, basada en su novela “Príncipes Maine, reyes de Nueva Inglaterra”. También “Una mujer difícil” ha sido llevada al cine en el 2004 con el título “La puerta en el piso”.
Tatjana Hauptmann nació en 1950 en Alemania. Se dio a conocer como ilustradora de “El libro de los 101 cuentos”. En 2002 ilustró una edición de “Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberryu Finn”, de Mark Twain.
Este libro es una coedición de la SEP y Tus Quets editores a través de su Programa Nacional de Lectura y de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
Desorden público: Sobre la dramaturgia necesaria
Pensar en sí mismo y alejar a los otros de nuestros pensamiento es un problema tan arraigado en nuestra cotidianidad que ha sido motivo ya, de una cultura del distanciamiento, en la cual el hombre ya no se acerca al otro e incluso prefiere tener relaciones de todo tipo a través de la computadora. Es decir, que la deshumanización nos ha llevado a la artificialización. Esto le pasa al hombre que en muchos casos se aferra a su vanidad, a su yo.
Editado por los Textos de la Capilla en su número 7 dentro de la colección Dramaturgia Internacional, “Desorden público”, de Evelyne de la Chenelière, fue traducido por Humberto Pérez Mortera. En 53 secuencias nos adentramos en el pensamiento del otro, de los otros, al grado que esto lleva a la locura y casi a la desintegración de nuestro personaje, ya que “ser muchos” se torna agobiante e imposible.
Max está perdiendo el control. Peor aún: se está desintegrando. Él es un actor vanidoso y soberbio que es invadido por el pensamiento de otras personas. Así, por primera vez en su vida, piensa por el otro, ¿pero hasta dónde lo llevará esta nueva intimidad colectiva? Todo comienza una mañana cuando Max obligadamente tiene que viajar en el transporte público, a Max no le gustan las personas, piensa que todas son inferiores y que todo gira en torno a él, ese día algo pasa que transforma el mundo de Max. Nuestro personaje recrimina a una pasajera que estuviera leyendo en voz alta su libro:
“Max: Quizá no se haya dado cuenta, pero usted leía en voz alta, yo escuchaba todo.
Emilia: ¡Qué absurdo! (Dirigiéndose a otra persona del público) ¿Señora, usted me escuchó cuando leía? (La señora niega con la cabeza) ¿Señor? ¿Alguien me oyó leer? (Divertidos, todos niegan con la cabeza)…
Max: ¿Entonces cómo puede explicarse que yo sí la oí?
Emilia: Pregúntele a su médico. Usted está enfermo, señor.
Max:¡Espere!¡Puedo probar que la escuché! ¡Puedo decirle exactamente de lo que trata su libro! Es una basura. Habla de gente en un autobús que desea coger, todos juntos, sin razón, ¿ahora sí se da cuenta que la oí? Habla de un tipo de solidaridad bestial, de un fenómeno quizá extraterrestre…Así que ahora que se da cuenta de que la escuché, dígame que usted leía en voz alta, tal vez susurrando, porque usted no me puede dejar en la duda en lo que se refiere a mi salud mental, eso no se hace ni a su peor enemigo, hacerlo dudar de su salud mental.
(Un hombre interviene cuando Max se acerca demasiado a Emilia)
Hombre: Déjela en paz ahora, o se baja o lo bajo”.
Max entonces se da cuenta que puede oír el pensamiento de todos los demás, pero adentrarse en la vida de los otros le hace pensar en la suya. Andree, su mejor amigo y su ex esposa (que ahora es una reconocida actriz de televisión pero que hace más teatro), le recuerdan su vida, su constante preocupación por sí mismo que lo ha alejado del trabajo y de la comunicación humana.
A pesar de que Max quiere recuperar una parte de su vida, todo termina por ser demasiado tarde, su ex esposa está enamorada de su mejor amigo, su agente le asegura que nadie quiere trabajar con él por su arrogancia, además que todos los días siente que él desaparece porque el pensamiento de los otros lo avasalla.
Esta es una dramaturgia necesaria y una interesante propuesta teatral, ya que lo que piensan los otros se torna a veces tan interesante que nos invita al ejercicio de pensar qué pensarían los demás en un autobús, aunque afortunadamente no podemos escuchar el pensamiento de los otros, porque si no no la pasaríamos nada bien.
Evelyne de la Cheneléire (Quebec, Canadá) es dramaturga y actriz. Ha escrito varias obras que se han traducido a diferentes idiomas y se han presentado tanto en Quebec como en el extranjero. Entre sus obras se encuentran “Las fresas de enero” (actualmente en temporada en México), “Al final del cable”, “Henri y Margaux”, “Afrodita 04”, “El legado de Darwin”, “Bashir Lazhar” y “El Plan de América”, que muestran una meticulosa observación de la naturaleza humana. En 2006, recibió el premio Governor General’s Literary Award por su obra “Desorden público”.
