sábado, 31 de diciembre de 2011

Los fantasmas de la Navidad: Apuntes de un escribidor


Esta noche llegaron los fantasmas, no los que Dickens creó en su célebre cuento, sino los fantasmas de los que se fueron, los que no nos acompañaron en este presente incierto. Espero que todos ellos estén bien, que nos sigan esperando con los brazos abiertos como lo están las puertas de la conciliación y la armonía, así como las puertas de la memoria. Espero que no nos reprochen el que los hayamos decepcionado o el que podamos hacerlo.
Llegaron hoy y rodearon la mesa, estuvieron aparte, pero junto a nosotros, a nuestro lado, intactos en el recuerdo, partícipes de nuestros sueños futuros, de nuevos proyectos, porque lo que hace a un hombre un ser creativo (un hacedor) es que, efectivamente, tiene proyectos.
Podríamos decir que así como nacemos morimos, pero muchas veces es imposible comprender por qué otros se van y por qué otros se quedan, pero así pasa y antes de llegar a entenderlo, de tener conciencia plena, ya esteramos del otro lado, siendo también recuerdo. Podemos entender fenómenos lingüísticos, naturales, sociales, pero es muy difícil llegar a entender fenómenos que afectan nuestra parte más humana: como aquel agujero en el estómago que sentí al ver caer una estrella fugaz ese 21 de noviembre de 2010. Cosas de esa índole, que algunos argumentan tiene que ver con lo sentimental y que, a veces, parece ser el sentir de otro que así mismo se piensa.
Hoy es una noche en que se celebra una fiesta, hoy es una noche que se dice debe de servirnos de reflexión ante lo que se ha hecho o se ha omitido. Aunque todas las celebraciones me suenan a ese recordatorio permanente, he de decir que no tengo la costumbre de felicitar a la gente con la que comparto cosas importantes de mi vida o la que de algún modo forma parte de ella, no porque eso signifique desinterés, sino porque estoy seguro que la mejor forma de celebrar las cosas es a partir de una mirada a los ojos del otro, más que con simples palabras formales.
Hoy llegaron los fantasmas a visitarme, tocaron la puerta y fueron parte de la mesa, siempre aparto tres lugares para ellos, aunque no quieran sentarse, porque me recuerdan que aún hoy la vida sigue infaliblemente su curso, porque me hacen sentir vivo y con ganas de no sentarme a llorar, porque me hacen valorar lo que ante mis ojos se presenta y me hacen sentir que en esta Navidad aún existen la fraternidad y la compañía.