Editado por los Textos de la Capilla en su número 7 dentro de la colección Dramaturgia Internacional, “Desorden público”, de Evelyne de la Chenelière, fue traducido por Humberto Pérez Mortera. En 53 secuencias nos adentramos en el pensamiento del otro, de los otros, al grado que esto lleva a la locura y casi a la desintegración de nuestro personaje, ya que “ser muchos” se torna agobiante e imposible.
Max está perdiendo el control. Peor aún: se está desintegrando. Él es un actor vanidoso y soberbio que es invadido por el pensamiento de otras personas. Así, por primera vez en su vida, piensa por el otro, ¿pero hasta dónde lo llevará esta nueva intimidad colectiva? Todo comienza una mañana cuando Max obligadamente tiene que viajar en el transporte público, a Max no le gustan las personas, piensa que todas son inferiores y que todo gira en torno a él, ese día algo pasa que transforma el mundo de Max. Nuestro personaje recrimina a una pasajera que estuviera leyendo en voz alta su libro:
“Max: Quizá no se haya dado cuenta, pero usted leía en voz alta, yo escuchaba todo.
Emilia: ¡Qué absurdo! (Dirigiéndose a otra persona del público) ¿Señora, usted me escuchó cuando leía? (La señora niega con la cabeza) ¿Señor? ¿Alguien me oyó leer? (Divertidos, todos niegan con la cabeza)…
Max: ¿Entonces cómo puede explicarse que yo sí la oí?
Emilia: Pregúntele a su médico. Usted está enfermo, señor.
Max:¡Espere!¡Puedo probar que la escuché! ¡Puedo decirle exactamente de lo que trata su libro! Es una basura. Habla de gente en un autobús que desea coger, todos juntos, sin razón, ¿ahora sí se da cuenta que la oí? Habla de un tipo de solidaridad bestial, de un fenómeno quizá extraterrestre…Así que ahora que se da cuenta de que la escuché, dígame que usted leía en voz alta, tal vez susurrando, porque usted no me puede dejar en la duda en lo que se refiere a mi salud mental, eso no se hace ni a su peor enemigo, hacerlo dudar de su salud mental.
(Un hombre interviene cuando Max se acerca demasiado a Emilia)
Hombre: Déjela en paz ahora, o se baja o lo bajo”.
Max entonces se da cuenta que puede oír el pensamiento de todos los demás, pero adentrarse en la vida de los otros le hace pensar en la suya. Andree, su mejor amigo y su ex esposa (que ahora es una reconocida actriz de televisión pero que hace más teatro), le recuerdan su vida, su constante preocupación por sí mismo que lo ha alejado del trabajo y de la comunicación humana.
A pesar de que Max quiere recuperar una parte de su vida, todo termina por ser demasiado tarde, su ex esposa está enamorada de su mejor amigo, su agente le asegura que nadie quiere trabajar con él por su arrogancia, además que todos los días siente que él desaparece porque el pensamiento de los otros lo avasalla.
Esta es una dramaturgia necesaria y una interesante propuesta teatral, ya que lo que piensan los otros se torna a veces tan interesante que nos invita al ejercicio de pensar qué pensarían los demás en un autobús, aunque afortunadamente no podemos escuchar el pensamiento de los otros, porque si no no la pasaríamos nada bien.
Evelyne de la Cheneléire (Quebec, Canadá) es dramaturga y actriz. Ha escrito varias obras que se han traducido a diferentes idiomas y se han presentado tanto en Quebec como en el extranjero. Entre sus obras se encuentran “Las fresas de enero” (actualmente en temporada en México), “Al final del cable”, “Henri y Margaux”, “Afrodita 04”, “El legado de Darwin”, “Bashir Lazhar” y “El Plan de América”, que muestran una meticulosa observación de la naturaleza humana. En 2006, recibió el premio Governor General’s Literary Award por su obra “Desorden público”.
Un gato no es un cojín: Literatura para niños y jóvenes
Un gato no es un cojín es un libro para niños a partir de 8 años, editado por Alfaguara en 1985 pero cuya última reimpresión data del año 2006, fue escrito por Christine Nöstlinger e ilustrado por Ángel Campos.
Esta es la historia de la vida de un gato que primero le llamaron Michi-Michi cuando era tan pequeño como una salchicha con rabo y disputaba la comida con sus cuatro hermanos. Fueron tiempos hermosos, vividos despreocupadamente. Más tarde vinieron otros nombres, otros amos y otras aventuras…como cuando llegó a ponerse tan gordo y relleno que más que un gato parecía un cojín.
Ahora este gato se ostenta como un ser libre y nos va narrando lo aprendido con sus otros amos, en donde fue maltratado, incomprendido, bastante apapachado, hasta que llegó al grado de la sobreprotección, cuando iba a ser castrado por su último amo decidió escapar para vivir otras aventuras, aunque ahora sin un techo o una vida segura: “Probablemente no llegaré a ser tan viejo como un gato casero con nombre. Pero llegar a viejo no tiene que ser necesariamente la mayor felicidad. Es posible que tampoco sea la mayor felicidad ser un gato libre. Tal vez lo sienta cuando sea viejo. Pero ¡Qué vida sería esa en la que, al final, no sientes nada!”
“Una cosa sé por lo menos: Antes de convertirme otra vez en Michi-Michi, en un Samuel, en un Micifuz o en un Don Bola, prefiero seguir siendo un gato hambriento, acatarrado, sucio, lleno de piojos y anónimamente libre”.
En un recorrido de 59 cuartillas, este texto se divide en 6 capítulos titulados: “Yo”, “La época de Michi-Michi”, “La época en que me llamaban Samuel”, “El año Micifuz”, “La vida de Don Bola” y “Mi vida anónima. Además de que este libro está acompañado de varias ilustraciones en blanco y negro, realizadas como ya dijimos por Ángel Campos.
Una lectura entretenida en la que se nos habla de la convivencia cotidiana entre un gato y sus dueños, narrada desde la visión del gato que nos muestra la forma de vivir de sus amos. Además también es una obra que se pregunta sobre la libertad, la comodidad y la reciprocidad de una persona para con su mascota.
Una obra que se lee por ser entretenida, además de que reconocemos esas situaciones si nosotros tenemos un gato, aunque sería ideal que los niños aún no teniéndolos conozcan este texto.
Christine Nöstlinger (13 de octubre de 1936, Viena, Austria) es una de las más reconocidas escritoras de literatura juvenil en lengua alemana. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil en Alemania y otras dos veces en Austria, además del prestigioso Premio Hans Christian Andersen que vendría siendo algo así como el Nobel de la literatura infantil.
Su primera publicación fue “Los chicos del sótano mágico” (1971); al año siguiente obtuvo el Deutscher Jugendbuchpreis (Mejor Libro Infantil publicado en Alemania) por “Me importa un comino el rey Pepino”. Se produjo una cierta polémica, que no ha remitido, con esta autora, porque su ideología claramente liberal y muy progresista chocaba (y choca) con la sociedad a la que dirige sus libros. Sus puntos de vista sobre las relaciones familiares, la escuela y la educación, las relaciones entre jóvenes -desde la amistad al erotismo-, la marginación y la intolerancia, la liberación de la mujer son temas que todavía hay educadores que consideran que no son adecuados para jóvenes lectores. Sin embargo, nadie discute sus cualidades literarias, ni su papel innovador en la tendencia realista de la literatura infantil, que en sus manos se convierte en realismo crítico, con influencias claras de Thomas Mann.
Esta es la historia de la vida de un gato que primero le llamaron Michi-Michi cuando era tan pequeño como una salchicha con rabo y disputaba la comida con sus cuatro hermanos. Fueron tiempos hermosos, vividos despreocupadamente. Más tarde vinieron otros nombres, otros amos y otras aventuras…como cuando llegó a ponerse tan gordo y relleno que más que un gato parecía un cojín.
Ahora este gato se ostenta como un ser libre y nos va narrando lo aprendido con sus otros amos, en donde fue maltratado, incomprendido, bastante apapachado, hasta que llegó al grado de la sobreprotección, cuando iba a ser castrado por su último amo decidió escapar para vivir otras aventuras, aunque ahora sin un techo o una vida segura: “Probablemente no llegaré a ser tan viejo como un gato casero con nombre. Pero llegar a viejo no tiene que ser necesariamente la mayor felicidad. Es posible que tampoco sea la mayor felicidad ser un gato libre. Tal vez lo sienta cuando sea viejo. Pero ¡Qué vida sería esa en la que, al final, no sientes nada!”
“Una cosa sé por lo menos: Antes de convertirme otra vez en Michi-Michi, en un Samuel, en un Micifuz o en un Don Bola, prefiero seguir siendo un gato hambriento, acatarrado, sucio, lleno de piojos y anónimamente libre”.
En un recorrido de 59 cuartillas, este texto se divide en 6 capítulos titulados: “Yo”, “La época de Michi-Michi”, “La época en que me llamaban Samuel”, “El año Micifuz”, “La vida de Don Bola” y “Mi vida anónima. Además de que este libro está acompañado de varias ilustraciones en blanco y negro, realizadas como ya dijimos por Ángel Campos.