viernes, 30 de diciembre de 2011

La princesa y el pirata: Literatura para niños y jóvenes


El Fondo de Cultura Económica, a través de su colección “A la orilla del viento”, la cual está dedicada al público infantil y juvenil, editó en 1991 el libro “La Princesa y el Pirata”, de Alfredo Gómez Cerdá, con ilustraciones de Teo Puebla.
Antes de entrar a esta aventura, los autores nos hablan de su perspectiva como creadores, misma que puede atrapar tanto al niño como al adulto, ya que señalan: “Los autores de este libro no somos niños. Somos personas mayores, al menos eso dicen los demás. Nosotros no estamos muy seguros. Uno, escribe. Otro, pinta. Los dos, en algún momento de nuestra vida y en algún momento de nuestro trabajo nos encontramos con los niños, con el mundo de los niños. A ese mundo nos dejamos caer, entusiasmados, quizás porque no habíamos salido por completo de él. A los niños hemos dedicado gran parte de nuestra obra, tal vez la parte más importante. A pesar de ello, ahora, en este momento, sentimos la necesidad de dedicar expresamente este libro a los niños, a todos los niños, incluso a los que jamás lo leerán, hasta a los que jamás tendrán la oportunidad de leer un libro. A todos. A todos ustedes”.
Este libro nos cuenta la historia de la princesa Filomena, quien vive en una torre. La princesa Filomena canta desde lo alto de su ventana mientras se peina, es tanta su belleza que a lo largo de la historia vemos desfilar a los príncipes de los cuentos de hadas, quienes tienen prisa por ir a salvar a la protagonista de su respectivo cuento. Vemos, por ejemplo, al príncipe que va a darle el beso a Blancanieves para que despierte, al que va en busca de su amada llevando consigo una zapatilla que olvidó en la fiesta, al príncipe valiente, por mencionar algunos. Estos príncipes, a pesar de su prisa, quedan maravillados por la belleza de esta otra princesa, que le piden a Filomena permiso para entrar a su torre, ella se niega. No es hasta que Filomena conoce a un pirata que se cautiva ante esta visión, al grado que surge la posibilidad de que la princesa Filomena pueda vivir fuera de su propio cuento.
Este es un anticuento para niños, en el cual las princesas no necesariamente están interesadas en los príncipes, pero también es un cuento que nos muestra que nada está establecido, sino que cada personaje construye su propio destino, una recomendación para estas vacaciones escolares. Si usted quiere leer este libro en forma gratuita, puede acudir a la biblioteca pública “Manuel Cepeda Peraza”, la cual está ubicada en la calle 55 por 62. No deje pasar esta oportunidad.
Alfredo Gómez Cerdá es licenciado en filología española, es un escritor madrileño nacido en 1951. Sintió atracción por la literatura desde pequeño. Leer le transportaba desde de su barrio, gris y anodino, a lugares increíbles, con paisajes fascinantes y seres humanos muy diferentes a los que había conocido hasta entonces. Al mismo tiempo descubrió que escribir le permitía expresar sus ideas y comunicarse con los demás. Decidió muy pronto que los libros le acompañarían siempre. Aunque dio sus primeros pasos hacia el teatro, es más conocido por sus obras para el público infantil y juvenil, entre los que se ha convertido en uno de los autores de referencia. En 1982 ganó su primer premio al obtener el segundo puesto del Premio Barco de Vapor, que ganaría en 1989. Alfredo Gómez Cerdá ha publicado más de 80 libros, ha escrito varios guiones para cómic, ha colaborado en prensa y en revistas especializadas y ha participado en numerosas actividades relacionadas con la literatura infantil y juvenil. Muchos de sus libros han sido reconocidos con prestigiosos galardones, dentro y fuera de Europa. Sus obras han sido publicadas en varios países de Europa (Francia, Italia, Portugal, Alemania, Dinamarca), en América (Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Perú, Argentina) y en Asia (Líbano, China, Corea).
Teo Puebla. Nace en Puebla de Montealbán (Toledo). De formación autodidacta, su obra pictórica aparece por primera vez al público en 1980. Su obra se encuentra en instituciones y colecciones privadas de España, Japón, Francia, Bélgica, Alemania, Estados Unidos y Dinamarca. Ha ilustrado libros para niños y jóvenes en colaboración con diversos autores.

De la ignorancia legitimada al pánico mediatizado: Apuntes de un escribidor

Si se critica a Peña Nieto por cometer el error de no saber (ni apenitas siquiera) el precio de la canasta básica y la tortilla, se dice que la magnificación de esos errores forma parte de una campaña negra (o una guerra sucia) en su contra, orquestada por los enemigos políticos que temen en la unidad de su partido. Incluso se emiten programas televisivos que hablan del “bullying” que sufren los “artistas” de la tele en las redes sociales por las pifias que han cometido y en donde se pone en manifiesto su escaso nivel intelectual, el mensaje es claro: el dolor de las “estrellas” televisivas al ser expuestas es tan grande que no se compara con la alta tasa de suicidio por el bullying escolar o el acoso gubernamental y del crimen organizado en contra de los activistas sociales.
Sucede lo contrario con AMLO, confunde el precio del metro y eso es usado como prueba de que se trata de un político ignorante e insensible, ocupa titulares en los noticieros televisivos y en el colmo del descaro el Cordero de Calderón, y precandidato por el PAN (el que dijo que se podía vivir con 6,000 pesos al mes), dijo que no debe sorprender demasiado ese comentario, pues AMLO piensa que el país se detuvo hace varios años “y que las cosas no han cambiado desde hace varios años, entre ellas, el costo de un pasaje del metro”.
Lo que no dijo Cordero es que efectivamente el país ha cambiado en los últimos 10 años que su partido ha estado en el gobierno, y ha cambiado tanto que no es posible hablar del precio de la gasolina ya que aumenta en periodos cortos de tiempo, el salario mínimo no es capaz de cubrir las necesidades básicas para que la población pueda vivir con dignidad. Esos cambios a los que se refiere Cordero nos dicen lo poco que le importa al funcionario esto y lo mucho que le importa las pifias de AMLO.
Por otra parte, tomarse a Cordero en serio sería menospreciar al electorado, ya que la única forma de que una mayoría pueda volver a votar por el PAN es que la estrategia de Vázquez Mota funcione, ya que ha contratado a Antonio Solá, el “cerebro de la campaña de odio” que llevó a Calderón a la silla presidencial y a quien le interesa el dinero más que el orden social de los países. Sólo falta que las televisoras se lo permitan porque desde hace tiempo es visible que su candidato es Peña Nieto, ya que insisten en convertirlo en mártir y víctima de bullying (no de su ignorancia).
A pesar de la defensa de las televisoras, representantes de alto vuelo del arte nacional, como Enrique Krauze, Carlos Fuentes y Jesusa Rodríguez han criticado la frivolidad de Peña Nieto, aunque creo pertinente reproducir las palabras del gran escritor José Emilio Pacheco, respecto al tema, quien señala: “Creo que si no lee, no puede tener lenguaje; si no tiene lenguaje no puede pensar y no puede pensar en los problemas de este país. No quisiera ensañarme con ningún caído, pero me parece una absoluta y auténtica tragedia no de este señor, sino de México”.
Hacer a un lado la cultura y al arte y relegarlo al simple entretenimiento y a la simulación, ha hecho que este país se crea todas las mentiras de la televisión, ha hecho endeble al ciudadano contra ese monstruo llamado TV, que hizo creer en el 2006 que AMLO era un peligro para México y que quiere hacer creer ahora que Peña Nieto es un mártir, víctima de una guerra sucia. Habría entonces que encontrar la defensa contra la ignorancia, contra la simulación, habría que ser autocríticos y también lectores.