Una lectura entretenida en la que se nos habla de la convivencia cotidiana entre un gato y sus dueños, narrada desde la visión del gato que nos muestra la forma de vivir de sus amos. Además también es una obra que se pregunta sobre la libertad, la comodidad y la reciprocidad de una persona para con su mascota.
Una obra que se lee por ser entretenida, además de que reconocemos esas situaciones si nosotros tenemos un gato, aunque sería ideal que los niños aún no teniéndolos conozcan este texto.
Christine Nöstlinger (13 de octubre de 1936, Viena, Austria) es una de las más reconocidas escritoras de literatura juvenil en lengua alemana. Ha recibido en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura Infantil en Alemania y otras dos veces en Austria, además del prestigioso Premio Hans Christian Andersen que vendría siendo algo así como el Nobel de la literatura infantil.
Su primera publicación fue “Los chicos del sótano mágico” (1971); al año siguiente obtuvo el Deutscher Jugendbuchpreis (Mejor Libro Infantil publicado en Alemania) por “Me importa un comino el rey Pepino”. Se produjo una cierta polémica, que no ha remitido, con esta autora, porque su ideología claramente liberal y muy progresista chocaba (y choca) con la sociedad a la que dirige sus libros. Sus puntos de vista sobre las relaciones familiares, la escuela y la educación, las relaciones entre jóvenes -desde la amistad al erotismo-, la marginación y la intolerancia, la liberación de la mujer son temas que todavía hay educadores que consideran que no son adecuados para jóvenes lectores. Sin embargo, nadie discute sus cualidades literarias, ni su papel innovador en la tendencia realista de la literatura infantil, que en sus manos se convierte en realismo crítico, con influencias claras de Thomas Mann.
¡Afuera!: Sobre las artes escénicas
La Secretaría de Educación de Yucatán, a través de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes y el Programa Biblioteca Básica de Yucatán facilitó la presentación, el pasado domingo 26 a las 12:00 p.m., del unipersonal “¡AFUERA! Gauchada teatral en colaboración con Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes”.
Interpretado por el actor argentino Gustavo Bendersky y bajo la dirección de Ignacio Koornstra, este espectáculo didáctico de reflexión sobre la identidad tuvo lugar en la sala uno de la Secretaría de Educación.
El espectáculo tiene como eje temático el tema de la identidad desde el contexto argentino de la figura del gaucho, Bendresky no pretende hacer un juicio único sobre el tema, sino exponer al espectador la naturaleza del mismo. Desde el principio, el actor nos plantea la dinámica que regirá la representación, ya que de manera casi casual pregunta al auditorio sobre lo que significa estar afuera y adentro de… como analogía de estar dentro y fuera de nosotros mismos y fuera y adentro de un territorio que puede a su vez delimitar la identidad.
Fabio Cáceres es un muchacho huérfano que vive con sus tías y que decide seguir a Don Segundo Sombra para hacerse hombre viviendo como un gaucho cabal, la historia es la evolución tanto física como espiritual de Fabio quien vive al lado de la taciturna figura de Don Segundo Sombra diversas situaciones que lo van formando como el hombre que al final de la historia termina por ser.
La obra presentada el pasado domingo se erige en un gran nivel de síntesis de la novela ya señalada para hablarnos de la identidad. Al final Fabio recibe una inesperada herencia, una fortuna considerable que lo sitúa en otra identidad que está fuera de lo que ha vivido.
Bendersky en ese mismo tenor, también entra y sale de sus personajes, con rupturas llevadas al plano del distanciamiento, Bendersky interpela al público sobre lo que pasa en escena.
El trabajo actoral nos muestra una depurada preparación física del histrión argentino, un trabajo dinámico que fue apoyado con algunos elementos que hizo recrear la vida del campo. Sin embargo, hay que señalar que la convención juega un papel fundamental en este trabajo que se aleja de cualquier canon realista, un tronco y un sombrero nos hacen ver la figura de Don Segundo Sombra y lo simbólico del manejo de los elementos nos dibujó perfectamente las situaciones y los personajes.
El trabajo de musicalización es fundamental ya que apoya al actor para hacernos el recorrido de casi toda una vida en una secuencia de muy breves minutos y así no estancarse en contarnos todos los pasajes de la novela.
La síntesis argumental señala “Aquí en el teatro, un tipo de la ciudad cuenta una historia del campo. Pero lo que se ve en primer plano no es el campo. Aquí bajo techo, la gente sueña con la intemperie ¿o no?”
“Afuera” relata algunos fragmentos de “Don Segundo Sombra”, la novela de Ricardo Güiraldes; pero la historia de Don Segundo Sombra no es su historia. Es la historia de un joven echado al olvido, arreglándoselas desarropado y afiebradamente para emprender un viaje.
“Un recorrido iniciático, un encuentro. Un salir afuera para volver a entrar: aprender de la intemperie, si es que algo se puede aprender”.
El actor, director y dramaturgo argentino Gustavo Bendersky impartió también en esta ciudad los días 25 y 27 de septiembre el Taller de educación por el arte, en la Secretaría de Educación.
Es interesante ver como con propuestas teatrales de buen nivel se puede acercar a los jóvenes a la literatura, pero no a cualquier tipo de literatura, sino a los libros que constituyen una identidad nacional dentro de ciertos entornos. Hay que señalar que “Don Segundo Sombra” constituye una de las más prominentes muestras de la novela nacional argentina del siglo XX.
Interpretado por el actor argentino Gustavo Bendersky y bajo la dirección de Ignacio Koornstra, este espectáculo didáctico de reflexión sobre la identidad tuvo lugar en la sala uno de la Secretaría de Educación.
El espectáculo tiene como eje temático el tema de la identidad desde el contexto argentino de la figura del gaucho, Bendresky no pretende hacer un juicio único sobre el tema, sino exponer al espectador la naturaleza del mismo. Desde el principio, el actor nos plantea la dinámica que regirá la representación, ya que de manera casi casual pregunta al auditorio sobre lo que significa estar afuera y adentro de… como analogía de estar dentro y fuera de nosotros mismos y fuera y adentro de un territorio que puede a su vez delimitar la identidad.
Fabio Cáceres es un muchacho huérfano que vive con sus tías y que decide seguir a Don Segundo Sombra para hacerse hombre viviendo como un gaucho cabal, la historia es la evolución tanto física como espiritual de Fabio quien vive al lado de la taciturna figura de Don Segundo Sombra diversas situaciones que lo van formando como el hombre que al final de la historia termina por ser.
La obra presentada el pasado domingo se erige en un gran nivel de síntesis de la novela ya señalada para hablarnos de la identidad. Al final Fabio recibe una inesperada herencia, una fortuna considerable que lo sitúa en otra identidad que está fuera de lo que ha vivido.
Bendersky en ese mismo tenor, también entra y sale de sus personajes, con rupturas llevadas al plano del distanciamiento, Bendersky interpela al público sobre lo que pasa en escena.
El trabajo actoral nos muestra una depurada preparación física del histrión argentino, un trabajo dinámico que fue apoyado con algunos elementos que hizo recrear la vida del campo. Sin embargo, hay que señalar que la convención juega un papel fundamental en este trabajo que se aleja de cualquier canon realista, un tronco y un sombrero nos hacen ver la figura de Don Segundo Sombra y lo simbólico del manejo de los elementos nos dibujó perfectamente las situaciones y los personajes.
El trabajo de musicalización es fundamental ya que apoya al actor para hacernos el recorrido de casi toda una vida en una secuencia de muy breves minutos y así no estancarse en contarnos todos los pasajes de la novela.
La síntesis argumental señala “Aquí en el teatro, un tipo de la ciudad cuenta una historia del campo. Pero lo que se ve en primer plano no es el campo. Aquí bajo techo, la gente sueña con la intemperie ¿o no?”
“Afuera” relata algunos fragmentos de “Don Segundo Sombra”, la novela de Ricardo Güiraldes; pero la historia de Don Segundo Sombra no es su historia. Es la historia de un joven echado al olvido, arreglándoselas desarropado y afiebradamente para emprender un viaje.
“Un recorrido iniciático, un encuentro. Un salir afuera para volver a entrar: aprender de la intemperie, si es que algo se puede aprender”.
El actor, director y dramaturgo argentino Gustavo Bendersky impartió también en esta ciudad los días 25 y 27 de septiembre el Taller de educación por el arte, en la Secretaría de Educación.
Es interesante ver como con propuestas teatrales de buen nivel se puede acercar a los jóvenes a la literatura, pero no a cualquier tipo de literatura, sino a los libros que constituyen una identidad nacional dentro de ciertos entornos. Hay que señalar que “Don Segundo Sombra” constituye una de las más prominentes muestras de la novela nacional argentina del siglo XX.
El juez pequeño: Sobre la dramaturgia necesaria
Escribir, dirigir o acercar al joven público al teatro es una tarea difícil, ya que hay que hacerlo con obras que los seduzcan, los inciten a imaginar, pero sobre todo obras en que no los traten como tontos sino como personas que imaginan y debaten ideas.
Hoy quisiera hablar de la obra “El juez pequeño” de Alberto Lomnitz, la cual viene incluida en la antología “Teatro en el aula”, editada por la SEP en la colección “Astrolabio” de los Libros del Rincón. En ese mismo libro también se incluyen obras de Bertha Hiriart, Perla Szuchmacher, Rodolfo Castro, Mariana Lecuona, Mauricio Galaz, Alfonso Borbolla y Emilio Savinni.