Los porqués de un Estado laico: Apuntes de un escribidor

Todo hombre tiene derecho a creer en algo o más bien todo hombre cree en algo, cree y crea una fuerza superior a la que recurre en sus momentos de desesperación, alegría y soledad. Aunque en el principio de los tiempos o más bien en la era Paleolítica el hombre no tenía una conexión directa con los dioses, podríamos decir que no creían en la vida más allá de la muerte, sino sólo en la sobrevivencia inmediata a través de la cacería.
No es hasta cuando llega la cultura del agricultor y el ganadero que el hombre cae en la cuenta de que su destino depende de fuerzas inteligentes, al saber que sus fuentes de alimentación dependen de la lluvia, la sequía, la luz del sol, el rayo, el granizo, la peste, de la abundancia o escasez de los animales cazados. Entonces considera que hay dos clases de fuerzas (malignas y benignas) que se encargan de ayudarlo o castigarlo, y nace con ello la idea de lo misterioso, de lo desconocido y de lo sobrehumano.
Ha nacido otra fe, que tiene que ver con la vida después de la muerte (el culto a los muertos) y también con las bendiciones que tenemos que recibir de esas fuerzas sobrenaturales durante la vida; este nacimiento trajo consigo la necesidad de rendir culto a los símbolos sagrados, a los amuletos, monumentos funerarios y a la realización de oblaciones y ofrendas votivas.
Mucho tiempo después, los cristianos impusieron el monoteísmo en un imperio y con ello se aseguró que los beneficios que recibiría la fe de los hombres (la cual se traducía en bienes materiales) pasara a manos de un solo grupo que pregonaba que la división entre millones de pobres y unos cuantos ricos era voluntad de Dios, así que tendrían que soportar valientemente su destino, con resignación.
A lo largo de la historia, podemos ver cómo las revoluciones significaron un reacomodo de poder. Los pobres, la clase media se encargaba de pagar con su trabajo a la monarquía y a la Iglesia, quienes acumulaban capital sin realizar un trabajo duro; conforme la historia fue avanzando y las guerras se fueron haciendo más cruentas, la burguesía logró tener un lugar como recaudador de los bienes obtenidos con la mano de obra de los trabajadores. Así, el hombre tenía que pagar tributos a la monarquía, a la Iglesia y a los burgueses que se hacían llamar el Estado.
La monarquía y la Iglesia fueron perdiendo poder en algunas naciones, en algunos continentes, esto gracias a la ilustración, al logocentrismo, al racionalismo, al comunismo, que en buena medida mostraban el grado de control que había creado la Iglesia en el pensamiento humano, en el cual el miedo y el chantaje de una condena por toda la eternidad habían sido el arma que doblegaba la conciencia humana. Había jugado la Iglesia con uno de los mayores temores del hombre: la vida después de la muerte.
Hay que señalar que en la época cuando la Iglesia tuvo el poder absoluto, se realizó una persecución contra las formas de pensar distintas, cuyos autores fueron condenados a muerte, formas de pensar y de actuar tanto en el ámbito público como privado. Una época de terror que pudo corroborarse en aquella famosa exposición que visitó hace ya varios años nuestra ciudad, la cual llevaba como título: “Instrumentos de tortura y pena capital”.
Pero no hay que decir que en las filas de la Iglesia no han existido o existen hombres y mujeres comprometidos con las causas sociales y el apoyo a los marginados, como el Padre Solalinde y su trabajo con los indocumentados o el Padre Lugo y su trabajo con los enfermos de V.I.H.
Pero hay que decir que esto es una minoría y que supera los casos de pedofilia y abuso psicológico sistemático contra niños y jóvenes que se han registrado a lo largo de la historia. Porque es claro que las autoridades de la Iglesia viven con lujos que no corresponden a lo que Jesucristo señaló, según los Evangelios; también es claro que no les interesa ayudar a los millones de pobres porque sus bondades son para los potentados, como Fox y Peña Nieto, quienes, gracias a su poder político, pudieron lograr casarse de nuevo con sus actuales parejas.
Ahora la ley puede cambiar, la Iglesia quiere más poder del que ahora tiene, quiere recuperar privilegios perdidos, quiere cobrar la factura a los políticos que ha servido, quiere ahogar aún más al ciudadano, al que seguramente satanizará por no creer en su marcada intolerancia derechista. Porque esto no tiene que ver con la fe sino con el poder, lo que no significa que haya que dejar de creer en lo que se cree, sino creer que se puede evitar un golpe más a este lacerado país.