“El juez pequeño” es una obra que está pensada para grupos escolares, al menos son 40 personajes que aparecen en escena, mismos que pueden disminuir o aumentar según las condiciones del grupo con el que se trabaja, ya que como hemos señalado es un juguete escénico ideal para trabajar en el aula y de ahí mostrarlo al público.
La acción se sitúa en el tribunal mayor para casos menores, donde encontramos a un anunciador, un fiscal, un defensor:
“Anunciador: Y ahora les pido a todos se pongan de pie para la entrada de su pequeñez, ¡el juez!”.
En el juicio nos encontramos con el caso de dos hermanos peleoneros, un pleito de apariencia simple, pero conforme se va narrando, vemos que ese pleito entre hermanos ha causado incluso la fractura familiar, por lo mismo no puede ser juzgado en ese tribunal como ya dijimos, sólo se encarga de casos menores, lo mismo pasa cuando se presenta el caso de un niño torturador de animales.
Aparentemente no hay ningún caso sencillo que juzgar, pero es entonces que se ventila el caso de Oscar e Iris. Oscar es acusado de haberle quitado su paleta a Iris ,además de arrojarla al suelo. El fiscal de inmediato quiere sentenciar a Oscar, pero el abogado defensor ejemplifica a través de un cuento que si se conoce sólo una parte de la cosa es imposible acceder a la verdad.
De ahí que se decida para llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de la paleta, es entonces que tenemos un desfile de testigos sobre el caso, desde la propia paleta, hasta el fabricante, el vendedor, la hermana de Iris (dueña de la paleta y a quien Iris se la arrebató en primera instancia), una hormiga que presenció el aparente ilícito, hasta un reloj, un antepasado revolucionario de Oscar e incluso una astróloga que lleva como testigo a los planetas para demostrar que la posición de los astros fue el culpable de los impulsos de Oscar.
Entre tanto testigos se llega a la conclusión de que sólo los involucrados en el problema pueden resolverlo, y que la realidad en sí misma es demasiado subjetiva y depende mucho del punto de vista desde donde se mira.
“DEFENSOR: Sí, su pequeñez. Hemos aprendido que nada es sencillo. Que toda historia se puede ver desde muchos puntos de vista y que todo puede ser significativo a la hora de juzgar.
FISCAL: Pues…yo estoy de acuerdo con eso. Pero también hemos aprendido que saber todo es imposible, porque el todo no tiene fin. No acabaríamos nunca.
DEFENSOR: Pues…yo también estoy de acuerdo con eso”.
Alberto Lomnitz es director de teatro y dramaturgo, se dedica al teatro para jóvenes y es reconocido a nivel nacional por ese mismo trabajo. Fundó “Seña y verbo” que es una asociación que se dedica al teatro para sordos y le encanta hablar con sus colegas en lenguaje de señas.
Este libro es una recomendación para los ya no tan pequeños lectores, una dramaturgia necesaria, entretenida, pero sobre todo para disfrutar en un salón de clases.
Hoy quisiera hablar de la obra “El juez pequeño” de Alberto Lomnitz, la cual viene incluida en la antología “Teatro en el aula”, editada por la SEP en la colección “Astrolabio” de los Libros del Rincón. En ese mismo libro también se incluyen obras de Bertha Hiriart, Perla Szuchmacher, Rodolfo Castro, Mariana Lecuona, Mauricio Galaz, Alfonso Borbolla y Emilio Savinni.
“El juez pequeño” es una obra que está pensada para grupos escolares, al menos son 40 personajes que aparecen en escena, mismos que pueden disminuir o aumentar según las condiciones del grupo con el que se trabaja, ya que como hemos señalado es un juguete escénico ideal para trabajar en el aula y de ahí mostrarlo al público.
La acción se sitúa en el tribunal mayor para casos menores, donde encontramos a un anunciador, un fiscal, un defensor:
“Anunciador: Y ahora les pido a todos se pongan de pie para la entrada de su pequeñez, ¡el juez!”.
En el juicio nos encontramos con el caso de dos hermanos peleoneros, un pleito de apariencia simple, pero conforme se va narrando, vemos que ese pleito entre hermanos ha causado incluso la fractura familiar, por lo mismo no puede ser juzgado en ese tribunal como ya dijimos, sólo se encarga de casos menores, lo mismo pasa cuando se presenta el caso de un niño torturador de animales.
Aparentemente no hay ningún caso sencillo que juzgar, pero es entonces que se ventila el caso de Oscar e Iris. Oscar es acusado de haberle quitado su paleta a Iris ,además de arrojarla al suelo. El fiscal de inmediato quiere sentenciar a Oscar, pero el abogado defensor ejemplifica a través de un cuento que si se conoce sólo una parte de la cosa es imposible acceder a la verdad.
De ahí que se decida para llegar hasta las últimas consecuencias en el caso de la paleta, es entonces que tenemos un desfile de testigos sobre el caso, desde la propia paleta, hasta el fabricante, el vendedor, la hermana de Iris (dueña de la paleta y a quien Iris se la arrebató en primera instancia), una hormiga que presenció el aparente ilícito, hasta un reloj, un antepasado revolucionario de Oscar e incluso una astróloga que lleva como testigo a los planetas para demostrar que la posición de los astros fue el culpable de los impulsos de Oscar.
Entre tanto testigos se llega a la conclusión de que sólo los involucrados en el problema pueden resolverlo, y que la realidad en sí misma es demasiado subjetiva y depende mucho del punto de vista desde donde se mira.
“DEFENSOR: Sí, su pequeñez. Hemos aprendido que nada es sencillo. Que toda historia se puede ver desde muchos puntos de vista y que todo puede ser significativo a la hora de juzgar.
FISCAL: Pues…yo estoy de acuerdo con eso. Pero también hemos aprendido que saber todo es imposible, porque el todo no tiene fin. No acabaríamos nunca.
DEFENSOR: Pues…yo también estoy de acuerdo con eso”.
Alberto Lomnitz es director de teatro y dramaturgo, se dedica al teatro para jóvenes y es reconocido a nivel nacional por ese mismo trabajo. Fundó “Seña y verbo” que es una asociación que se dedica al teatro para sordos y le encanta hablar con sus colegas en lenguaje de señas.
Este libro es una recomendación para los ya no tan pequeños lectores, una dramaturgia necesaria, entretenida, pero sobre todo para disfrutar en un salón de clases.
Hablando de Harry Potter: Literatura para niños y jóvenes
Publicado por primera vez en español en el año 2000, pero que vio la luz en 1997 cuando se hizo en el Reino Unido, Harry Potter se convirtió rápidamente en uno de los fenómenos más importantes de la historia de la literatura para niños y jóvenes de la actualidad.
Escrita por la británica J.K. Rowling, esta historia consta de siete tomos; el último volumen se publicó en el 2009, y además del éxito editorial que obtuvo, se han realizado películas, audio, libros, videojuegos y hasta un parque de diversiones temático sobre esta saga.
Harry Potter ha sido criticado por muchos como un fenómeno mediático y algunos han dicho que carece de valor literario, pero la cantidad millonaria de lectores (niños, jóvenes y adultos) es un hecho sintomático que nos refiere a que la obra es algo más que simple charlatanería literaria.
La obra nos sitúa en el mundo de la magia, y al igual que en todas las ficciones de aventuras, tenemos a personajes que luchan por el bien y el mal, y un protagonista ha sido erigido como el “elegido” para salvar su mundo de las fuerzas oscuras. Además de las fáciles analogías que encontramos en sagas como “Dune”, “La guerra de las galaxias” e incluso “Superman”, la pluma de Rowling tiene el extra de atrapar tomo a tomo al lector hasta exigirse completar toda la historia.
También hay que señalar que la autora puso a su potencial lector a seguirle la pista con su obra, hubo niños de 11 años que la leyeron y la fueron siguiendo conforme la saga avanzaba. A lo largo de siete años el lector siguió a la autora y creció con ella. Esto no es fácil para ningún escritor. Hubo niños que crecieron al igual que el personaje (en edad) y otros que año con año esperaban impacientes la siguiente entrega.
Aunque hay que señalar que la vida literaria no empieza ni termina con Harry Potter, sino que hay millares de libros con cualidades diferentes pero cuyos mundos son igual de atractivos. Digo esto por la renuencia de algunos lectores que no sueltan el libro y se niegan a leer algo más que eso, lo que es una limitante y a la vez una actitud cerrada de la actividad lectora.
No me parece adecuado ahondar en este texto sobre toda la historia de la saga que para muchos es bastante conocida. Pero en resumen, Harry Potter es un niño huérfano cuyos padres fueron asesinados por el mago más malvado de la historia, y como único sobreviviente de esa matanza familiar sólo él es capaz de hacerle frente a Lord Voldemort y restablecer el orden del mundo mágico.
Criado en un hogar no mágico, Harry Potter descubre a los 11 años que es un mago y es aceptado en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería que es dirigido por Albus Dumbledore, legendario brujo que no está de acuerdo con el desprecio que algunos magos tienen en contra de los “mugles” (personas no mágicas) y que ha desatado la lucha en la comunidad, ya que los magos quieren eliminarlos al tomarlos como personas insignificantes.