La llamada de Sosu: Literatura para niños y jóvenes


El Programa Nacional de Lectura, la editorial Zendrera Zariquiey y la Secretaría de Educación Pública, a través de “Los libros del rincón” en su colección “Pasos de luna”, coeditaron en el año 2003 el libro “La llamada de Sosu”, escrito e ilustrado por Meshack Asare.
“La llamada de Sosu” se desarrolla en una estrecha franja de tierra, entre el mar y una laguna, donde hay un pequeño pueblo en el que vive Sosu y su familia. Sosu es un niño que vive en el pueblo, pero no es un niño más del pueblo, el hecho que no pueda caminar lo ha aislado de la población. Su familia lo quiere mucho, pero hay cierta intolerancia por parte de algunas personas del pueblo, que hacen entristecer a Sosu:
“Pero un día, mientras pescaba con Pa en la laguna, dos hombres de mirada severa se acercaron y dijeron: No creemos que sea inteligente que traigas a ese niño tuyo aquí; ya es suficientemente malo tener niños como él en el pueblo. No creemos que el espíritu de la laguna esté contento de tenerlo también aquí sentado. Pensamos que debes mantenerlo en tu choza”.
Sosu se queda solo en casa, mientras sus hermanos van la escuela y los hombres y las mujeres salen a trabajar, pero él se entretiene con su perro o preparándole la comida a sus hermanos, aunque eso no alegra del todo el espíritu de Sosu:
“Algo que también le gustaba hacer era preparar la comida para Fafa y Bubu, y tenerla lista para cuando ellos llegaran de la escuela. Eso significaba que mamá tenía que organizárselo todo. A veces, mientras comían, ellos le contaban todas las cosas que habían aprendido en el colegio. Así fue como él también aprendió a leer y a escribir, casi tan bien como ellos. Sin embargo, cuando en las tardes todos estaban en casa, la vida era muy distinta. Entonces parecía como si aquellos con buenas piernas fueran los únicos que podían hacerlo todo; el podría haber sido un recién nacido, o un fantasma que debía ser servido por todos”.
Un día, el mar furioso reclamó al poblado un trozo de tierra. Sosu supo que algo tenía que hacer, y rápido alertar a todos. Hazaña arriesgada, más aún para alguien que sólo había visto el mundo desde dentro de su casa. Sosu con ayuda de su perro vivirá una aventura que cambiará su vida y que nos enseñará como la mayor limitante de los hombres son los prejuicios.
Este es un texto para niños y jóvenes, narrado desde una poética en donde la naturaleza tiene tanta vida, que los hombres que viven en esta población pueden convivir con ella, aún creen en su bondad. También nos muestra las posibilidades que paradójicamente nos dan las imposibilidades físicas, la discapacidad no es presentada de forma burda, de tal manera que no son mostradas desde un punto de vista que cause lástima, sino que el niño podrá estar en la posibilidad de ver literariamente cómo se siente el otro ante sus incapacidades motrices.
Un libro que nos puede ayudar a ver la intolerancia que consciente o inconscientemente tenemos para con los otros y el cual puede consultar en la biblioteca del Centro Estatal de Bellas de Artes.
Meshack Asare nació en 1945 en Ghana. Estudió Bellas Artes en Kumasi y fue profesor en Ghana entre 1967 y 1979. Durante este período estudió Psicología de la Educación en la Universidad de Wisconsin.
Su primera publicación fue el libro Ghana Welcomes you (Ghana os da la bienvenida, 1968). Después ilustró más libros, como Tawia Goes to Sea (Tawia va al mar, 1970), que fue considerado por la UNESCO “El mejor libro ilustrado de “África”. Escritor e ilustrador, entre otras distinciones importantes que ha recibido, se encuentra la de este libro (“La llamada de Sosu”) por parte de la UNESCO: Premio de Literatura Infantil y Juvenil a la Tolerancia en 1999.