A su vez asistimos a un duelo por la limpieza de la sangre (ser mago de sangre pura o mestiza), una cuestión racista que se debate a lo largo de la obra para establecer un mundo mágico con igualdad de derechos.
La obra nos habla del autosacrificio para un bien común, de la capacidad de elección que la mayoría del mundo tiene para matar o no hacerlo a pesar de las adversidades, de la amistad y de las elecciones que guían nuestro andar por la vida.
Francisco Hinojosa, uno de los escritores mexicanos más representativos que escribe para los niños y jóvenes, le responde a un lector cuando éste le pegunta su opinión sobre Harry Potter: “A mí me gusta. Creo que ha convertido a la lectura a muchos millones de niños, jóvenes y adultos.
Eso es suficiente para agradecerle a la escritora. El éxito editorial se debe a que los niños lo adoptaron, no a una campaña maquiavélica que lo impulsó”.
Podríamos hablar extensamente de esta obra y su repercusión en el mundo literario, pero sólo quería expresar aquí algunas observaciones sobre este tema, partiendo de la generación de lectores que provocó su aparición.
Escrita por la británica J.K. Rowling, esta historia consta de siete tomos; el último volumen se publicó en el 2009, y además del éxito editorial que obtuvo, se han realizado películas, audio, libros, videojuegos y hasta un parque de diversiones temático sobre esta saga.
Harry Potter ha sido criticado por muchos como un fenómeno mediático y algunos han dicho que carece de valor literario, pero la cantidad millonaria de lectores (niños, jóvenes y adultos) es un hecho sintomático que nos refiere a que la obra es algo más que simple charlatanería literaria.
La obra nos sitúa en el mundo de la magia, y al igual que en todas las ficciones de aventuras, tenemos a personajes que luchan por el bien y el mal, y un protagonista ha sido erigido como el “elegido” para salvar su mundo de las fuerzas oscuras. Además de las fáciles analogías que encontramos en sagas como “Dune”, “La guerra de las galaxias” e incluso “Superman”, la pluma de Rowling tiene el extra de atrapar tomo a tomo al lector hasta exigirse completar toda la historia.
También hay que señalar que la autora puso a su potencial lector a seguirle la pista con su obra, hubo niños de 11 años que la leyeron y la fueron siguiendo conforme la saga avanzaba. A lo largo de siete años el lector siguió a la autora y creció con ella. Esto no es fácil para ningún escritor. Hubo niños que crecieron al igual que el personaje (en edad) y otros que año con año esperaban impacientes la siguiente entrega.
Aunque hay que señalar que la vida literaria no empieza ni termina con Harry Potter, sino que hay millares de libros con cualidades diferentes pero cuyos mundos son igual de atractivos. Digo esto por la renuencia de algunos lectores que no sueltan el libro y se niegan a leer algo más que eso, lo que es una limitante y a la vez una actitud cerrada de la actividad lectora.
No me parece adecuado ahondar en este texto sobre toda la historia de la saga que para muchos es bastante conocida. Pero en resumen, Harry Potter es un niño huérfano cuyos padres fueron asesinados por el mago más malvado de la historia, y como único sobreviviente de esa matanza familiar sólo él es capaz de hacerle frente a Lord Voldemort y restablecer el orden del mundo mágico.
Criado en un hogar no mágico, Harry Potter descubre a los 11 años que es un mago y es aceptado en el Colegio Hogwarts de magia y hechicería que es dirigido por Albus Dumbledore, legendario brujo que no está de acuerdo con el desprecio que algunos magos tienen en contra de los “mugles” (personas no mágicas) y que ha desatado la lucha en la comunidad, ya que los magos quieren eliminarlos al tomarlos como personas insignificantes.
A su vez asistimos a un duelo por la limpieza de la sangre (ser mago de sangre pura o mestiza), una cuestión racista que se debate a lo largo de la obra para establecer un mundo mágico con igualdad de derechos.
La obra nos habla del autosacrificio para un bien común, de la capacidad de elección que la mayoría del mundo tiene para matar o no hacerlo a pesar de las adversidades, de la amistad y de las elecciones que guían nuestro andar por la vida.
Francisco Hinojosa, uno de los escritores mexicanos más representativos que escribe para los niños y jóvenes, le responde a un lector cuando éste le pegunta su opinión sobre Harry Potter: “A mí me gusta. Creo que ha convertido a la lectura a muchos millones de niños, jóvenes y adultos.
Eso es suficiente para agradecerle a la escritora. El éxito editorial se debe a que los niños lo adoptaron, no a una campaña maquiavélica que lo impulsó”.
Podríamos hablar extensamente de esta obra y su repercusión en el mundo literario, pero sólo quería expresar aquí algunas observaciones sobre este tema, partiendo de la generación de lectores que provocó su aparición.
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